sábado, 26 de julio de 2014

LA ELEGIDA (VI)

Juana María Hernández Joy


EL PROTECTOR DE LA ROSA

Nada más llegar al aeropuerto de Edimburgo, se dirigió a la parada de taxis y le dijo al taxista que la llevara hasta St. Andrew´s Square en el centro de la ciudad donde aprovecharía para hacer unas compras. Ya en el hotel decidió que aprovecharía para visitar el Museo Nacional de Escocia en Chambers Street, y acabaría su primer día de viaje cenando en el Castle Terrace, donde tenía reservada mesa para las siete de la tarde.

Al entrar en el salón del restaurante, el camarero le hizo un gesto para que le siguiera hasta su mesa, cosa que ella hizo gustosamente.
-“¿Cómo, tú otra vez? ¿Se puede saber qué haces aquí? Dijo, al ver nuevamente al atractivo desconocido que había visto días antes en Palma.
-“Perdona, no veo por ningún lado cartel alguno donde ponga que se me prohíbe la entrada a este lugar; además, tenía reservada mesa. Por cierto, yo también podría hacerte la misma pregunta, ¿no crees? Te dije que volveríamos a vernos ¿ya lo habías olvidado?” Le dijo mientras sus ojos la iban recorriendo lentamente desde arriba abajo.

(Foto: Archivo Joana Joy)
Magda se había puesto para esa noche un pantalón negro ajustado y un top de tirantes del mismo color el cual dejaba entrever su generoso escote; sandalias de tacón alto a juego con la vestimenta y como único accesorio, una rosa de plata prendida al cuello con un cordón de piel negro. Y cómo siempre, sus labios del rojo carmín que tanto le gustaba lucir. Su larga cabellera negra, sus ojos del color de las esmeraldas, su piel suave y tersa heredada de su madre y su abuela; conjuntamente con su forma de vestir la hacían ser una mujer muy apetecible y deseada a ojos de cualquier hombre. Y lo sabía, era consciente de ello.

-“Bueno, ¿te vas a sentar para cenar, o pretendes hacerlo estando de pie? Le preguntó viendo que ella no decía nada.
-“Ya veo que no tengo otro remedio, así que me sentaré.”
-“Gracias. Será todo un placer compartir esta cena contigo. Bueno, creo que ha llegado el momento de que me presente, me llamo Fernando, soy de Palma, donde hoy por hoy tengo dos hermanas, mis padres fallecieron hace años; y una casa que recibí en herencia situada en la avenida Jaime III, en pleno centro de la ciudad, donde me quedo siempre que voy a la isla. Actualmente vivo y trabajo en Madrid; allí tengo un estudio de arquitectura. Ahora dime tú…”
-“Me llamo Magda, también soy de Palma y poco más puedo decirte.”

Fernando -o Armand de Montenegro, que era su auténtico nombre- sabía todo sobre ella; había ido hasta allí con la única intención de protegerla. Joan de Guillart así se lo había ordenado, aunque para él, más que una orden, estaba siendo todo un placer.
-“Está bien, no voy a insistir, ya me contarás cuando lo creas conveniente. Estos platos tienen una pinta exquisita, ¿comemos?”
-“Sí. Estoy un poco cansada y quisiera irme pronto a dormir; mañana tengo que levantarme temprano.”
-“De acuerdo. Cenamos y te llevo a tu hotel.”
-“No te preocupes, cogeré un taxi”
-“Como quieras. Pero como caballero que soy, te llevaré hasta la puerta del mismo.” 

Fernando sabía perfectamente los planes que tenía Magda para el día siguiente; ir a Rosslyn, donde de nuevo se encontrarían. Lo tenía todo preparado para el día y también la noche; sería algo muy íntimo entre ellos dos. Deseaba unirse a ella, que los dos fueran uno solo. Por ese motivo, no insistió.
Nada más terminar de cenar, la acompañó hasta el hotel, el mismo donde él también se hospedaba.

-“Gracias por acompañarme, ha sido un placer. No creo que nos volvamos a ver, aquí me despido. Buenas noches.” Le dijo Magda con cierto tono de seriedad, no quería que Fernando notara lo deseosa que estaba de él, tanto como para meterlo esa misma noche en su cama. Pero no, estaba acostumbrada a controlar todo tipo de situaciones, y ésta, no iba a ser la primera que se le escapara de las manos.
-“Buenas noches mi Señora, que tengáis dulces sueños.”
-“Gracias Fernando, igualmente.”
A la mañana siguiente ya lo tenía todo preparado cuando la llamaron de recepción para avisarla de que el taxi que la llevaría hasta Rosslyn la estaba esperando en la puerta.

Nada más salir del ascensor vio a lo lejos una figura que empezaba a resultarle familiar… “¡no puede ser, él otra vez!”
-“Hola de nuevo, he venido expresamente para llevarte a recorrer la ciudad, si me lo permites, claro. Y de paso, invitarte a cenar esta noche. ¿Qué te parece en el mismo restaurante del hotel donde te hospedas? La comida es excelente, manjar de dioses.”
-“De acuerdo. Pero ahora permíteme que no acepte tu propuesta de visitar la ciudad. Necesito ir sola a un sitio. Espero que lo entiendas.” Dijo Magda sin pensárselo dos veces. Al día siguiente su avión salía para Palma y ya no volvería a verle más.
-“Sí, claro. No te preocupes. Hasta la noche entonces.”

(Foto: Archivo Joana Joy)
Sin palabras se quedó Fernando nada más verla entrar en el restaurante. Para esa noche Magda había elegido un ajustado vestido color rojo pasión que marcaba todas sus curvas y demás encantos, los cuales sabía lucir con toda la naturalidad y sensualidad que tenía una mujer como ella; el color de sus labios iba a juego con el vestido. Los zapatos de tacón alto, un pequeño bolso de mano y su rosa de plata prendida al cuello, hacían de ella una mujer realmente apetecible y muy deseable. Tampoco había olvidado ponerse unas gotas de su perfume francés favorito… Él no se quedó atrás, Fernando llevaba un traje con corbata a juego y unos gemelos de oro, con forma de rosa de cinco pétalos y en el centro de la misma, un rubí, que Magda al verlos se preguntó dónde había visto antes otros iguales.

-“He pedido un reservado sólo para nosotros; así podremos charlar tranquilos mientras cenamos. ¿Vamos?”
-“Sí.” Dijo Magda sin titubear.
Durante la cena, Magda no había dejado de mirarle y observar cada detalle y gesto suyo; realmente deseaba a ese hombre y ésa noche sería suyo.
-“¿Dime, qué hace una mujer como tú, sola, por estos parajes?
-“He venido hasta Escocia buscando información para un trabajo de Historia.”
-“¿Por eso esta mañana has ido a Rosslyn?”
-“¿Cómo sabes qué he estado allí?
-“Muy fácil, te he oído cuando se lo decías al taxista, y dime, ¿la has encontrado?
-“No, la verdad es que no. Lo único que pude confirmar es que uno de los protagonistas de mi trabajo, nunca estuvo allí” Dijo con cierto todo de desánimo.
-“¿Y puedo saber cuál es su nombre?”
-“En mi habitación tengo toda la documentación, si quieres, podemos subir y allí te hablo sobre mi trabajo.”
-“De acuerdo.”

