sábado, 29 de marzo de 2014

EL TRÁGICO FINAL DE UN DUELO A ESPADAS

Josep María Osma Bosch                                                                                 

                                                            
                          “Dos cavallers la servien
                           que ver ella sols vivien,
                           flor de la cavalleria: Pere Quint, Rafel Verí.
                          Sota el balcó de la bella,
                          una nit, per la donzella 
                          es baten fins que s´estella
                          llur Espasa… La divisa era de vèncer o morir.
                          Escàpols de les ferides,
                          tornan arriscar llurs vides…
                          No en tens prou de sang vessada? No en tens prou amor felló?
                          Cruel combat! Lluita dura!
                          Pere Quint, sense armadura,
                          Dóna el pit… Oh, desventura!
                          Ferit vilmente a l´espatlla, cau mort a traició “.

                             Guillem Colom Ferrà, poeta (1890-1979)
                                                                                                                                  


La Rambla de Palma de Mallorca, construida sobre le primitivo cauce del torrente de Sa Riera, y sus colindantes, son una de las zonas del casco antiguo de Palma que cuentan con una larga lista de historias y leyendas, algunas  de las cuales, he dado, y daré cabida en este Blog. Hoy, permítaseme dar a conocer unos trágicos  hechos que acontecieron en la plaza de Carmen, adosada a la que hoy en día es la Tesorería de la Seguridad Social, en el tercer año de la segunda década de aquel siglo XVII donde las luchas entre los clanes de los Canamunt y de los Canavall hacían que el asesinato estuviera a la orden del día.

Es Pas d´en Quint
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Magdalena era una de las  jóvenes solteras más cotizadas de la ciudad; y no era para menos, ya que su padre, Pere Ramon Burgues-Saforteza i de Vilallonga de Sala i Desclapés, además de ser adinerado, era el procurador real, y por los servicios prestados a la Corona de España, el rey Felipe IV le otorgó el título de conde de Santa Maria de Formiguera; por otra parte, su madre, era Violant Spanyol  i de Sanmarti, de la vieja nobleza mallorquina.

En 1612, Magdalena, con veinte y un años de edad, dos jóvenes pretendían sus amores. Uno de ellos era Pere Joan de Quint i Fuster; el otro, Rafel de Verí i Dameto, ambos del estamento nobiliario local. El 25 de julio de ese mismo año, los dos pretendientes, tras cruzarse en la calle, discutieron e incluso llegaron a sacar sus espadas. Días después, el Verí hizo llegar una nota a su contrincante en la que le emplazaba, para salvar su honor ofendido días antes, a un duelo sin compañía, a espada y daga, en la plaza del Carmen, adosada al desaparecido convento del mismo nombre.

Llegada la hora de la noche señalada, Quint, tal como avisaba la nota, se presentó en la plaza del Carmen sin acompañantes, con las armas acordadas y sin protección corporal, es decir, sin armadura, cosa que su adversario, Rafel Verí no lo hizo, ya que junto a él le daban escolta siete compañeros armados hasta los dientes; y todos ellos, los ocho, como si fueran los mosqueteros de Alejandro Dumas con peculiar grito de “¡Todos para uno y uno para todos!” se cernieron sobre el indefenso Pere Joan dejándole el cuerpo como tal colador. Estando todavía los protagonistas del crimen sobre el mismo terreno, se presentó el virrey Carles Coloma y al ver el  estado crítico del atacado, ordenó que lo llevasen a la casa de Guillem Sureda, cercana al lugar de los hechos (Rambla, 15), fallecería minutos después. Los presuntos asesinos, que se hallaban dentro del templo carmelita, fueron desarmados y conducidos a sus respectivos domicilios, donde, bajo arresto domiciliario esperarían la celebración del juicio. Semanas después se dictó sentencia: Rafel Verí i Dameto fue condenado a destierro de por vida en Orán, su hermano Antonio a 10 años siendo los otros procesados condenados a penas menores. 

C´an Verí, calle C´an Verí, 3
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Ni que decir tiene que el asesinato de Pere Joan de Quint i Fuster conmovió toda la ciudad, a excepción de Magdalena, que poco le duró la pena de ver a uno de sus pretendientes muerto y el otro alejado judicialmente de Mallorca, ya que dos años después, concretamente el 6 de julio de 1614 contraía por poderes matrimonio con el noble catalán, e hijo de mallorquina, Francesc Jofre de Pax i Burgues, celebrándose la ceremonia en Can Dameto (paseo d´es Born), siendo Albertí Dameto i Cotoner el representante del novio que se hallaba en Barcelona. Un año después, el catalán, que era conde de Peralada y vizconde de Rocaberti, vino a la isla a conocer a su esposa y tras pasar unos días en Ciutat se trasladaron a la Ciutat Comtal donde fijaron su residencia.




sábado, 22 de marzo de 2014

ALONSO RODRIGUEZ, EL SANTO PORTERO DE MONTESIÓN

Josep María Osma Bosch

Tercer hijo de Diego Rodríguez y de María Gómez de Alvarado, nació en Segovia en el año 1530 o en el 1531, recibiendo el bautismo en la parroquial iglesia de Santa Coloma de esa misma ciudad. Tenía Alonso trece años, cuando fue enviado a un colegio de Alcalá de Henares regentado por la Compañía de Jesús, orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola. Pero, al poco, debido al fallecimiento de su padre, tuvo que regresar a su ciudad natal para hacerse con las riendas del negocio familiar de tejidos.

