jueves, 19 de diciembre de 2013

LA ENVENENADORA DE POLLENÇA

Teodoro Toro Gómez 
José María Ibáñez

Catalina Domingo Campins contaba 38 años de edad en el momento en que ocurrieron los hechos. Más conocida como "La Envenenadora de Pollença", fue acusada de provocar hace más de 45 años la muerte de cinco familiares, hijos incluidos, uno de ellos de tan solo dos años de edad. Esta trágica historia pudo esclarecerse gracias a una carta anónima remitida al juzgado en las que se hacía constar que varias de las víctimas habían estado al cuidado de Catalina. El veneno utilizado por la mujer fue una sustancia altamente tóxica adquirida en droguerías cercanas a su domicilio; que las víctimas ingirieron mezclada con leche de almendras u otras bebidas. Catalina Domingo fue condenada por la Audiencia Provincial de Palma en un juicio en el que el Ministerio Fiscal solicitaba de pena de muerte a treinta años de cárcel, al considerarla autora de los asesinatos. De las cinco muertes de las que presuntamente fue culpable, el Fiscal solo la acusó de la muerte de su tía Juana María Domingo. Solamente cumplió ocho años de prisión en Palma, Alcalá y Yeserías. La reducción de la pena impuesta fue debida a que se le concedieron tres indultos y dos reducciones especiales debido a su buen comportamiento.
Catalina Domingo Campins
(Foto: Archivo Teodoro Toro Gómez)

Catalina Domingo ocupa un lugar preferente en la Historia Negra de Mallorca, siendo tristemente conocida como "La Envenenadora de Pollença". Una carta anónima remitida a los Juzgados de Palma, donde constaba que las tres personas adultas fallecidas en extrañas circunstancias estaban al cuidado de Catalina, propició el inicio de las investigaciones por parte de la Policía, para comprobar la veracidad de lo expuesto en dicha misiva anónima.

DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS
El día 18 de septiembre de 1969, fallecía Juana María Domingo Bisquerra, madrina de Catalina, con la que convivía. El fallecimiento se produjo por un colapso debido a una gastroenteritis aguda. Días antes, la paciente había sufrido dolores intestinales, vómitos y diarreas, síntomas idénticos a los que se habían registrado en otros fallecimientos anteriores, entre ellos, el marido de Catalina, Pedro Coll Mestre y Luis Palmer Camps, esposo de Juana María, acaecidos los días 19 de enero y 5 de mayo de 1968 respectivamente. 

Ante la sospecha de un triple asesinato la autoridad judicial dispuso la exhumación de los cadáveres, la practica de las autopsias y la remisión de las vísceras al Instituto Anatómico Forense de Barcelona; a la búsqueda de algún vestigio de sustancias tóxicas. El dictamen final de dichos análisis indicaba que las muestras remitidas presentaban dosis elevadas de arsénico, por lo que se sospechó que las muertes fueron intencionadamente ocasionadas por una tercera persona. Los investigadores inspeccionaron las droguerías de Pollença; comprobando que en todas existían numerosos productos tóxicos en cuya fórmula química figuraba el arsénico sódico (para eliminar todo tipo de insectos) en cantidad suficiente para producir la muerte de una o varias personas.

Se da la circunstancia que las personas fallecidas habían sido atendidas por Catalina y en los tres casos, el cuadro clínico presentado por los fallecidos -vómitos, diarreas, fuertes dolores abdominales, deshidratación...) y otros síntomas, sin que los tratamientos clínicos aplicados dieran resultado, ya que todos ellos fallecieron aquejados de fuertes dolores abdominales. En el transcurso de las investigaciones los inspectores de la BIC (Brigada de Investigación Criminal) siguieron recibiendo otros anónimos, algunos de los cuales hacían referencia a las extrañas muertes de los dos hijos de corta edad y de la madre de ésta, Francisca Campins CerdáSe investigaron tales muertes conociéndose que el fallecimiento de ésta última se había producido por causa de "litiasis biliar", descartándose en este caso el parricidio debido a que padecía un cuadro clínico denominado "caminoma o metástasis abdominal". 