(Foto: Archivo Joana Joy)
Nada más entrar en su habitación, Magda se acercó a él y le besó; seguidamente y susurrándole al oído le dijo: “te quiero en mi cama… y ahora, déjame a mí”
Y Fernando fue dejándose desnudar por ella, muy lentamente hasta quedar totalmente sin nada; ella hizo lo propio consigo misma ante la atenta mirada de él… deseaba excitarle mucho más de lo que ya estaba.
-“Ven, vamos a la cama, esta noche serás mío.”
Y Magda empezó a recorrer su cuerpo muy lentamente entre caricias, besos, y algún que otro mordisquito… disfrutando a cada segundo de su piel, mientras su hermosa tizona aguardaba impaciente y de cada vez más inquieta.
-“No puedo más… ven a mí… ven…” Le rogó Fernando.

Como buena amazona que era, se montó en aquel corcel de pura sangre y empezó a galopar, al principio muy despacio y poco a poco fue avanzando con más brío y fuerza hasta llegar al final. Instantes después sus cuerpos se entrelazaron formando uno solo.
-“Nada más verte aquel día en el bar de Palma, supe que eras un peligro de mujer. Ahora no tengo duda de ello. Por eso y por muchas cosas más es que me enamoré de ti. ¿Sabes?”
-“¿Dime?” Contestó ella.
-“No es la primera vez que estamos juntos mi querida Magda. ¿Recuerdas aquella mañana, qué nada más despertarte te notaste la marca de un ósculo sujelativo en tu vientre? Necesitaba conocerte, saber de ti y cuando te encontré… te vi tan hermosa, tan sensual, tan mujer, que no pude evitar desear hacerte mía; no podía esperar a verte en persona, te deseaba demasiado.”
Magda escuchaba atentamente a Fernando, no dando crédito a lo que oía.
-“¿Me quieres explicar cómo lo hiciste?”
-“Sabes perfectamente cómo lo hice, tú también conoces la técnica. A pesar de que ya han pasado más de veinte años de aquello, no lo has podido olvidar. Ni yo tampoco. Deseo nuevamente hacer el amor…”  Le dijo mirándola fijamente a los ojos mientras sus fuertes manos comenzaban a acariciar la suave piel de su esbelto cuerpo.

LA MUERTE DE UN TORERO EN LA PLAZA DE TOROS DE INCA

Josep María Osma Bosch

Cinco son las plazas de toros existentes en nuestra isla mallorquina: el Coliseo Balear, obra de Gaspar Bennàzar Moner, inaugurada el 21 de julio de 1929 y con un aforo de 14,424 personas; la de Muro, única en el mundo por la forma de su construcción en una hondonada de una cantera, con capacidad de 6.000 asientos e inaugurada en 1918; la de Alcúdia, coso que se halla adosado al bastión de Sant Ferran, y puede albergar en sus gradas a 3.600 espectadores; la de Felanitx, llamada La Macarena, la más antigua de la isla y hoy en desuso de festejos taurinos, fue construida en el año 1914, y con cabida de 5.000 asistentes; la de Inca, la que nos ocupará en estas líneas por un trágico suceso ocurrido hace 85 años, con aforo de 8.000 plazas y construida en 1918. Bueno, no quisiera dejar de citar otra que se halla en la possesió (predio) de Son Puigdorfila, en el término municipal de Palma, en la actualidad, y desde hace años, en estado ruinosos, en la cual durante el siglo XIX y principios del XX se celebraban peleas de toros y perros con apuestas del público que allí se congregaba para ver tan espantoso espectáculo. 

Plaza de Toros de Inca en la actualidad.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch).
Era la tarde del 29 de julio de 1929. Inca, la capital del Raiguer mallorquín, la ciudad de la piel, celebraba la festividad de sus dos santos patronos, San Abdón y San Senén; entre los actos lúdicos de ese día festivo figuraba una gran corrida de novillos con la terna de novilleros de primera línea de esa época: el mallorquín Melchor Delmonte (Melchor Lladó Capmany), el cordobés Lagartijo II, y el alicantino Ángel Celdrán Carratalà, protagonista de este artículo.

Ángel Celdrán Carratalà, que profesionalmente omitiría en los carteles de sus actuaciones el apellido paterno, nació el 9 de mayo de 1903 en el número 60 de la alicantina calle de Bazán. A los catorce años de edad abandona los estudios primarios para trabajar de aprendiz en una ferretería de su ciudad natal, establecimiento que abandona tres años después para ocupar plaza laboral en otra ferretería, esta vez en Valencia capital y curiosamente su razón social era “El Toro”, en la cual permanece otros tres años. En ese momento, Ángel tenía 20 años y es cuando decide, con la oposición familiar, dedicarse al mundo taurino, y para ello contó con la ayuda de un famoso apoderado valenciano, José Ríos, que le metió en el cartel de una becerrada a celebrar en Castellón. Como novillero debuto en la ciudad que le vio nacer el 8 de julio de 1923. Su mayor éxito lo obtuvo el 4 de julio de 1926 en una excelente faena con el novillo “Cañamero”, de la ganadería Miura. 1928 fue un año en el que participó en más de treinta festejos de toda la nación, siendo en la plaza de toros donde sufrió una cornada en el pecho, de la cual pudo salir airoso. 

Retrocedamos a esa tarde calurosa festiva inquera del antepenúltimo día del mes de julio. La plaza estaba a rebosar de un público, que al son de pasodobles interpretada por la banda municipal de la ciudad, con enérgica voz proliferaba gritos de oles y aplausos dedicados al joven torero alicantino que demostraba una bravura sin igual delante del toro “Saltador”, marcado con el número 50 de la ganadería salmantina de Fabián Mangas. La faena discurría con toda normalidad hasta que en un momento dado el capote del diestro se enlazó con el toro quien le clavó uno de sus pitones  en todo el vientre, dejándolo en el suelo de la arena que ya empezaba a ser teñida con su sangre. 