Portal iglesia de Montesión
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Alonso, hombre honesto y sincero, no había venido a este mundo para ser comerciante; además, en esa época, España estaba inmersa en una gran depresión económica, y el sector textil no era ninguna excepción. Mientras intentaba salvar su negocio, ayudado por su hermano y jurista Diego, en el 1557 contrae matrimonio con María Suárez o Juárez, hija de un hacendado ganadero; con ella tendría dos hijos y una hija. La desgracia se ciñó pronto en la familia, ya que al poco tiempo morirían un niño y la niña, y en el 1562, tras una larga y penosa enfermedad, su esposa.

Nuestro biografiado, al mismo tiempo que seguía con el negocio familiar, cuidaba del único hijo que le quedaba vivo y se refugiaba en la oración y lecturas. Tiempo después, tras traspasar la pañería, se trasladó a la casa materna e hizo confesión general con el jesuita P. Bautista Martínez.

Una noche, Alonso soñó que tenía en su cama a su hijo amortajado, al mes siguiente, el niño fallecería; madre, María obitaría, unas semanas después.

Transcurrido un tiempo de crisis espiritual, solicita la entrada en la Compañía de Jesús, pero se le deniega alegando su edad y minusvalía, era sordo. Ante este rechazo, Alonso cedió sus derechos patrimoniales a su familia, y a finales de 1568 se presentó en Valencia al P. Luis de Santander, rector del colegio jesuítico, antiguo confesor suyo y de Teresa de Jesús. El clérigo le animó a estudiar gramática y posteriormente iniciar los estudios eclesiásticos. Compagina sus libros pedagógicos con el trabajo de sirviente en una casa nobiliaria.

"El milagro de Bellver". Lienzo iglesia de
Sant Antoniet.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
En el año 1571, después de haber permanecido un año en la ermita castellonense de San Miguel, tiene de nuevo otro rechazo de entrada en la Compañía, pero a pesar de las nuevas dificultades, en las que se tenía que añadir su minusvalía sensorial, padecía de sordera,  logra plaza en ella, siendo destinado, meses más tarde, como hermano coadjutor en el colegio de Montesión de nuestra ciudad, donde ejercería de portero y ayudante de sacerdotes hasta el día de su fallecimiento, ocurrido el 31 de octubre de 1617.

Un día, Alonso, acompañaba al P. Matías Borrasà, quien debía oficiar misa en la capilla de San Marcos, del castillo de Bellver, a la familia del castellano de la fortaleza. El segoviano, fatigado y rezagado de su compañero, sin dejar de orar a su rosario, se sentó unos minutos para descansar. Fue en ese momento, cuando se le apareció la Virgen María y con un lienzo le secó su rostro sudoroso. En esa parte del bosque de Bellver, donde tuvo lugar la aparición mariana, se erigió un pequeño monolito con un azulejo representando el portento. En el año 1885, a instancias de  Francisco de Cotoner, marqués de Ariany, se construyó la actual ermita.

El 9 de diciembre de 1632, Alonso fue proclamado copatrón del Reino de Mallorca. Fue  beatificado en el 1825 y canonizado en el 1888. Su festividad se celebra el 31 de octubre.

domingo, 16 de marzo de 2014

UN CABALLERO PASADO POR AGUA (ARMADANS-ESPANYOLS)

Josep María Osma Bosch

Ciutat de Mallorca, durante las épocas del medievo y posteriores, estuvo inmersa en una verdadera guerra civil interna protagonizada por clanes familiares que se disputaban la influencia real, el poder económico, cargos públicos, eclesiásticos...

Estas luchas fratricidas que durante varios siglos sembraron las calles de Ciutat, como el resto de la isla, de cadáveres y de terror. Tuvieron como actores las clases nobiliarias, arrastrando al resto de la población,  conocidas según el momento y lugar de residencia: Call-Almudaina; Born-Almudaina; Armdadans-Espanyol; Canamunt-Canavall; Botifarres-Maulets; Gorrions-Marells...

