lunes, 16 de diciembre de 2013

HISTORIA Y LEYENDA DEL "COMTE MAL"

Josep María Osma Bosch

El Galatzó, la montaña mágica, encantada y una con mucha carga de historias y leyendas de Mallorca, con una altitud de 1.026 metros, se halla situada entre los términos municipales de Estellencs, Puigpunyent y Calvía, en la zona occidental de la Serra de Tramuntana. En su cima, donde hoy en día se puede ver una señal geodésica y una pequeña cruz de hierro, cuenta una tradición, que antaño existía una mesa de piedra en la cual, puesta de tal forma que los senyors de las possessions que están a los pies de dicha montaña, es decir, Son Fortuny, Galatzó y Son Net, podían tertuliar sin salirse de sus propiedades. Es precisamente el predio del Galatzó donde transcurrió parte de la vida de Ramón Burgues-Zaforteza i Pax-Fuster i de Villalonga i Net, conocido como el "Comte Mal" (Conde Malo).
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Nació en Ciutat de Mallorca el 15 de agosto de 1627; su padre, Pere Ramón Burgues-Zaforteza i de Villalonga de Sala i Desclapés, casado en primera instancia con Violant Spanyol i de Sanamartí, y años después con Francesca Sureda, fue un ilustre militar que se vio recompensado por sus servicios al rey Felipe III con el cargo de Procurador Real y Virrey de Mallorca y de Cerdeña. Años después, Felipe IV le concedía el título, con carácter hereditario, de Conde de Santa María de Forniguera, territorio del Conflent que adquirió unos años antes, y el dominio directo y abono a su favor de diezmos y a la potestad de ejercer la jurisdicción civil y criminal de la villa mallorquina de Santa Margalida y tierras aledañas como los predios, que ya poseía herencialmente, de Hero, Alcúdia, Puigblanch, María, Tanca y Castellet, pero sólo empezar a ejercer sus nuevos derechos, ya empezaron las hostilidades con los lugareños, éstos se amparaban en las franquezas dadas por el rey Jaume I en 1246, en las cuales se dictaminaba que, los habitantes de las villas, únicamente estaban sujetas al Rey.

Al fallecer Pere Ramón en el 1639, su herencia fue en favor de nuestro biografiado; en ese testamento se incluían, además de las tierras antes citadas, las possessions (en mallorquín predios) de Galatzó, Son Pont y Son Roca en Puigpunyent, S´Estorell en Lloseta, Pou Nou en Manacor, Son Alcebit en Petra y el casal de Ca´n Formiguera en la calle de la Portella de Ciutat, lugar donde años más tarde hizo construir una torre de gran altura, pudiéndose ver hoy en día, y según la Voz Populi, la levantaron en una noche una cuadrilla de demonios, igual que un túnel debajo de su casal, cuyas finalidades eran poder ver y tener encuentros amorosos con Llucia Mulet, una monja del vecino convento de clausura de Santa Clara, de la cual estaba locamente enamorado.
Torre del Comte Mal
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Al poco de enviudar su madre, Dionisia Pax-Fuster, contrajo matrimonio con un primo suyo, Albert Fuster i Pax, un hombre que dejaría, al todavía niño Ramón, una huella negativa en sus días venideros, tomando las riendas de los negocios familiares hasta su mayoría de edad. Pasados algunos años, nuestro comte, seguía con los mismos pleitos que tenía su padre en vida, es decir, las pugnas con los moradores de sus tierras feudales de la comarca de la villa de Santa Margalida. Anecdóticamente, en esa localidad, durante sus fiestas patronales, desde no hace mucho, en el lugar destinado a las autoridades locales, se dejaba una silla y una mesa reservada para su señor feudal, quien, claro está, no hacía acto de presencia; sus descendientes, aunque no se acogían a ese privilegio hereditario, no lo renunciaron.

De las innumerables injusticias que se cuentan del Comte Mal, podemos citar, siendo la lista interminable, y quizás la más conocida y documentada de entre las muchas que se le imputan, la de 1644, cuando uno de los cabecillas de partidas de bandidos al servicio de los Canamunt,el temido y sanguinario conocido por David Profeta, es ajusticiado. Cabe recordar que en ese siglo XVII, tanto Ciutat de Mallorca como el resto de toda la isla, estaba en una guerra local entre los clanes  de los Canamunt y los Canavall; la Casa de Santa María de Formiguera pertenecía al primero. Días después, por venganza, es asesinado a tiros de arcabuz Baltasar Calafat, Procurador Real y Síndico de la Universitat de la villa de Santa Margalida, de esa muerte es imputado Ramón Burgues-Zaforteza y su inseparable y mal asesor padrastro. Por ese caso criminal, es juzgado en Madrid y condenado a pagar quinientos escudos y el destierro de la localidad margalidera. Pero él siguió cometiendo atropellos, sobre todo en los parajes de Galatzó, donde en su casa central se pueden ver huellas de su carácter despiadado, como una argolla para tener encadenadas a sus víctimas, las que después ajusticiaba en la cercana Font d´en Debades.
Escudo de armas del Comte Mal
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Pasado un tiempo, Ramón, queriendo redimir sus penas y salvar el honor de su linaje, levantó a su costa, varias compañías de hombres para servir al Rey en la campaña bélica de Catalunya. En 1645, tras obtener importantes éxitos en la contienda; siendo maese de campo en Girona, el monarca lo nombra Procurador Real de Mallorca, regresando a la isla, donde ejercería su cargo con notabilidad y pasando a ser respetado y profiado por los habitantes isleños.

Tomó matrimonio en dos ocasiones, primero con Francesca Sureda, y el otro con Ana María Núñez de Santjoan Quint de Verí i Vivot, de los cuales no tuvo descendencia, heredando todo su patrimonio y títulos nobiliarios la familia Desbrull y más tarde a los Ferrer de Sant Jordi, que los siguen ostentando en nuestros días actuales. Aunque su óbito físico se produjo el 25 de octubre de 1694, hay gente que asegura que en las largas noches invernales lo ven por sus tierras que poseyó en vida y por su casal de Can Formiguera a lomos de un caballo verde dejando una estela olorífica de azufre.


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