Rápidamente, con el aforo de la plaza que había dejado sus vítores y llenos de pánico, fue llevado a la enfermería del coso donde se le practicaron las primeras curas a la grave peritonitis sufrida suministrando por vena dosis de aceite de alcanfor para paliar el dolor y la alta fiebre que lo iba consumiendo a pasos agigantados. Tras pasar una noche de agonía, en la cual fue visitado por los alcaldes de Inca y de Palma, a las 10:12 h. fallecía, dejando una joven viuda y un hijo de un año de edad. Una vez lavado el cadáver y amortajado, se constituyó la capilla ardiente en la misma enfermería de la plaza, por la cual pasaron a rendirle el último adiós infinidad de personas que habían asistido a su última faena taurina.

Ángel Celdrán Carratalá.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Al día siguiente, el último del mes de julio, un pleno extraordinario del ayuntamiento de Inca acordó por unanimidad hacerse cargo de los gastos de una misa funeral en la iglesia parroquial inquera de Santa Maria la Major, del embalsamamiento y traslado en tren hacia Palma y en barco a la ciudad levantina. A la llegada a Palma de Mallorca, sus restos mortales fueron recibidos por toda la corporación municipal y embarcado en el vapor “Jaume II” con destino a Valencia. Una vez en la capital del Turia, su cuerpo, acompañado de una larga comitiva de vehículos cargados de coronas florales, fue trasladado a su ciudad natal, donde se le instaló una capilla ardiente en la sede de un club taurino que llevaba su nombre.

Sus restos mortales se hallan en un artístico panteón en el cual hay un grupo escultórico de dos figuras, una de ellas es una tradicional y españolísima “manola” acogiendo entre sus brazos al torero muerto en la plaza de toros de la ciudad de la piel; es obra del escultor alicantino Juan Esteve y está situada en el número 96 de la vía de San Agustín. Ángel Celdrán Carratalà tiene una calle dedicada en su ciudad natal, aunque, y curiosamente, en la de Inca, localidad donde vivió sus últimos momentos de vida, ninguna de sus vías públicas lleva su nombre, y  ni siquiera una simple placa conmemorativa en la plaza de toros que le vio morir en aquella estival tarde del 29 de julio de 1929.         

Finalizo este artículo con una glosa al estilo mallorquín, dedicada al malogrado Àngel Celdrán Carratalà compuesta por uno de los más grandes “glosadors” que ha dado Mallorca, Bartomeu Català Barceló (1898-1975), aunque con unos pequeños errores como la fecha del trágico suceso y el número de marcaje del toro.  


                                                                  SA MORT DÉN CARRATALÀ

                                                                    En Sión Delmonte vengué
                                                                    a Inca per torear
                                                                    amb n´Àngel Carratalà
                                                                    i en Lagartijo també.

                                                                    Quan sa quadrilla va entrar
                                                                    de passeig dins sa plaça
                                                                    tothom aplaudí en massa
                                                                    el valent Carratalà.


                                                                     Era dia vint-i-vuit
                                                                     del calorós joriol
                                                                     quan el cel se posà dol
                                                                     de niguls sense lloc buit.

                                                                     Es segon bou per a ell era
                                                                     número cinc Saltador
                                                                     Carratalà sense temor
                                                                     se´n va davant sa fiera.

                                                                     Dispost a fer-se lluir
                                                                     per tenir es públic content
                                                                     Carratalà en el moment
                                                                     es bou traïdor el va ferir.

                                                                     Adiós Carratalà
                                                                     de pena es meu cor se tanca
                                                                     un toro de Salamanca
                                                                     sa vida te va llevar.

                                                                     Era dia trenta-u
                                                                     les tres havien tocades
                                                                     quedaren ses fabriques tancades
                                                                     quan el se´n havien de dur.

                                                                     Adiós Carratalà
                                                                     Donya Salut i Corones
                                                                     Inca per moltes estones
                                                                     tristes memòries tendrà.


LA IGLESIA MEDIEVAL EN MALLORCA (II)

Juan Ramón Pons

LA CONQUISTA DE MALLORCA Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL DE CIUTAT DE MALLORCA.
El 31 de diciembre de 1229 el Rey Jaime I “El Conquistador” entra triunfante por la ciudad de Medina Mayurka. A partir de este momento la Balear Mayor queda bajo su control. ¿Cómo fue la conquista? ¿Tuvo apoyo de la Iglesia? Eso lo vamos a intentar explicar de forma para que todos lo podáis entender.

Monumento al rey Jaume I en la
plaza de España de Palma.
(Foto: Archivo José María Ibáñez)
Las causas de la Conquista de Mallorca fueron en primer lugar políticas, ya que se buscaba eliminar la piratería del Mediterráneo, cuya base principal eran las Islas Baleares y suponía un grave peligro para el comercio marítimo catalán. Por otra parte, se intentaba crear en las Baleares una plataforma comercial que permitiese el comercio con Oriente y con el norte de África. Estos serian a grandes rasgos los motivos políticos de la conquista, sin embargo, a nosotros nos interesa el punto de vista religioso, ya que tuvo los privilegios propios de una cruzada.

En diciembre de 1228, el Rey Jaime I “El Conquistador” convoca las Cortes en Barcelona, allí propone su proyecto de conquistar Mallorca a los nobles: Guillem de Montcada, Ramón de Montcada, el Conde d’Ampuries, Nuno Sanç y las autoridades eclesiásticas, quienes ofrecieron lo siguiente para la conquista de Mallorca: El Arzobispo de Tarragona, Aspargo, el Obispo de Barcelona, Berenguer de Palou, quien ofreció 100 caballeros, mientras el Obispo de Girona, ofreció 30 caballeros, después el Abad de Sant Feliu de Guixols que ofreció aproximadamente 5 caballeros y el Prebost de Tarragona le ofreció al Rey su presencia en la empresa.

Al poco tiempo, salieron con las naves hacia Mallorca donde llegaron el día 12 de septiembre de 1229 a Santa Ponça, allí se celebró una misa nada más desembarcar el obispo de Barcelona ofició una misa, esta capilla, la podemos ver desde la carretera de Palma hasta Andratx y un lugar querido por los calvianers. El Obispo dijo que para la cristiandad, la conquista de Mallorca era una cruzada y para ello, la propagación de la fe cristiana era sin duda el gran objetivo. Viendo que la batalla podía correr un grave peligro y que la nobleza pudiese abandonar al Rey en su empresa, el Papa Gregorio IX lanzó una bula el 29 de noviembre de 1229 dirigida al prior de los dominicos de Barcelona y a Ramón Penyafort para que predicasen una cruzada en Arles y Narbona, concediendo las mismas indulgencias que a los cruzados que iban a Tierra Santa. El Rey Jaume I, había puesto a Medina Mayurka bajo asedio, finalmente, se abrió una grieta en las murallas de Ciutat y permitió a los catalano-aragoneses entrar en Medina Mayurka, el 31 de diciembre de 1229.