Ca´n Espanyol
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Según nos relata Álvaro de Campaner y Fuertes en su “Cronicón Mayoricense”, el 2 de febrero de 1489, Ciutat de Mallorca celebraba el Carnaval, fiesta lúdica llamada entre nosotros “els darrers dies”. Cuando el caballero Jaume Armadans,  pasaba montado sobre su mula por la calle donde se ubicaba el “casal “ de los San Martí y de los Espanyols, ubicada en la parroquia de Santa Eulalia,  una criada de la casa, desde una de las ventanas, vertió sobre el Armadans una jarra de agua, costumbre en esos días carnavaleros. Armadans y Espanyols llevaban ya mucho tiempo enemistados, y aprovechaban cualquier circunstancia para montar una de”San Quintín”, así que, ni corto ni perezoso, Jaume Armadans, penetró en el inmueble, haciendo caso omiso a la señora aristócrata, persiguió a la criada por pasillos e instancias hasta alcanzarla, dándole, sin piedad alguna, una fuerte patada, tal como lo hubiera hecho su propio mulo que en la calle le aguardaba.

Horas más tarde, Pere Espanyol, al tener noticia del hecho, reunió un grupo de medio centenar de personas entre familiares, amigos y criados, y personándose en el inmueble de Jaume Armadans, en el número 9 de la actual calle Sans, quien, como eran altas horas de la noche, se hallaba junto a su mujer durmiendo. Asaltaron la casa y dieron una tal ingente paliza al matrimonio, que al creerlos muertos salieron  por pies en polvorosa de la vivienda, y quiso la casualidad, que al huir de ella, se toparon con un sobrino de los apalizados y se ciñeron con él tal como lo habían hecho con sus parientes, dejándolo en plena vía herido de muerte.


Ca´n Aramadans
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Los autores materiales del suceso fueron apresados y sometidos a arresto domiciliario, pero poco pudo hacer la Justicia, ya que en cuestiones de la clase nobiliaria, tenía las manos atadas. Dos de los imputados, Nicolau de Pachs y Pere de Sant Joan, para redimir su castigo, tomaron parte en la guerra de Granada, último reducto árabe en la península, campaña que mantenían los Reyes Católicos. Según las crónicas de la época, los dos nobles mallorquines demostraron un gran valor, siendo armados caballeros y obteniendo la amnistía regia a cambio de efectuar una paz con los Armadans.

domingo, 9 de marzo de 2014

RAMÓN LLULL Y LA OPERACIÓN "REX BELLATOR"

José María Ibáñez

La idea de fusionar las órdenes del Temple y del Hospital no era nueva. El primer intento tuvo lugar durante el Concilio de Lyon en 1274. Aunque, según nuestras indagaciones, las tentativas más serias e importantes se desarrollaron, paralelamente, durante el periodo comprendido entre la caída de San Juan de Acre, en el año 1291, y la desaparición oficial de la Orden del Temple.

"REX BELLATOR"
La primera pista se encuentra en el proyecto ideado por el sabio y filósofo mallorquín Ramón Llull (Raimundo Lulio) desarrollado, como hemos comprobado documentalmente, en tres de sus obras. En la primera Quomodo Terra Sancta Recuperari Potest, publicada en 1292, propone la unificación de templarios, hospitalarios, teutónicos y otras órdenes peninsulares bajo un mando único, con el fin de recuperar Tierra SantaDos años después, en 1305, Ramón Llull vuelve a incidir en el tema con la publicación del Liber de Fine (Libro del Fin), en el que sitúa a un príncipe de la Casa de Barcelona como mando supremo de todas las órdenes militares de la cristiandad, con las del Temple y el Hospital a la cabeza, apoyados por los almogávares como fuerza de choque, para la conquista y establecimiento del Reino de Jerusalén.

Estatua de Ramón Llull (Claustro del Monasterio de la
Real (Palma) Foto: Archivo José María Ibáñez)
Por último, en 1309, sale a la luz Liber de Acquisitione Terrae Sanctae, escrito tras la caída de la Orden del Temple, donde Llull plantea la conquista de Tierra Santa a través de dos fuerzas bien diferenciadas: los franceses y los hospitalarios por el norte y Jaime II de Aragón con las órdenes peninsulares por el sur. Encajadas las primeras piezas del rompecabezas, nuestra búsqueda nos conduce hasta el viaje que Ramón Llull realiza a la isla de Chipre en 1302; hospedándose en el castillo de Limasol, sede de la Orden del Temple, para entrevistarse con su gran maestre, Jacques de Molay

Faustino Soriano Torres y José Antonio García Manzano (Los Templarios), nos ponen en antecedentes: "El diálogo entre Llull y Molay seguramente se refirió a la fusión de las órdenes militares en una sola y, singularmente, la del Temple y del Hospital (...) Una única fuerza militar compuesta por templarios y hospitalarios. Todo el conjunto debía ser dirigido por un rey determinado que adoptaría el título de Bellator Rey (Rey Guerrero) y que, finalmente, tras su victoria, sería coronado en el Gólgota y gobernaría el mundo como rey de Jerusalén".

Otro autor, Sergio Fritz (Códex Templi, capítulo XXIX, Templarios y Alquimistas), incide en dicho viaje pero lo plantea un año antes: "Ramón Llull siempre mantuvo muy buenas relaciones con la Orden del Temple; el mallorquín veía en los caballeros monjes una posibilidad real de derrotar a las huestes musulmanas. Uno de sus mayores deseos fue la unión de las órdenes del Temple y el Hospital. Para tratar de verificar esta fusión llegó a entrevistarse con Jacques de Molay, el maestro del Temple, en la isla de Chipre en 1301".