En cuanto a la muerte de sus hijos se dieron los siguientes resultados: Rafael Ángel Coll Domingo, de cuatro años de edad, la muerte le sobrevino a consecuencia de una "encefalitis"; pero se descubrieron circunstancias anómalas en un certificado expedido por el Hospital de Son Dureta donde había estado ingresado. El niño, antes de su muerte había presentado una "colitis aguda con diarreas, dolor abdominal difuso, fiebre de 38 grados, agitación y molestias en abdomen". A los cuatro días de haber sido dado de alta, volvió a ser ingresado presentando el mismo cuadro clínico agudizado, sufriendo además "parálisis respiratoria, vómitos y diarreas que le ocasionaron la muerte". En cuanto al fallecimiento de su hija, María Luisa Coll Domingo, de dos años de edad, acaecida en febrero de 1964, se apreció la misma sintomatología. Catalina Domingo al referirse a la muerte de sus hijos repetía constantemente que "éstos no podían vivir debido a que tenían el factor RH negativo".

VISTO PARA SENTENCIA
Los cargos que se presentaron contra ella fueron los del asesinato de su madrina Juana María Domingo; presunto parricidio de su marido Pedro Coll Mestre; supuesto asesinato de su tío Luis Palmer Camps y presunción de parricidio de sus hijos Rafael y María Luisa. Durante el tiempo en que se investigó su vida y su pasado Catalina contrajo segundas nupcias con un vecino de Pollença, con el que convivió después de salir de la cárcel. Fue una mujer de vida libertina y ejerció diversos trabajos: camarera de hotel, empleada de una pastelería, modista... Cometió distintos delitos contra la propiedad, sustrajo joyas e imputó a otras personas en delitos cometidos por ella misma, estando a punto de ceder a su hijo en adopción a una cuñada suya. Los motivos por los cuales se produjeron las muertes de los familiares de Catalina Domingo pudieron ser económicos para heredar los bienes de las víctimas, aunque este hecho nunca fue comprobado.
Hospital de Son Dureta
(Foto: pasajeros.es)

De las cinco muertes de las que presuntamente fue culpable, el Fiscal solo la acuso de la muerte de su tía Juana María Domingo. Solamente cumplió ocho años de cárcel en las penitenciarias de Palma, Alcalá y Yeserías. Las reducciones de la pena se debieron a tres indultos y dos reducciones especiales por su buen comportamiento.

EL QUE A HIERRO MATA A HIERRO MUERE
El día 28 de noviembre de 1986 el rotativo Última Hora se hacía eco de la siguiente noticia: "La envenenadora de Pollença muere en extrañas circunstancias. La policía investiga un posible envenenamiento (...) Catalina Domingo Campins, de 64 años de edad, calificada como la envenenadora de Pollença, falleció ayer en la Residencia Sanitaria de Son Dureta en extrañas circunstancias, especulándose con la posibilidad que su muerte podría ser causada, también, por un posible envenenamiento, aspecto que todavía no ha podido ser confirmado al no haberse realizado la autopsia del cadáver".

Después de su regreso a Mallorca, transcurridos ocho años en los distintos centros penitenciarios donde había permanecido recluida, la vida de Catalina fue muy dura. Sus vecinos, al principio, ni la saludaban, y tan solo tenía el consuelo de su segundo marido. La gente le daba la espalda y dudaba de su culpabilidad en los crímenes que presuntamente había cometido. Ella, a pesar de haberse declarado culpable en un principio, no cesaba de repetir que era inocente: "No temo a nada ni tengo por qué temer a nadie. La justicia no fue justa conmigo. Dios sabe que soy inocente. Él es justo y Él me juzgará".

Con la muerte de Catalina Domingo Campins (La Envenenadora de Pollença) queda archivado el expediente de uno de los casos más escalofriantes de las crónicas negras de Mallorca. Una serie de muertes de las que mucho se habló y mucho se escribió.

FUENTES CONSULTADAS:
*Archivo personal de Teodoro Toro Gómez
*Diario Última Hora
*Diario de Baleares
*Semanario El Caso


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