Una vez conquistada la ciudad de Medina Mayurka, el Rey decidió en primer lugar repartir entre sus aliados el botín que se había conquistado contra los infieles, quienes salieron beneficiados fueron: El llamado “Llibre del Repartiment” nos habla del siguiente reparto de caballerías: El Rey y Nunó Sanç recibieron 13.446 caballerías divididas de la siguiente forma: 5.674. De las cuales, fueron unidades para valorar las unidades aportadas y las tierras que les correspondería a la hora de repartir. Salvo el propio Jaime I y el Nunó Sanç, quien se llevó una gran cantidad fue el Obispo de Barcelona, a quien le correspondieron: 875 caballerizas y media. Después la Orden del Temple le tocaron unas 525 caballerizas y media, al Obispo de Girona 459, al Abad de San Feliu de Guixols 169 caballerizas y media; al sacristán de Barcelona le tocaron unas 142 caballerizas, al archidiacono de Barcelona unas 106 caballerizas, al sacristán de Girona unas 89 caballerizas y al preboste de Saxona unas 37 caballerizas.

Por otra parte, el padre de Jaime I, Pedro II “El Católico antes de morir en la batalla de Muret en 1213 luchando en la cruzada anti albigense (Cataros), tuvo ya la idea de conquistar Mallorca en 1205, el entonces Papa Inocencio III le animó y le dijo que una vez conquistada Mallorca se permitiría a la Santa Sede a fundar un Obispado. Precisamente, esta promesa fue llevada a cabo por el propio Jaume I, sin embargo, le prometió de forma imprudente al Obispo de Barcelona Berenguer de Palou que cuando Mallorca fuese conquistada, la sede de Barcelona tendría bajo su jurisdicción las de Mallorca, Menorca, Ibiza, Denia y Orihuela. 

Efectivamente, un vez culminada la conquista, el Obispo de Barcelona y su curia no dudaron ni un minuto en recordar al monarca su promesa de la unión episcopal de la isla con Barcelona, sin embargo, no contaron con la presencia del Obispo de Gerona y su curia, ellos reclamaron que Mallorca estuviera bajo la vara pastoral de Gerona. Ante esta situación, el Rey Jaime I decidió otorgar la Sede de Mallorca al Arzobispo de Tarragona, ya que consideraba el Rey que Mallorca debía de tener un obispo propio y que la Sede episcopal debía de estar separada pero dependiente de la provincia metropolitana de Tarragona

Sin embargo, esto provocó unas fuertes discusiones que hicieron que la Santa Sede con el Papa Gregorio IX al frente, quien envió a San Ramón de Penyafort con la orden de que se eligiera finalmente un obispo que no fuera de Tarragona. Finalmente, en 1237 se nombra a Ramón de Torrelles, como el primer Obispo de Mallorca. Desde entonces, seria la Santa Sede quien nombraría los obispos de Mallorca de forma directa prohibiendo al prelado unirse a cualquier otra provincia metropolitana y la sede mallorquina quedaría bajo mandato directo de Roma. Una condición que perduraría hasta el año 1492.

Por otra parte, esta protección de la Santa Sede sobre Mallorca trajo como consecuencia una serie de privilegios que se concedieron al obispado de Mallorca. Ejemplo de ello, seria que el Papa Gregorio IX ordeno al Obispo de Aix de Provenza que predicase en su diócesis una indulgencia similar a la de los cruzados de Tierra Santa para aquellas personas que quisieran venir a Mallorca a vivir; y en 1233 el Papa renovó las indulgencias y además, otorgaba al clero que predicase en la Isla los beneficios que habían tenido con anterioridad. Por tanto, estamos ante un momento, en que la Santa Sede quería asegurar la repoblación de Mallorca al poco tiempo de que la isla abrazase la Cristiandad.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA CATEDRAL DE PALMA DE MALLORCA Y LA CURIA DIOCESANA.              
Imagen de Santa María del Mar, titular
de la Catedral de Palma.
(Foto: Archivo Juan Ramón Pons)
Al poco de culminarse la Conquista de Medina Mayurka, el Rey Jaime I “El Conquistador” ordenó que la mezquita mayor de la ciudad musulmana situada al lado de la Almudaina se convirtiera en una Catedral en honor a Santa María, dicha Catedral será la única que está situada sobre el mar. Precisamente en el Llibre dels Fets, el Rei en Jaume dice a sus caballeros y repobladores reunidos con el monarca: “Barons. Noshem estat aquí catorze mesos sense voler-nos separar ni un momento de vosaltres. Ara som a l’entrada de l’Hivern, i que com que ens sembla que a n’aquesta terra no té, gràcies a Déu, res a témer, ens hem volem anar, car que des d’allá us podem donar assistència més gran que no fariem estant aquí amb vosaltres, i enviau-vos gent de armes tals que bastin a la defensa de la illa, o venir personalment si calgués. I podeu creure en bona fe que no hi haurà cap moment al mon, ni de dia , ni de nit, que la major part del nostre pensament no estigui amb voltros. I ja que Déu ens ha fet tanta gràcia de donar-nos un Regne dins la mar, cosa que cap Rei d’Espanya no pogué aconseguir mai, li hem edificat aquí una esglèsia a Nostra Senyora Santa Maria, i tantes que n’hi haurà, sapigueu que no us desampararé, ans al contrari: Mitjançant la meva ajuda i la meva persona sovint i repetidament ens veureu i ens tindreu entre vosaltres. (Vinas, 2008)  La construcción dio comienzo en 1230, a medida que se iban destruyendo los restos de la antigua Mezquita, sin embargo, las obras fueron a buen ritmo y así fue como en 1269, ya que había construido el ábside permitiendo al Obispo Pedro de Morella poder consagrar el Altar Mayor situado en la Capella de la Trinitat o Capella Real. Sin embargo, la Seu no se terminó hasta 1601 con la Consagración del Portal Major.

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE LA CATEDRAL DE PALMA DE MALLORCA?
Restos de la antigua Mezquita Mayor de Medina Mayurka.
(Foto: Archivo de Juan Ramón Pons)
Es un templo de estilo gótico, mide aproximadamente unos 121 metros de largo y unos 55 de ancho. También, es la única catedral del mundo occidental que esté situada tan cerca del mar y que ésta se refleje en el gran azul.
              
Su rosetón mayor tiene un diámetro que mide alrededor de 13.8m y 150m2, lo cual lo sitúa entre uno de los más grandes del mundo. Además, lleva dibujado en cristales de colores la Estrella de David, también como curiosidad, podemos ver como los dos rosetones, el mayor y el otro situado en el Portal Major se fusionan en uno mismo en los dos cambios de solsticios tanto en junio como en diciembre.
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Es una Catedral que tiene todos los estilos artísticos desde el gótico mediterráneo hasta las últimas tendencias del Siglo XX y XXI con presencia de actuaciones llevadas a cabo por Antoni Gaudí o Miquel Barceló.