Continuamos tirando del hilo, y otra pista nos conduce hasta la reunión que mantuvieron el gran maestre del Temple, Jacques de Molay, y el  monarca francés Felipe IV; en la que también estaba presente Ramón Llull. El encuentro tuvo lugar a finales del mes de mayo de 1307 en la ciudad de Poitiers (algunos autores se refieren a la ciudad de París), donde el beato mallorquín y el monarca francés le exponen con todo lujo de detalles al máximo dignatario de la Orden del Temple, la necesidad de fusionar a templarios y hospitalarios. Jacques de Molay, al parecer, se niega rotundamente a secundar el proyecto.

"REX PACIS"
En 1306, un año antes de la reunión antes comentada, Pierre Dubois, jurista y estadista del rey Felipe IV, publicaba un libro titulado De Recuperatione Terrae Sanctae, en el que narra las ventajas de la creación de una sola orden militar como resultado de la alianza entre templarios y hospitalarios. El autor incita a Felipe IV de Francia a formar y liderar una liga de reinos cristianos guiada por Francia, que se encargaría de resolver las disputas internas mediante arbitraje; aunque no en la condición de "Rex Bellator", sino en la de "Rex Pacis"

Jacques de Molay
(Foto: Archivo José María Ibáñez)
Cabe señalar que en aquellos tiempos las relaciones entre la monarquía francesa y la Corona de Aragón eran extremadamente tensas, por este motivo, Felipe el Hermoso, consciente de la conspiración urdida a sus espaldas, según el artículo de Felipe Muñoz Plaza (Ramón Llull y el rey de la guerra contra el príncipe de la paz), "... al proyecto de Rey Guerrero, opuso el suyo del Rey de la Paz".

Efectivamente, el monarca francés era consciente del doble juego que llevaba entre manos el sabio mallorquín. Ramón Llull, al mismo tiempo había compartido su proyecto "Rex Bellator" con el rey Jaime II de Aragón, al que había propuesto como candidato a ostentar dicho título, incluso, el monarca aragonés había dispuesto que su hijo primogénito, el infante don Jaime, renunciara a la corona para entrar a formar parte de la Orden del Temple, seguramente, con la intención de que a su muerte, lo sustituyese en el papel de "Rey Guerrero".

Lógicamente el proyecto no agradó a Felipe IV que, como escribe Felipe Muñoz Plaza: "No obstante, por si acaso, Felipe intentó entrar en la Orden del Temple como "viudo de sangre real" (su esposa Juana I de Navarra había muerto en Vincennes en 1305). Pero su petición no fue aceptada por los Templarios. Esto, unido a la inmensa deuda que San Luis había contraído con la Orden, y que ahogaban la hacienda francesa, fue una de las causas por las que Felipe de Francia inició el proceso que llevaría a la liquidación de la Orden de los Templarios".

Pero no acaban aquí las sorpresas. En 1309 aparece una nueva versión de la obra de Pierre Dubois donde manifiesta, según leemos en el libro de Laurent de Vargas (El libro negro de los Templarios), "... hacer coronar al príncipe Felipe, hijo menor del monarca, rey de Accon, Babilonia, Egipto, Asiria y Jerusalén. Se enviaría un ultimátum al sultán pidiéndole que entregara por su voluntad Tierra Santa, a falta de lo cual habría una cruzada. Como seguro que se negaría, los bienes del Temple servirían para financiar la expedición".

EYMERIC DE USALL
Pero no acaba aquí la historia, y aparece en escena un invitado totalmente inesperado: Eymeric de Usall. Éste, para nosotros hasta entonces desconocido personaje, acaba convirtiéndose en uno de los principales protagonistas de nuestra historia.

Santa María de Vilabertrán
(Foto: Archivo José María Ibáñez)
Nació en Mas Usall, municipio de Banyoles, en la provincia de Girona, hacia el año 1267. Los primeros antecedentes de este personaje nos los facilita Felipe Muñoz Plaza: "Era solo un muchacho huérfano y cojo que desde los ocho años no había traspasado las pesadas puertas del recinto monacal, y estaba bien lejos de sospechar que la sofisticada educación que estaba recibiendo desde hacía dieciséis años le preparaba para llevar a cabo "El Proyecto Rex Bellator" de Ramón Llull, unificación de Templarios y Hospitalarios".

A continuación descubrimos una historia sumamente interesante. Nos la narra el historiador Josep María Reyes Vidal (Eymeric de Usall, el último templario), que ha consagrado más de diez años al estudio de este personaje. Gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el historiador catalán, sabemos que Eymeric de Usall, fue cófrade del Temple, embajador de Jaime II de Aragón en Egipto; participó activamente en el proyecto "Rex Bellator" de Ramón Llull.

