sábado, 31 de mayo de 2014

RAMÓN LLUL, EL GRAN INICIADO

Josep María Osma Bosch

Ramon Llull, latinizado Raimundo Lulio,  conocido en la Historia como el Doctor Iluminatis, nació en Ciutat de Mallorques en el año 1232, siendo hijo unigétido del también llamado Ramon Lllull, uno de los caballeros que acompañaron al rey Jaume I en la conquista producida  tres años antes de la almohade Mayûrqa, y de Anna Herill, matrimonio perteneciente a la más alta nobleza catalana. Hoy en día, en una de las arcadas de la plaza Major de Palma, se puede observar una lápida, costeada en el 1888 por la Societat Arqueològica Lul-liana inmortalizando el lugar donde el futuro mallorquín más universal, franciscano, místico, filósofo, cabalista y escritor, vino al mundo terrenal.

Lápida casa natal de Ramón Llull, en la Plaza Major de Palma
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Siendo adolescente, entró a servir como paje del rey Jaume I. Poco a poco fue ascendido en oficios palatinos hasta ser nombrado senescal del futuro Jaume II de Mallorques, hijo del Conqueridor y primer monarca de la dinastía privativa mallorquina. Este cargo le valió ganar poder, influencia, lujuria y a pesar de haber matrimoniado con Blanca Picany, dama de alta cuna barcelonesa, con la que tendría dos hijos, Domenec y Magdalena, se le tenía por famoso mujeriego.

Hay varias leyendas sobre las que se dicen que fueron las causantes de su conversión radical que le hicieron renunciar esa vida mundana y de placeres y abandonar a su familia para dedicarse al misticismo y la contemplación. De esas leyendas, la que parece más conocida, aunque no más creíble, es la que al solicitar los amores de una mujer casada y ella rechazarlos, un día la persiguió a caballo por la calle, y ella, al verse acosada, se refugió en la iglesia de Santa Eulàlia de Ciutat de Mallorques. Llull, sin apearse de su equino, entró en el templo; la mujer, sin apenas aliento, al mismo tiempo que descubría sus pechos cancerosos,  le dijo: “Mira lo que amas. ¿Esto es lo qué buscas?”. Otra de ellas es la aparición que sufrió del Cristo Crucificado y la de después de escuchar un sermón platicado por el obispo de la diócesis de Mallorca sobre San Francisco de Asís.

En año 1263 vende sus propiedades  y abandona a su familia, dejándola en notable situación económica e inicia un periodo eremítico y espiritual en el monte mallorquín de Randa, compaginado estudios de latín, gramática y filosofía cristiana y coránica en el monasterio cisternience de la Real, de Ciutat de Mallorques. Tras ser ordenado fraile franciscano, realiza visitas a Montserrat, Santiago de Compostela y a Montpellier, ciudad natal del rey Jaume I, donde se prepara para su futuro literato y misional.

En el 1276, bajo el mecenazgo de la Casa real mallorquina y la aprobación del papa Juan XXII, funda en Miramar, en unos terrenos cedidos por el propio monarca mallorquín, entre las localidades mallorquinas de Valldemossa y Deià, la Escola de LLengües Oriental, centro pedagógico para la formación de frailes menores seráficos para la predicación de la fe cristiana en tierras islámicas, siendo los primeros discípulos Bernardo Folch y Simón de Corna. Este centro del saber fue aprobado por el papa Juan XXI  el 16 de noviembre de ese mismo año.

Años más tarde, en el 1285, el papa Honorio IV (1285-1287) le nombra instructor de filosofía en la Universidad de París, cargo docente que abandona más tarde con la excusa de predicar por el norte de África, Asia Menor, Mediterráneo Oriental y territorios de influencia árabe, países islamitas donde mantuvo disputas dialécticas con eruditos mahometanos, por ello fue deportado teniendo que pedir asilo en Nápoles. Después realizó visitas a las más importantes cortes europeas: Aragón, Roma, París, Roma, Génova, Inglaterra, Austria, regresando a Mallorca en el 1300.