Tumba del Obispo (Antipapa Clemente VIII), Gil
Sánchez Múñoz.
(Foto: Archivo Juan Ramón Pons).
La Seu guarda algunas cosas curiosas que os explicare en unos momentos: Los dos rosetones están orientados hacia los puntos cardinales: Este y Oeste. Dicha orientación de ambos rosetones ofrece uno de los grandes espectáculos naturales y misticos que se pueden contemplar en Palma cuando se producen los cambios de solsticios; verano e invierno donde la luz entra por ambos vitrales y hace que los dos rosetones se superpongan uno encima del otro. Existen otras curiosidades como dos esqueletos colgando en la primera capilla entrando por el “Portal Major” no se sabe si son humanos… Otra curiosidad es que la campana mas grande la Catedral se la conoce como n’Eloi y solo suena en las grandes fiestas. Además, dentro del museo catedralicio, se halla la tumba del antipapa Clemente VIII (Sucesor del Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna) y está señalizado por un sombrero blanco que cuelga del techo. Para terminar, otra de las preciosidades que conserva nuestra Catedral es un Lignum Crucis del Siglo XV.


BIBLIOGRAFÍA:

*Pérez Coll, Lorenzo, Coll Tomás, Baltasar: Ramón de Torrella: PRIMER OBISPO DE MALLORCA: DOCUMENTACION, BIOGRAFIA Y SEPULCRO. Editado. Catedral de Palma de Mallorca. 1988.
*Santamaria, Alvaro: ESGLESIA I ADMINISTRACIÓ A MALLORCA A L'ÈPOCA DEL CISMA D'OCCIDENT. Edit. Institut d'Estudis Balearics. Palma 1984.
*Sastre Moll, Jaume, LA SEU DE MALLORCA (1390-1430): LA PRELATURA DEL BISBE LLUÍS DE PRADES I D'ARENÓS. Edit. Consell de Mallorca. Palma. 2007.
*Vinas, Agnés i Robert, EL LLIBRE DELS FETS DE JAUME I "EL CONQUERIDOR". Palma. Editorial Moll. Any 2008.
*Xamena Pere i Riera, Francesc, HISTORIA DE L'ESGLESIA A MALLORCA. Ed. Moll. Palma. 1986.




sábado, 19 de julio de 2014

LA CONQUISTA DE YÀBISA Y FURMINTÌRA

 Josep María Osma Bosch                                 

Hace unos días recibí un correo de un seguidor de este Blog en el cual me expone que de las casi tres decenas de artículos que he escrito en el mismo, ninguno de ellos lo he dedicado a Eivissa y a Formentera; y tiene toda la razón ese amable y perspicaz lector, y para purgar mi falta, aquí os dejo uno dedicado a la mayor de esas islas hermanas, también conocidas como las Pitiüsas.

Pocos meses de después, concretamente el 29 de septiembre de 1231, del tratado de Capdepera, por el cual el rey Jaume I pasaba a ser protector de Minûrqa otorgándose la soberanía de todos los recintos fortificados de esa isla, convino con el Infante Pedro de Portugal, la permuta del señorío del reino de Mallorca por el condado de Urgell, y al mismo tiempo el monarca ofrecía al portugués y al conde del Rosselló Nunyo Sanç, por cierto, parientes suyos, la invitación de ocupar las islas de Yâbisa y Furmintîra mediante un protocolo, en el cual Jaume I se reservaba lo similar a lo de Minûrqa y a esos dos magnates les cedía los territorios a ocupar en calidad de feudo. Para esa campaña, el rey fijo un plazo de buen fin de la total conquista  hasta el 29 de septiembre de 1233, pero el proyecto no se pudo llevar a cabo. 

Alcázar de Eivissa
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
El día 7 de diciembre de 1234,  durante las cortes generales de Aragón celebradas en Alcañiz, en el Alto Aragón, el rey Jaime I suscribe un protocolo por el cual cedía a Guillem de Montgrí, sacristán de la catedral de Girona y arzobispo electo de Tarragona los derechos de la conquista de Yâbisa y Furmintîra, en poder de los musulmanes desde el año 902; el prelado sería feudatario del monarca, el cual, no asistiría por estar planificado la conquista del reino moro de Valencia, pero se reservaba la soberanía y derecho de guerra y paz, fijando un plazo de ocupación desde el momento de la firma del protocolo hasta el 29 de septiembre del año siguiente; curios que en las dos veces que el rey de Aragón propone esa conquista fija ese plazo de fin de invasión en esa fecha.

Insuficientes eran las fuerzas mercenarias que puedo reunir Montgrí ante tan magna empresa, Bernat Desclot, uno de los grandes cronistas medievales, en el capítulo XV de su Crònica  nos relata la respuesta del arzobispo gerundense que le dio al rey aragonés en el momento de la firma del protocolo: “E sia plaer de Deu, qui aquest tan ardit fet vos ha mes en cor de començar que ell la us leix acabar, a honor sua e a profit vostre e nostre, e de tota crestiandat. E yo don vos mil marchs d´argent e cincents muigs de civada, e docents cavallers, e bons mil servents ab llances e ab ballestes, qui seran bons en terra e en mar; e donarlos he bon sou, e ferlos he llur ops, e tot quant haguen mester, tro que la terra sia conquesta”. El 12 de abril de 1235, para reunir más efectivos,  Guillem de Montgrí suscribió un acuerdo con Pedro, Infante de Portugal y el conde Nunyo Sanç. Algunas de las principales clausulas de ese contrato las veremos líneas más abajo, este acuerdo se redactó según el derecho feudal catalán ad consuetudinem Barchinone.

Según las fuentes que he consultado para la realización de estas líneas, como son el Llibre dels Feits escrito por el rey Jaume I, el Kitâb al-rawd al-mi´tar fî khabar al-aktâr crónica de Íbn´Abd al-Mun´im al-Himiyârî, la Crònica de Bernat Desclot, poco se sabe del diario de operaciones de la expedición catalana. Las tropas desembarcaron al norte de Yâbisa, y sin hallar resistencia llegaron a la ciudad, la cual estaba protegida por un triple recinto amurallado, el primero situado en lo alto de un montículo coronado por un imponente castillo, el segundo contaba cuatro puertas, y el tercero protegía un barrio situado a extramuros. Los invasores, al ver esa, de momento, inexpugnable triple muralla de 3,2 has., auguraban un largo asedio, aunque no fue así, ya que el día 8 de agosto, festividad de San Ciriaco, pudieron acceder al interior, siendo el primer hombre en hacerlo el ilerdense Joan Xicó, de la mesnada del conde Nunyo Sanç; horas después, tanto la guarnición de la fortaleza  de  como la población de la ciudad se rendían sin condiciones.