Espía a las órdenes de Jaime II de Aragón, protagonizó distintas embajadas para llevar a cabo el rescate de Dalmau de Rocabertí, último jefe militar de los templarios, quien, al parecer, debía suceder a Jacques de Molay como Gran Maestre de la Orden del Temple, hecho prisionero tras la ocupación de la fortaleza templaria de la isla de Arwad (Siria) en septiembre de 1302, que en aquellos momentos estaba cautivo en Egipto.

Dichas embajadas se llevaron a cabo antes de la disolución oficial de la Orden del Temple, entre los años 1304-1305 y 1306-1307. Según se desprende de la información a la que hemos tenido acceso, era de suma importancia rescatar a Dalmau de Rocabertí de su cautiverio, al tratarse de una pieza muy importante para el proyecto "Rex Bellator" de Ramón Llull, una de las prioridades del rey Jaime II de Aragón.

Todo parece indicar que los intentos del embajador del monarca aragonés no dieron los frutos apetecidos ya que, por lo que hemos podido averiguar, el más que probable sucesor de Jacques de Molay, fue definitivamente liberado cuando la Orden del Temple ya se había disuelto; frustrando, por lo tanto, los planes de Jaime II de Aragón.

Cabe añadir que Dalmau de Rocabertí murió en 1326 en Vilabertrán, pequeña localidad enclavada en la comarca catalana del Alto Ampurdán, en cuyo monasterio, Santa María de Vilabertrán, se conserva una cruz de plata con camafeos egipcios y fragmentos de la Vera Cruz, probablemente transportada desde Egipto por Eymeric de Usall al regreso de una de sus embajadas.

Como muy bien escribió Robert Charroux: "La conjura de las Órdenes de Caballería y la Pactio Secreta, siempre ha suscitado la curiosidad de los historiadores aunque, no por eso, su secreto ha sido divulgado".

FUENTE CONSULTADA
*Ibáñez, José María y Ruíz Fernández, Juan Manuel. "Templarios en Mallorca". Ediciones Dédalo (Colección Viaje al Misterio). Barcelona-2013.





sábado, 8 de marzo de 2014

EL HUNDIMIENTO DEL CRUCERO "BALEARES"

Josep María Osma Bosch

Desde hace unos meses, entre las tantas polémicas de diversa índole surgidas en nuestra ciudad, destaca la dedicada al monumento del crucero “Baleares”, en honor  de las víctimas de ese navío de la Armada Nacional hundido en acción bélica naval durante la Guerra Civil de 1936-1939.

El mencionado monumento fue levantado en el glacis de sa Faixina, realizado  por el escultor Josep Ortells con planos de los arquitectos Francisco Roca Simó y Antonio Roca Cabanelles, sufragado por suscripción popular e inaugurado  por el entonces Jefe del Estado Español, el  General Francisco Franco Bahamonde en el año 1948,  monumento que recientemente fue motivo de polémica y que ha sido modificado en varias de sus partes como la leyenda que figuraba en el mismo.

Crucero "Baleares"
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Sin intención de entrar en la disputa de la desaparición o no de ese monumento, patrimonio histórico de Palma, limitémonos simplemente a conocer cómo se produjo el hundimiento de ese coloso del mar, uno de los más modernos buques de guerra de la época y que fue bautizado con el nombre de nuestro Archipiélago.  


Construido en los astilleros navales del Ferrol con planos del ingeniero inglés Philip Wats, el “Baleares” fue botado a finales de 1932, desplazando 10.000 toneladas, lo máximo permitido por el Tratado de Washington, una eslora de 193, 90 m. una manga de 19, 52 m. Gracias a su planta motriz de 90.000 hp. podía alcanzar una velocidad de 33 nudos. Su artillado era de  ocho cañones de 203/50 mm. Sobre cuatro torres, ocho cañones de 120/45 mm, otros tantos de 40/39 mm y una docena de tubos torpederos de 553 mm. En cuanto a su dotación humana, la componían 50 oficiales, 95 clases y 1.000 marineros.

Desde el inicio de la Guerra Civil, fue destinado a  la vigilancia marítima por el Mediterráneo interceptando navíos dedicados al contrabando y al transporte de material bélico para la zona republicana; también participó en la toma de Málaga.

A las 15:00 horas del 5 de marzo de 1938, el “Baleares”, al mando del Contralmirante Manuel de Vierna y Belando, junto al “Canarias”, y  al “Almirante Cervera”, encuadrados en la División Nacional de Cruceros, levantaron anclas del puerto de Palma en misión de escolta a una flota de mercantes. A las 00:45 horas, a unas 60 millas del Cabo de Palos, hicieron acto de presencia varios buques de guerra de la República, entre ellos los cruceros “Méndez Núñez” y “Libertad”, junto a cinco destructores y una flotilla de torpederos, unidades navales bajo las órdenes del Capitán de Navío Luis González Urbieta; destino: bombardear la ciudad de Palma.

