sábado, 5 de julio de 2014

CAN SALAS MENOR Y CAN BELLOTO

Josep María Osma Bosch

El pasado día 12 de junio, dentro de la ruta Cultural impartida por mí, organizada por el Casal de Barri de Santa Catalina-Es Jonquet-Son Cotoner, mediante el Ajuntament de Palma,  en la cual recorrimos zonas endémicas de la ciudad de Palma: Borne, Puig de Sant Pere, Atarazanas, Sa Llonja… donde tuvimos conocimientos de inmuebles donde nacieron, residieron y fallecieron personajes históricos; historias y leyendas de asesinatos, de suicidios, de amoríos y de luchas entre la clase nobiliaria, vestigios de la Madîna Mayûrqa almohade; fortificaciones renacentistas… Todos los puntos visitados fueron admirados por los asistentes a la ruta, pero en especial dos, el de Can Salas Menor o Can Moner y el vecino de Can Belloto o de Can Pavesi.

Dentro de la demarcación parroquial de Santa Cruz, entre Es Puig de Sant Pere y Es Born, se halla la calle de Sant Felio, que toma su nombre del oratorio homónimo construido en el siglo XIII, poco después de la conquista de Mayûrqa del rey Jaume I de Aragón, y hoy en día, fuera de servicios religiosos, está reconvertido en una galería de arte. En esta vía, una de las más señoriales de Palma, olim llamada de Ses Carasses (Las Carotas),  debido a las caras grotescas que ornan un inmuebles vecino, y del cual, junto al de Can Salas, veremos parte de su historia, este último, casón nobiliario que hace unos meses fue siendo noticia a diaria en los medios de comunicación tanto a nivel local, nacional e internacional, por ser la residencia de un ex presidente autonómico balear, motivo que, por supuesto, no tienen cabida dentro de las páginas de este Blog..

Can Sales Menor
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
La construcción de este casal es de origen medieval, siendo modificada su fachada entre 1592 y 1601 a instancias de su nuevo propietario, Jerònim de Salas, que lo adquirió a Miquel Joan de Sanmarti i Francolí. En 1622, se instalaron una línea de los Cotoner, pasando  los  Fuster de Salas a Can Pax- Fuster, inmueble que a partir de entonces se denominó Can Salas Major, vivienda desaparecida que se hallaba en la prolongación alta de la calle; la otra rama  familiar, la de los Salas-Sureda se cambió a Can Burgues, de la misma calle de Sant Feliu, y también donde actualmente se halla la Biblioteca Pública de Palma, frente a la iglesia de Santa Creu. A principios del siglo XIX, se conoce como de Can Moner, por el matrimonio de Josep Cotoner i Despuig con Mercè Chacón i Net, años después, el casal perteneció a la familia Moner.  Los últimos propietarios, antes de los diferentes actuales, fueron los Misioneros de los Sagrados Corazones de María y Jesús, que lo compraron en 1957 a Carme d´Olivar i de Despujol; los religiosos y religiosas pueden acceder desde el interior del edificio hasta su casa conventual, cuya entrada principal se halla en la vecina calle de Sant Gaietà.

La fachada combina los estilos renacentista y manierista. En ella destacan los estolones antropomorfos representando a los personajes bíblicos de Adán, rodeado de vegetación y a Eva, con la serpiente. El balcón posee tres ventanas renacentistas con elementos escultóricos representantes seres angélicos, una calavera, carasses y escudos de armas de los Salas, armas que también pueden verse en los hermosos y bien labrados capiteles del zaguán. Por desdicha de las modas arquitectónicas de diferentes épocas, hoy en día el patio ha quedado desfigurado de la forma que tenía en su origen.

En los años sesenta del pasado siglo XX, este casal fue el escenario de un crimen que conmocionó a la ciudad. Habitaba en Can Salas Menor un coronel ciego, cuyo asistente, un soldado conocido por El Catalán, asesinó a una anciana sirvienta que prestaba sus servicios en la casa. Tras descuartizarla, guardó los restos en diferentes lugares y días después, los quemó en una chimenea, pero debido al putrefacto olor que se esparcía por doquier, y al intentar huir, gracias a la vecindad fue descubierto y apresado por la policía.

Curiosamente, en esta zona del centro histórico de Palma, también tuvieron lugar otros episodios relacionados con la muerte. Uno de ellos, fue el asesinato en el siglo XVIII el presbítero Martí Mascort a manos de Ahmed, su esclavo moro, quien tras ser ejecutado en Es Born, se le amputó una de sus manos depositándola en una hornacina de la fachada donde cometió el crimen, cuya calle desde entonces, está rotulada como Sa Mà d´es Moro. Hay quienes aseguran, que en las noches del 18 de octubre, día del trágico suceso, y del 15 de noviembre, cuando fue ajusticiado Ahmed, escuchar gemidos dentro de la casa donde transcurrieron los últimos momentos de vida del sacerdote. Otro caso, y además fantasmagórico, es el de Can Valero o Cal Marquès de la Romana, esquina calle Sant Feliu con la plaza de la Pau, residencia que fue de Pedro Caro y Sureda, héroe de la Guerra de la Independencia con el francés, residencia famosa por haber albergado en su biblioteca unos 20.000 volúmenes, donde una leyenda urbana cuenta la aparición del espectro de su último habitante, que al morir sin descendientes, durante años permaneció su cadáver en la capilla del casal.

Can Belloto
(Foto: Archivo Joana Joy)
En el número 10 de la misma calle de Sant Felio, y a pocos metros de Can Sales Menor, hallamos Can Belloto, también conocido como Can Pavesi, y por el vulgo conocida Casal de Ses Carasses (Las Carotas).  Este casal, de origen medieval, perteneció a la nobiliaria familia de los Verí hasta 1584, año en que fue comprado por el comerciante local Antoni Mas; y años después, concretamente en 1606, siendo el propietario un hijo de Mas, lo perdió mediante un pleito contencioso ganado por el jurista genovés Joan Francesc Pavesi, el cual lo transformó de su originario estilo medieval con connotaciones manieristas. En el año 1620, tras el fallecimiento de Pavesi, el casal pasa a ser propiedad de Doménico Belloto, un tratante de cereales enriquecido a costa de los fletes contratados por el General i Gran Consell del Reino de Mallorca, y teniendo dicho individuo una enigmática ascensión en estrato social, ya que en 1635 obtuvo el título de ciudadano militar y nueve años después el de caballero. El apellido Belloto se extinguió en Mallorca en 1823 con Elísea Belloto. En la fachada del casal, debajo del escudo de armas de Pavesi, y sobre la cara diabólica que nos saca su lengua viperina, vemos la misteriosa  inscripción EUNDO, cuya interpretación pudiera ser “marchante“ ,“viajero“,  “parte, vete”, “para el que pasa”…




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