Una vez consolidada la conquista en las dos islas, se procedió al reparto de la isla entre los magnates mediante el protocolo Memoriale divisionis. Los gastos ocasionados durante la campaña serían sufragados con el botín obtenido en el saqueo. Yâbisa, que en esos momentos estaba dividida en los cinco distritos, aunque tras el reparto se restaría uno. El alcázar y la ciudad, se fraccionaron en tres partes iguales; igual de esta manera, pero según la aportación económica, material y efectivos humanos aportados por cada uno de ellos, las salinas de las dos islas. El prelado, según el protocolo firmado el 7 de diciembre de 1234, en calidad de feudatario del monarca aragonés, se constituya en el Señor de las tierras conquistadas recibiendo en el reparto dos cuartas partes de la zona rural, siendo partida el resto entre los otros dos magnates: Montgrí obtuvo un cuarto de Balansat y Ses Salines; Pedro de Portugal un cuarto de Santa Eulària y el conde del Rosselló le tocó el cuarto de Portmany. Por su parte, la isla vecina de Furmintîra, su parte el arzobispo de Tarragona cogió la parte oriental, Pedro de Portugal, el sur-oeste, y Nunyo Sanç el norte de la islam´s los islotes de S´Espardell y S´Espalmador.

Una de las principales cláusulas del protocolo suscrito entre los tres magnates era creación de una parroquia con un templo dedicado a Santa Maria; se construyó sobre los cimientos de la mezquita mayor y fue dotada de unos inmuebles que se hallaban en la alquería de Maçana y con una dotación de una renta anual de 250 besantes de plata que se obtendrían sobre la recaudación de impuestos sobre las salinas, templo que pasaría a depender del arzobispado de Tarragona, o sea de Montgrí, aunque este nombró para su administración a un vicario general. Otra clausula era que los tres magnates nombrarían en sus respectivas zonas que le tocasen en el reparto a personas de su confianza para ocupar los cargos de batle (alcalde), veguer (jueces), y administración. El 9 de enero del año siguiente, las dos islas recibieron, no de parte real, sino de los tres principales actores de la conquista, una carta de franqueza similar a la otorgada a Mallorca por el rey Jaume I.

Como cada historia tiene su parte de leyenda, la que hoy nos ocupa no podía ser una excepción. En la noche del 7 al 8 de agosto de ese año de 1235, mientras caían sobre el castillo de Madîna Yâbisa enormes piedras lanzadas por los sitiadores mediante un trabuquete, el walî (gobernador) de la isla, al entrar en su aposento quedó de piedra al ver a su esposa y a su propio hermano realizando el acto sexual. Lleno de ira, y sin dilación alguna, tras desenvainar su cimitarra y empuñarla en todo lo alto y hacer rodajas a aquellos que le habían producido infidelidad, proliferó un terrorífico grito que se pudo oír por toda la ciudad e incluso en las líneas enemigas. Minutos después, tras traspasar a la carrera los tres recintos fortificados,  arma en mano y con una fuerza colosal se enfrentó a un número superior de cristianos hasta caer muerto, y en ese momento fue cuando los invasores de la pacífica y culta Madîna Yâbisa accedieron al alcázar saqueando y dando muerte a todo ser viviente que a su paso hallaban. Otra versión de esta leyenda, y parece las más fiable, es que el hermano del walî, en venganza porque este último le había quitado a su esposa, abrió una ventana de su casa que daba a la muralla y por ella entraron las tropas cristianas; así que, si tenemos que creer esta versión, la toma de la ciudad se produjo gracias a una traición.

Monumento de Guillem de Montgrí en Eivissa
(Foto: Archivo de Josep María Osma Bosch)
Cada 8 de agosto, durante la festividad de San Ciriaco, patrón de Eivissa desde 1650, entre los diversos actos que concurren en la capital de la isla mayor de las Pitiüsas, dos son los que destacan, sin menos despreciar a los restantes; uno de ellos es depositar una ofrenda mural en la estatua yacente de Guillem de Montgrí situada en la Plaça d'Espanya de Dalt Vila, copia fidedigna de su monumento funerario que se halla en la catedral de Gerona; el otro es la visita en la capilla del santo, templo que data del año 1754, y en cuyo interior, debajo del altar, se halla la boca de la mina excavada por los invasores para penetrar dentro del alcázar, y donde, como hemos visto en la leyenda, el walî combatió con denuedo hasta la última gota de su sangre para defender aquella hermosa y culta madîna que por el espacio de casi tres siglos había sido parte de las Al- jaza'ir al Sharquiya li-l- Andalus (Islas Orientales de Al Andalus).




domingo, 13 de julio de 2014

LA ELEGIDA (V)

Juana María Hernández Joy

EL DESTINO

Caía la noche cuando Magda llegaba a su habitación a descansar después de haber regresado de su viaje de dos días a Galicia y cenado algo que como siempre, le había preparado el bueno de Bernat. Necesitaba darse un baño y relajarse, así que, mientras se dejaba embriagar por los adagios de Albinoni, se prepararía uno y después se pondría cómoda, tumbándose en el sofá y leyendo uno de sus libros preferidos hasta que Morfeo viniera a por ella y se la llevara, transportándola a su mundo.

En él estaba cuando se vio en un inmenso prado y a lo lejos un bello corcel negro que hacia cabriolas y galopaba salvajemente por el mismo; realmente era un bello ejemplar de pura sangre. Todo quedó ahí… Pero no su sueño el cual la llevó a adentrarse en un jardín lleno de gente, toda vestida de negro, y un hombre joven, el cual no parecía ir con el resto y quien la miraba como si la conociera de siempre. Magda entró en la casa a la cual el jardín pertenecía, se dirigió a una habitación donde había una cama grande y sobre ella fotos, muchas fotos y todas antiguas; mientras las estaba mirando volvió a aparecer el hombre joven y dirigiéndose a ella le dijo:

(Foto: Archivo Joana Joy)
-“¿Conoces a alguien de esas fotos?”
-“No.” Respondió Magda.
-“Ellos son tu familia, tu pasado.”
-“¿Mi familia, dices…?”
-“Sí.” Contestó afirmativamente el joven desconocido.
-“¿Quién eres, y cómo sabes que son mi familia, si yo misma no los conozco?”
-“Soy tu Destino.”

De repente, se despertó sobresaltada con esa frase en su pensamiento y en ese instante recordó la conversación mantenida días antes con Michel. A la mañana siguiente se levantó temprano, avisó a Bernat de que no le preparara el desayuno, ya que bajaría a Palma y tomaría algo por el centro.
Eran las diez en punto de la mañana cuando abría la puerta de un céntrico bar de la Plaza España donde solía ir cada vez que estaba por la ciudad. Nada más entrar, vio como un hombre apostado en la barra no dejaba de mirarla fijamente; ella tampoco pudo evitar no hacerlo, nunca antes había visto un hombre así; alto, elegante, con clase, sus cabellos eran rubios como el sol y sus ojos grandes y negros como el azabache. 