Flechas Navales
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Tras un fuego cruzado entre ambas flotas, el “Baleares” recibió un impacto de torpedo en la sala de calderas, y por simpatía, hizo estallar su santabárbara, hundiéndose dos horas más tarde. Ya había amanecido, cuando los destructores británicos “Kempenfelt” y “Boreas”, mientras la aviación republicana, con aviones rusos Tupolev SR-2 y “Katiuska”, seguía ametrallando, recogían a 435 supervivientes. Quedaban muertos y desaparecidos en el fondo del mar: el propio Contralmirante Vierna, un capitán de navío, 17 oficiales, 10 maquinistas, 27 clases, 657 marineros, 75 soldados de infantería de marina, un capellán y nueve flechas navales, adolescentes de unos quince años de edad.

Trágico fin para un coloso de acero de los mares y de hombres, que como los de la otra zona en conflicto, una guerra entre hermanos, en la que dieron su vida por su patria y por sus ideales.

domingo, 2 de marzo de 2014

LA IGLESIA MEDIEVAL EN MALLORCA (I)

Juan Ramón Pons


INTRODUCCIÓN: INICIOS DEL CRISTIANISMO EN BALEARES.
 El Cristianismo, aparece en Israel en el Siglo I gracias a la labor que hacen los apóstoles y los seguidores de Jesús de Nazaret, un judío que estuvo practicando el perdón, la salvación y explicando unas enseñanzas muy simples. Tras su muerte en la cruz y su resurrección, sus discípulos fueron propagando su mensaje, especialmente importante, es la labor que realiza Pablo de Tarso. Sin embargo, en los primeros años, las comunidades cristianas tuvieron que estar ocultas en las catacumbas, ya que las autoridades romanas los persiguieron ferozmente pues veían que el cristianismo podía ser un peligro y además, no entendían como un "simple condenado a muerte por rebeldía" (1) podía ser llamado "Hijo de Dios".

Ahora bien, todo cambió durante el Reinado del Emperador Constantino, quien tras una visión que tuvo durante la Batalla del Puente Milvio el 28/10/312 en la que apareció una cruz y una voz que decía: "Bajo este signo vencerás" después de la batalla, el Emperador hizo pintar el crismón en el estandarte de sus tropas y se venció la batalla.

Tras la guerra, el Emperador Constantino en el año 313 elabora el Edicto de Milán donde a partir de estos momentos se otorgaba la libertad de culto en el Imperio Romano, es decir, se aceptaba el cristianismo y también se permitía el culto a las divinidades paganas. Sin embargo, no será hasta el mandato del César Teodosio, en el 380 cuando el Cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio. Por tanto, es a partir de este momento cuando el Cristianismo empezará a coger una fuerza y la gran expansión que se llevará a cabo en siglos posteriores.

¿COMO LLEGA EL CRISTIANISMO A LAS ISLAS BALEARES?
Según algunos autores, el cristianismo llegó a nuestras islas a través de marineros y comerciantes procedentes de diversos puntos de Italia o del Norte de África, lo cual hizo que entre las clases bajas y por tanto, menos romanizadas, la nueva religión se expandiera con una gran facilidad. Para entenderlo bien debemos fijarnos en la situación geográfica de Mallorca, ya que es un puente entre en continente europeo y el africano, en definitiva, podemos pensar que el Evangelio debió llegar con facilidad y rapidez. También una carta de San Pablo a los Romanos (Nuevo Testamento, 1994) indica que "Espero visitaros de paso, hacia Hispania" quizás podría haber visitado la Balear Mayor o la Balear Menor (2). Este episodio es una leyenda y poco más.

Por otra parte, no se sabe nada de la organización primitiva de la primera comunidad cristiana mallorquina, seguramente, dieran grupos pequeños independientes entre sí, no muy grandes, ya que en aquellos momentos, no había mucha demografía en la isla. También debemos tener en cuenta que no podía destacar mucho pues eran perseguidos por los dirigentes de ciudades pequeñas como Palma o Pollentia.

Existe un documento que habla de la cristiandad insular del siglo V. Dicho documento es una carta del obispo Severo de Menorca remitida a los obispos, diáconos, sacerdotes y laicos cristianos en el año 418 donde anunciaba que la comunidad judía se había convertido al cristianismo.

Otro documento, que aporta algo de luz es uno datado en el 420 donde un seglar, teólogo, procedente de la entonces Tarraco o del sur de la Galia, que se llamaba Consencio, él comentaba que iba a visitar las Islas, ya que envió algunas obras suyas a San Agustín para que las revisase y diera su opinión. La respuesta del Santo de Hipona quien le mandó unas cartas donde loaba su obra. En estas cartas, Cosencio cita al obispo Severo de Mallorca.