En 1302, estando Llull de viaje por la zona occidental de la actual  Europa, sufre unas fuertes fiebres que le hacen desembarcar en Chipre, isla donde se hallaban los templarios tras la caída del Santo Sepulcro. En la ciudad chipriota de Limassol es albergado por Jacques de Molay, donde pasaría una buena temporada haciendo cosecha de buena amistad con el último Gran Maestre Templario, al que dedicó una de sus más conocidas obras: "El amic i amat". Estos dos personajes ya se conocían de forma indirecta unos años antes cuando el seráfico mallorquín, a la sazón ya era un hombre muy influyente, con el fin de recuperar Tierra Santa, ideó el Proyecto Rex Bellator, un plan para unificar las órdenes militares, es decir, los Teutónicos, Hospitalarios, Temple y otras pequeñas existente en la Península Ibérica, bajo el mandato de un monarca único y que fuera soltero o viudo, aunque el proyecto, en primera instancia fue aprobado por  Bonifacio VIII, no se hizo efectivo, ya que en la corte papal vieron un potencial peligro contra la Iglesia. Para saber más sobre ese proyecto, remito a los lectores al excelente y extenso artículo publicado en este Blog, domingo, 9 de marzo de este presente año "Ramon Llull y la operación “Rex Bellator”, cuyo autor es nuestro entrañable  amigo José María Ibáñez.

Siete años más tarde, realizó un nuevo viaje evangélico a Bujía, en Túnez. En esta ocasión fue encarcelado medio año y extraditado; la mala fortuna hizo que su embarcación naufragara y refugiarse en Pisa. Luego viajó a Genova, corte papal en Avignon. En el 1311 asiste al Concilio Ecuménico de Vienne donde vio aprobada su solicitud de impartir enseñanza a estudiantes de misioneros de hebreo, árabe y caldeo en las principales universidades europeas como Oxford, Bolonia, Salamanca y Paris; en ese mismo concilio votó a favor del traspaso de los bienes de la abolida Orden del Temple a su homónima, la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, trasferencia que se hizo efectiva mediante la bula "Ad providam" emitida por el papa Clemente V ( 1305-1314) . Dos años después de nuevo  pasa a residir en París y regresa a Mallorca en el 1313.

El 30 de junio del año 1315, estando de nuevo Llull predicando en Bujía, fue apedreado por una multitud enardecida dejándolo herido de muerte a las afueras de la ciudad. Unos marineros genoveses lo reconocieron y lo trasladaron a su barco para transpórtarlo a su isla, pero, según tradición, el infatigable predicador, al ver las costas de Mallorca expiró. Sus restos mortales tenían que ser inhumados en el panteón familiar de los Llull en la parroquia de Santa Eulàlia, pero, debido a su orden religiosa, fueron sepultados en  la sacristía de la iglesia conventual de Sant Francesc, basílica titular de los Terciarios Franciscanos Regulares, de la cual perteneció en vida donde se salvaron de un incendio. 

Sepulcro de Ramón Llull (Iglesia de Sant Francesc)
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
El 23 de octubre de 1487,en un acto solemne, sus restos óseos  se inhumaron en un sepulcro de estilo gótico de alabastro diseñado por Pere Joan Llobet y realizado por Francesc Sagrera y costeado por los Jurados de la Ciutat y Regne de Mallorques; en este monumento funerario destacan la estatua yaciente de nuestro mallorquín más universal escoltada por dos ángeles, un conjunto de hornacinas vacías  que tenían que albergar esculturas escenificando las siete artes liberales: El Trívium ( Dialéctica, Retórica y Gramática) el Quadrivium ( Astronomía, geometría, Aritmética y Música), en la base de una de ellas, se puede ver un personaje cubierto en su cabeza con una especie de birrete sosteniendo en sus manos tres elementos de la Geometría, es decir, el triangulo, el círculo y el cuadrado; otro personaje similar sostiene números representando a la Aritmética. Este sepulcro, en el año 1774, tuvo que ser protegido con guardias armadas del Capitán General para prevenir potenciales actos vandálicos de turbas a sueldo del obispo Juan Díaz de la Guerra, un prelado anti lulista que ordenó eliminar de los templos mallorquines el culto a nuestro personaje biografiado, el cual había sido declarado por el vulgo como beato, aunque, de forma oficial por Roma, el proceso de su canonización había sido abierto en el siglo anterior, concretamente en 1612, siendo declarado Beato por el Papa Pío XI en 1847, declarando su festividad el 27 de noviembre.