-“¿Quién sería aquél hombre que no dejaba de mirarla?”- Mientras decidía donde iba a sentarse, el desconocido se acercó…
-“¿Perdona, te importa si me siento contigo? Sólo verte entrar me has gustado y quisiera conocerte.”
-“Lo lamento, pero no estoy sola, espero a otra persona” Contestó molesta Magda y con idea de que ese maleducado desconocido no la molestara más.
-“De acuerdo, te pido disculpas por haber alterado tu tranquilidad”
-“No pasa nada” contestó Magda toda seria y muy seca; sus ojos echaban fuego mientras lo miraba fijamente.

El atractivo desconocido volvió a su sitio de la barra y continuó observándola, cosa que empezaba a incomodarla, “¿cómo se atrevía a mirarla así, con ese descaro y a la vez, de esa manera tan elegantemente provocadora y seductora?” Intentó centrarse en sus cosas y en ello estaba, cuando al cabo de un rato, nuevamente el desconocido se le acercó y le dijo al oído: “lástima de la oportunidad perdida, en otra ocasión será.” Dicho esto, dio media vuelta y se marchó.

-“Buenos días querida sobrina, ¿qué tal tu paseo por As Terras Galegas?” Le dijo su tío Joan, quien acababa de llegar al bar.
-“!Tío Joan! ¿Cómo sabías que estaba aquí? Ya… no me contestes, tú lo sabes todo; venga, siéntate y tomemos uno de esos desayunos al estilo mallorquín que tanto te gustan.” Dijo Magda, sorprendida y a la vez contenta de volver a verle.

-“¿Qué tal mi niña, cómo estás? ¿Y por cierto, qué te pasa en la cara? Pareces enfadada o molesta por algo.” Joan de Guitart sabía perfectamente lo que le pasaba y también quien era el desconocido que había estado hablando con su sobrina, él mismo lo había enviado para que tuviera un primer acercamiento con ella. Y el resultado fue el esperado. Le alegraba saber que aunque Fernando- que así era como le llamaban en la Orden- ya conocía a Magda a través de unas fotos que él mismo le había enseñado, entre ellos había habido química nada más verse.

-“Por Galicia todo bien, disfruté con la conferencia a la que asistí, por cierto, el juego o mejor dicho el jugador no era tan buen contrincante como me esperaba, fue fácil ponerlo en jaque.” Contestó Magda recordando la conversación mantenida con Santiago de Lemos después de que éste terminara su exposición verbal sobre el mundo del Románico.
-“Lo sé, conozco bien tus artes y como las utilizas, yo mismo fui quien te las enseñó. Pero, escucha bien lo que te voy a decir… y no voy a repetírtelo dos veces, ya lo sabes; ten cuidado y nunca bajes la guardia, muchos vendrán y otros tantos te buscarán y perseguirán, repito… nunca bajes la guardia. Y por último, y quiero que te grabes estas palabras que te voy a decir… PIENSA COMO HOMBRE, PERO SIEMPRE ACTUA COMO LO QUE ERES, UNA MUJER. ¿Entiendes lo qué quiero decir? Sigue mis consejos mi niña Magda, y nada ni nadie podrá contigo ni contra ti.”
-“Sí. Lo haré tío Joan, sabes perfectamente que siempre he seguido y sigo tus sabios consejos.”

(Foto: Archivo Joana Joy)
Dicho esto y después de tomar cada uno el suculento desayuno, salieron los dos del bar.
-“¿Hacia dónde te diriges ahora? Le preguntó su tío.
-“Voy a dar un paseo por las tiendas a ver si veo algo que me guste para mi próximo viaje.”
-“¿Te marchas de nuevo, cuál es tu destino esta vez?”
-“Dímelo tú.”
-“!Ja, ja, ja,ja,ja! Muy buena respuesta mi querida sobrina, aunque innecesaria. Solamente te diré que vayas donde vayas, te esperan sorpresas. Ahora te dejo, tengo cosas que hacer; nos vemos a la noche.” Dicho esto, se despidió de ella y se marchó.

Al quedarse sola, volvió a recordar al desconocido que había visto nada más entrar en el bar, quedó prendada de él y tenía que reconocer que como hombre era un bello ejemplar, cualquier mujer se fijaría en él sin importar edad. “¿Pero por qué estaba pensando en él, si nunca más volvería a verle?” Inmediatamente lo apartó de su mente y se centró en el verdadero motivo por el cual había ido al centro de Palma. En pocos días se marchaba a Escocia, y quería tenerlo todo preparado y listo, para que no le faltara ningún detalle antes de su partida.

sábado, 12 de julio de 2014

LOS CUATRO AUTOS DE FE DEL AÑO 1691

Josep María Osma Bosch

Pocas son las personas residentes en Palma de Mallorca que tengan conocimiento de que en la esquina de las calles Bellver e Infanta, a un tiro de piedra de la antaño bulliciosa, con discotecas, clubes de alterne, bares de copas, y ahora decadente plaza D´en Gomila, en el modernista barrio de El Terreno, hace casi tres siglos y cuarto ocurrió uno de los sucesos más luctuosos que han engrosado las páginas de la historia negra de la ciudad; hecho que fue fuente de inspiración de la novela histórica Dins el darrer blau, obra varias veces premiada de mi buena amiga y miembro de la Real Academia de la Lengua Carme Riera Guilera.

El  13 de octubre de 1678, gracias a una delación de un niño, la Santa Inquisición de la Ciutat de Mallorca  procedía al arresto de doscientos treinta y siete xuetes (descendientes de judíos conversos) residentes de la calle del Segell, en el Call Menor (actual calle Jaume II y alrededores), el motivo de esa detención masiva de personas era que, de forma clandestina,  practicaban la religión de sus antepasados en un huerto habilitado para sinagoga que estaba situado entre las puertas de muralla de Sant Antoni y Pintada. Tras ser pasados por la justicia inquisitorial, los reos sufrieron la confiscación de sus bienes, cuyo montante económico fue de 1.496.270 pesos de la época, equivalente a 1.605.348 lliures mallorquines, una astronómica cantidad, de la cual, el 47,35 por 100 de esa confiscación, el Santo Oficio lo destinó a los reos para su manutención, costas de juicios, atenciones sanitarias…También fueron obligados a la asistencia a misa a la catedral durante los domingos y fiestas de guardar y siempre bajo la vigilancia de alguaciles. Por su parte, el lugar donde realizaron sus cripto rituales fue derruido y sembrado de sal y fue erigido una columna con la siguiente inscripción:”Año de 1879. Fue derribado, arado y sembrado de sal este huerto de orden de la Santa Inquisición, por enseñarse en él la ley de Moisés; nadie quite ni rompa esta columna en tiempo alguno, pena de excomunión mayor”.