Altar de Son Peretó
(Foto: Archivo Juan Ramón Pons)
Al cabo de unos años, el general Apolinario, ocupó las Islas Baleares en el año 534 donde se quedó como gobernador. Durante la ocupación de las Islas por los Bizantinos, los católicos de la Isla debieron salir de la penosa situación en la que estaban tras el dominio vándalo (3), ya que en estos momentos es cuando se empiezan a datar las basílicas paleocristianas que tenemos en Mallorca y que nos trasladan a las primeras comunidades cristianas de nuestra Isla. Dichos yacimientos están en Manacor y son:

 SA CARROTJA: En 1908 el arquitecto Joan Rubió i Bellver descubrió en Porto Cristo las bases de lo que fue una basílica paleocristiana. Sin embrago, para desgracia de turistas, historiadores y arqueólogos los restos desaparecieron debido a la construcción de la urbanización, aunque de la misma solo se puede ver lo que era la pila bautismal y poco más. Por último, según los datos que Joan Rubió i Bellver pudo extraer, la basílica estaba datada desde finales del siglo IV o principios del V.

Mosaic na Balèria
(Foto: Archivo Juan Ramón Pons)
SON PERETÓ: Sin duda es la más conocida y la que más información nos ha aportado a los historiadores. Son Peretó fue descubierta en 1912 por el sacerdote Mossèn Joan Aguiló, la basílica está situada a unos 6,5 kilómetros de Manacor, sus características son las de una basílica paleocristiana igual que la de Sa Carrotja pero un poco más grande. Dentro del complejo podemos ver unas sepulturas con algunas inscripciones, la más conocida es el mosaico de na Balèria y también podemos ver las pilas bautismales tanto para niños como para adultos. Según los arqueólogos, la basílica se construyó a finales del siglo V pero a principios del VI se debió incendiar, lo cual obligó a reconstruirla.

Por otra parte, no hay más datos sobre basílicas ni la situación de los cristianos en Mallorca, ya que en el año 902 los musulmanes invaden la Isla con facilidad, aunque algunos cristianos resistieron en el Castell d´Alaró.

Para terminar hay que incluir la Cova de Sant Martí, situada en Alcudia ya que allí se han encontrado yacimientos que están datados de la época tardo-romana y se usó por los primeros cristianos como lugar de culto. Sin embargo, el único dato del que se dispone data del siglo XIII en el Llibre del Repartiment.



NOTAS:
(1): Jesús de Nazaret.
(2): Mallorca y Menorca.
(3): Recordemos que los vándalos eran arrianos.

BIBLIOGRAFÍA:
*Amengual i Batle, Josep. ORIGENS DEL CRISTIANISME A LES BALEARS (VOL. I DE LA SEBA TESIS DOCTORAL).
*Xamena Fiol, Pere. Riera, Francesc. HISTORIA DE L´ESGLESIA DE MALLORCA. Editorial Moll. Palma 1986.

sábado, 1 de marzo de 2014

COSTUMBRES Y TRADICIONES DESAPARECIDAS DE LA CUARESMA MALLORQUINA

Josep María Osma Bosch   

                                                          
                                                           “Sa Corema ja és venguda,
                                                             deixem anar ses cançons;
                                                             apranguem ses oracions
                                                             que és cosa més avenguda”.
                                                                  
                                                      De una canción popular mallorquina

Tras unos días de jolgorio carnavalero desenfrenado, tal como marca el calendario, entraremos en periodo de Cuaresma, palabra que proviene del latín quadragesiman diem, y que simboliza el ayuno que soportó Jesucristo durante los cuarenta días y noches que permaneció solitario en el desierto (Mateo. 4, 1-11; Marcos. 1, 12-13).

Comida de Cuaresma
(Foto: Archivo de Josep María Bosch)
En tiempos no muy pretéritos, durante la Cuaresma, Corema decimos en mallorquín, desde su inicio, el Miércoles de Ceniza, es decir, el día después del entierro de la sardina, hasta el Domingo de Ramos, según establecía la liturgia católica, en sus miércoles y viernes, estaba prohibido ingerir alimentos cárnicos, inclusive nuestra sabrosa, endémica y mundialmente conocida ensaimada, ya que uno de sus ingredientes es el saïm (manteca de cerdo); eso si, como bien dice el refrán “el que hace la ley hace la trampa”, se podía librar de ese prohibición adquiriendo, mediante una aportación monetaria, una bula eclesiástica cuyos importes eran, antes y después de la ultima Guerra Civil española, desde varios céntimos a 25 pesetas.


En Mallorca, sobre todo en  la part forana, se ponía mucho celo en ese precepto religioso de abstinencia de comer carne en esos días, únicamente estaban dispensados el que trabajaba con gran esfuerzo físico, los menores de 21 años y mayores de 60, los enfermos, embarazadas y parturientas. Se limpiaba bien a fondo el menaje para evitar cualquier resto de grasa animal. La leche de oveja y de cabra era dada a beber al ganado porcino. Aunque los típicos embutidos se guardaban bajo cerradura con varias llaves, las madres, ante la más mínima duda de que sus hijos hubieran accedido a la despensa, los hacían escupir: si la saliva salía rojiza, señal evidente de haber comido sobrassada, llonganissa o saïm vermell (manteca roja); y si era de color negro, el condumio era de botifarró o camaiot. Por supuesto, sólo son unos pequeños ejemplos de una gran lista de esas drásticas medidas, hoy desaparecidas, para poner el coto a la carne, y que hoy en día nos hacen pensar en la fuerte convicción religiosa que tenían nuestros ancestros en esas fechas cuaresmales previas a la Semana de Pasión de Cristo. 

