martes, 24 de diciembre de 2013

LA LEYENDA DE LA CAPILLA DE SAN CIRIACO

José María Ibáñez

Jaime I cedió todos los derechos de la conquista de Ibiza y Formentera a Guillém de Montgrí, arzobispo de Tarragona, y una vez conquistadas gestionarlas como feudatario suyo. A continuación el arzobispo de Tarragona se asoció con Nuño Sans, conde del Rosellón y con el infante Pedro de Portugal, firmando un acuerdo mediante el cual se repartirían ambas islas proporcionalmente al número de combatientes aportados por cada uno de ellos.

Por tanto, una vez conquistadas ambas islas y siguiendo las disposiciones pactadas con anterioridad, cada una de las islas quedó dividida en cuatro partes (cuarteradas); dos para el arzobispo de Tarragona, Guillém de Montgrí, que había aportado las mitad de los efectivos, una para el conde del Rosellón, Nuño Sans, por la aportación de un cuarto de los mismos y otra para el infante Pedro de Portugal, por la restante cuarta parte de los contingentes.


Capilla de San Ciriaco
(Foto: minube.com)
Sobre la conquista de Ibiza, el 8 de agosto de 1235, cuenta la leyenda que las tropas cristianas consiguieron introducirse en una ciudad inexpugnable; debido a sus altas murallas y a su emplazamiento estratégico, gracias a una disputa entre el jeque musulmán y su hermano por una de las favoritas del harén, provocando que éste último revelase la entrada secreta subterránea a las tropas invasoras.

La Capella de Sant Ciriac está situada en la calle del mismo nombre, una vía estrecha, empedrada y algo empinada, muy cerca del Convent de les Monges Tancades; un pequeño oratorio de devoción popular construida por el Ayuntamiento de Ibiza en 1754, en honor de San Ciriaco, patrono de la ciudad desde 1650, cuya festividad, el 8 de agosto, coincide con la celebración de la conquista cristiana de 1235.

Cada año con motivo de la festividad de Sant Ciriac, uno de los actos que se celebran consiste en la visita de las autoridades de la isla a la capilla; antes del acto institucional frente a la estatua yacente de Guillém de Montgrí, en la Plaza del Ayuntamiento.

Cuenta la tradición que aquel día del verano de 1235, el primer soldado cristiano que entró en Ibiza lo hizo a través de un pasadizo. El acceso al pasadizo subterráneo está bajo el altar de la Capilla de San Ciriaco.

Nos cuentan que no hace demasiado tiempo y con motivo de los trabajos de restauración que se efectuaron en la capilla; saneamiento del pavimento, raspado del óxido de la verja de entrada y limpieza del mobiliario, se colocó un cristal en sustitución de los azulejos que cubrían al acceso al túnel subterráneo, gracias al cual se puede visualizar la entrada del mismo.







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