La iconografía artística dedicada a Llull en Mallorca es inmensa, y relacionarla en este artículo llenaría hojas y hojas en el mismo, así que, sin ánimos de menospreciar a las del interior de la isla, e incluso fuera de la misma, citaré, y a modo de simple ejemplo, algunas existentes en la capital balear.  Iglesia parroquial de Sant Miquel, a la izquierda del portal mayor vemos una estatua obra de Pere de Santjoan en 1398; en el interior del templo, en la parte del evangelio, varias pinturas representando etapas de su vida. Plaza Major, a la derecha entrando por la calle de Sant Miquel, en uno de sus arcos existe una lápida erigida en 1888 por la Societat Arqueològica Lul•liana con la inscripción: T RA“EN AQUEST LLOC ESTAVA SEGONS LA TRADICIÓ LA CASA NATALICIA DEL SAVI I BENAVENTURAT RAMON LLULL“. Ayuntamiento, dos grandes cuadros, uno es sobre su entierro, obra de Bartomeu Bestard en el siglo XVII, otro representando su figura, obra de Ricardo Anckerman en el siglo XX. Esquina Plaza Santa Eulàlia con la calle homónima, una capillita donde está representado junto a Santa Catalina Tomàs y San Alonso Rodríguez. Iglesia conventual de San Francisco de Asís, además de su sepulcro comentado anteriormente, a la izquierda del portal principal hay una descomunal estatua. 

Escultura de Ramón Llull (Paseo de la Sagrera)
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
En el acceso de la Sapiència, plaza de San Jerónimo, hay un rosetón representando la leyenda de la mata escrita; en el claustro se ve una estatua realizada en 1929. Museo de Mallorca, calle de Sa Portella, un mascarón del navío “Lulio”, obra de Ricardo Anckerman, y dos tablas pictóricas, obras del siglo XVI de autoría de Rafel Móger y de Joan Desí. Catedral, en el portal mayor, una estatua realizada en 1878 por Guillem Galmés; en el interior, en la capilla de la Purísima Concepción, en la parte del Evangelio, un cuadro  obra de Guillem Mesquida en el siglo XVIII, de ese mismo siglo es una estatua venerada en la capilla siguiente realizada por Joan Muntaner. Monasterio de la Real, en el claustro hay una estatua realizada en 1952 por Andreu Orell Salvà. Paseo Sagrera, estatua en bronce realizada por Horacio de Eguía en 1966. Instituto Ramon Llull, una estatua en el patio…

En el año 1985, un equipo de doctores en medicina, bajo la dirección del Dr. José María Rodríguez Tejerina, de la Real Academia de la Medicina y Cirugía de Baleares, procedió a analizar los restos mortales de Llull. Los resultados de la investigación fueron que era un hombre que medía 175 cm, algo anormal en una persona que vivió en esos tiempos medievales, de fuerte constitución corporal, con una capacidad craneal de 1730 cm. cúbicos, y lo más interesante, presentaba una sola herida en su cuerpo, y además cicatrizada, siendo de esta forma, y respetando las creencias sobre su martirio, según el equipo médico su muerte no fue a causa de una lapidación.

Su obra literaria, de carácter alquímico, filosófico, místico, filosófico, científico, jurídico, apologético, cabalístico y esotérico, escrita en lemosín, árabe y hebreo, cuenta con varios centenares de títulos, entre los que se pueden destacar: Ars Magna, Felix o el llibre de les maravilles, Experimenta, Ars Universalis, Doctrina pueril, Llibre d´el Amic e Amat, Vida Coetanea, Testamentus Novissimun, Llibre d´Evast e Blanquerna, L´arbre de filosophia d´amor, Llibre del ordre de Cavalleria, L´art amativa, Locutione angelorum, Arbre Imperial…

                                                               

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