Ya en plena Cuaresma, en su primer domingo, casi todas las entidades ciudadanas, culturales, políticas y sindicales, no afines a la Iglesia, celebraban en sus locales sociales el Diumenge de Pinyata; en Palma eran famosos los de la Asistencia Palmesana, la Protectora, Veloz Sport Balear, La Veda, y el Círculo Mallorquín, actual sede del Parlament de les Illes Balears. Era una jornada lúdica que, por tener lugar en periodo cuaresmal, era muy mal visto por el sector  más católico de la ciudadanía. El jolgorio principal de ese día consistía, y siempre con la cara tapada, en romper, a base de garrotazos, una olla llena de toda clase de dulces colgada del techo. El colofón de ese sarao era, quizás la actividad más esperada y concurrida de ese día, el poner dos cestas, una para los asistentes solteros y otra para casados, varones, en las cuales se ataba con un lazo un objeto perteneciente a una dama. Con los sones de la orquesta de turno, cada hombre, continuando con la cara cubierta, escogía un ligamento con su correspondiente objeto, y el que le tocaba en suerte, bailaba con la propietaria.

Sa Jaia Corema
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Otra de las costumbres desaparecidas de la Corema mallorquina es Sa Jaia  Corema, también conocida como Sa Jaia Serrada,  imagen adjunta, dibujada por el archiduque Ludwig Salvator de Austria (1847-1915), insertada en su Die Balearen; geschildert in Wort und Bild (Las Baleares descritas por la palabra y la imagen), enciclopedia editada en 1897 en Würzburg y Leipzig (Alemania). Se trataba de una figura de una mujer anciana y de rostro grotesco, nariz grande, vestida de payesa, recortada sobre papel, madera o cartón, que llevaba en su mano derecha un bacalao y verduras, y en su izquierda  una parrilla, un gran rosario colgado de su cuello; la peculiaridad de esa iconografía era que tenía siete pies pequeños y otros sendos dientes, al que se cortaba uno cada domingo cuaresmal, y al faltar veinte días se la aserraba por la mitad, queriendo decir que la Cuaresma ya estaba la mitad pasada. 

Solía estar colgada en la pared de la cocina, y a los niños, si querían comer carne en esos días, se les amenazaba con mirarla diciéndoles: “Si menges carn, sa Jaia Serrada vindrà i se t´endurà”. Hace más de un siglo, en la plaza palmesana de Cort, se montaba un escenario donde se aserraba una especie de maniquí vestido de Jaia Serrada. Desde el año 1980, en Porreres, durante el cuarto domingo de Cuaresma, tiene lugar la  “Mascarada d´es Jai Carnal i de sa Jaia Corema”, un juicio popular por malas costumbres a esos dos personajes, aunque sean entre ambos enemigos acérrimos, los cuales, simbolizados por dos monigotes rellenos de retales de ropa vieja y paja, son ajusticiados, siendo ella, sa Jaia, aserrada. Sus primeras representaciones gráficas las podemos hallar a finales del siglo XVII. A principios del XIX. Mossèn Antoni Maria Alcover i Sureda (1862-1932), canónigo y erudito de las letras mallorquinas, la describe de esta manera: “Sa Jaia Serrada era una velleta de paper, cartró, o fusta pintada, que representava la Corema, molt flaca, amb bacalla a una mà i un manat de pastanagons a l´altra, amb set cames i set dents, que representaven las set setmanes dels temps de la Corema (…)”.

Doy por concluido este artículo, que a los lectores les parecerá que és més llarg qu´una Corema (refranero de Mallorca), con un  poema, escrito con el más puro mallorquín, de Sebastià Alzamora, que bajo el seudónimo de Mestre Grinos, publicado en la revista L´Ignorància durante la Cuaresma de 1884, al que hace referencia a ese tiempo de abstinencia de carne donde los pescados, verduras, aceitunas, alcaparras, leguminosas, hortalizas, caracoles, frutos secos, panes, higos… eran los reyes de los fogones culinarios:


                                                  “ Arengades, bacallà,
                                                    olives i carabassa,
                                                    bledes, arrop i melassa
                                                    metles, tàperes i pa;
                                                    cames-roges i safrà,
                                                    alls, cebes de tota classe,
                                                    bastina de tota raça,
                                                    peix d´escata si n´hi ha;
                                                    caragols sense esmocà,
                                                    aglans, figues seques, panses.
                                                    ¡Vat aquí ses varies dances
                                                     qu´ara mos toca ballar!”.