Porto Pí
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Este colectivo de personas, a raíz de ese suceso, pronto empezó a ser foco de injurias por parte de los cristianos viejos, incluso les llegaron a culpar de los males que padecía la ciudad y el resto del Reino. En el año 1688, un grupo nutrido de xuetes, bajo el liderazgo de Rafel Valls y Pere  Onofre Cortès de Guillem, alias “Moxina”, dos fanáticos de la fe hebraica,  decidieron evadirse de Mallorca y dirigirse a Ámsterdam, valiéndose de un contrato con un navío de pabellón inglés que por esos días se hallaba en Porto Pi

Según varias crónicas, en la noche del 7 de marzo el barco se hizo a la mar con el pasaje clandestino a bordo, pero todavía no había salido de la rada del puerto cuando se desató una terrible tormenta de viento,  lluvia, granizo, y relámpagos, que hizo imposible el gobierno de la nave, optando su capitán el regreso a puerto. Solamente pisar tierra los desembarcados fueron detenidos y conducidos a los calabozos de la Santa Inquisición, lugar donde prestó declaración el capitán del navío afirmando que no hubo tal tormenta, y que a pesar de haberse intentado sobornar  por 2.000 reales, no dejó embarcar a esa gente por carecer de patente de sanidad. 

Tras tres años de investigaciones, declaraciones mediante la aplicación de la tortura, los xuetes, algunos de ellos ya habían fallecido durante su privación de libertad, fueron juzgados en cuatro autos de fe celebrados en el desaparecido convento de Santo Domingo bajo la presidencias del inquisidor general del Reino de Mallorca Pedro Guerrero de Bolaños, del obispo de la diócesis mallorquina Pedro de Alagó y de Cardona, del Procurador Real el conde de Santa María de Formiguera y contando con la asistencia de autoridades civiles, militares, eclesiásticas y un gran número de público en general; los condenados, que llevaban un cirio verde en sus manos algunos de ellos amordazados, fueron puestos en unas gradas de madera.

Convento e iglesia de Santo Domingo, según plano
de Garau del año 1644
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
El primero de esos procesos judiciales se celebró el 7 de marzo de ese mismo año de 1691, siendo instruidos en la causa veinticinco reos, aunque no se dictó ninguna sentencia a pena capital, pero sí con duras sanciones, entre las cuales a: Joana Miró, de 28 años de edad, natural de Artà, esposa del cabecilla Pere Onofre Cortès d´Agustí, cadena perpetua y confiscación de bienes; Joanot, hijo de la anterior descrita, de 23 años de edad, amenazado de que si intentaba evadirse de Mallorca y ser capturado, sería condenado a diez años de galeras y confiscación de bienes; Elionor, Rafel Joaquim, hijo del otro cabecilla Rafel Valls, de 28 años de edad, 200 azotes y siete años de galeras; Onofre Cortès de Melcior, de 52 años de edad, amenazado que si intentara escapar de la isla y ser capturado sería condenado a diez años de galeras y una multa de 200 ducados; Elionor Valls, de 60 años de edad, abjuró del hebraísmo, fue desterrada de la ciudad y multa de 200 lliures mallorquines...Todos los encausados, además de las penas y sanciones impuestas, fueron obligados a portar el  sambenito (una prenda, tipo poncho, impuesta por la Inquisición a los reconciliados en la fe de Cristo), tanto en libertad como en presidio.

El segundo auto de fe se celebró dos meses después, concretamente el primer día del mes de mayo, y en él no hubo la benevolencia judicial del anterior. Veintiuno fueron los reos que tras habérseles leído las sentencias fueron entregados al brazo secular para ser cumplida la sentencia de ser quemados vivos en la hoguera, aunque la “benevolencia” del tribunal judicial hizo que antes de ser quemados fueran ajusticiados a garrote vil. Para cumplir las sentencias, se eligió un terreno inhóspito situado entre el Lazareto de la Cuarentena, a orillas del mar y el bosque del castillo de Bellver, cercano al lugar donde tres años antes los reos intentaron exiliarse de la isla, sitio que ha pasado a la historia como Es fogó des jueus, es decir, El fogón de los judíos; se ordenó levantar un gran agujero en ese lugar, proveerse de gran cantidad de leña y construir veinticinco es de madera con tablilla a modo de asiento. Mientras tanto, los condenados eran llevados en procesión con pendón del Santo Oficio, llevando la vela verde, el clásico capirote inquisitorial y el sambenito al lugar de su ejecución. Una glosa popular mallorquina nos rara ese momento:

                                                                En Valls duia sa bandera
                                                                i en Tarongí es penó,
                                                                amb sos Xuetes darrera
                                                                que feien sa procesó.

La lista de los condenados en ese día: Pere Onofre Cortés de Guillem, de 55 años; Miquel Valls del Campos, de 39 años; Francesca Cortès, de 48 años; Catalina Pomar, de 71; Isabel Cortès, de 55 años; Catalina Bonnín, de 36 años; Marianna Cortès, de 59 años; Teresa Cortès, de 55 años; Isabel Martí, de 40 años; Rafel Josep Cortès d´Agustí, de 60 años; Anna Martí,de 49 años; Rafel Crespí i Cortès, de 43 años; Onofre Cortès d´Águstí, de 31 años; Maria Forteza, de 50 años; Isabel Cortès, de 40 años; Isabel Bonnín, de 43 años; Francesca Forteza, de 39 años; Rafel Agustí Pomar, de 39 años; Melcior Josep Forteza, de 36 años; Francesca Cortés, de 63 años y Violant Martí, de 61 años.

La flecha de la derecha señala la ubicación de
Es Fogó des jueus
(Foto de principios del siglo XX. Archivo de
Josep María Osma Bosch)
Cinco días después, cuando todavía en la ciudad se podía respirar el olor a la carne humada quemada, se celebró el tercer auto de fe de ese año, siendo veintiuna personas descendientes de judíos conversos que fueron juzgadas, de ellos catorce fueron sentenciados a pena capital,  ya que habían abjurado de su la religión mosaica, primero a garrote y después sus cuerpos quemados; tres a ser pasto de las llamas estando vivos; siete quemados en efigie con sus nombres ya que no se hallaban en esos momentos presentes como fugitivos o que ya habían fallecido les fueron quemados sus huesos. A igual que el pasado día 1, gran gentío se congregó para ver morir a los condenados, seguramente muchos de ellos antiguos amigos, vecinos o compañeros de trabajo; según el jesuita, teólogo y calificador del Santo Oficio Francesc Garau en su libro La Fe Triunfante, editado en el mismo año de los cuatro autos de fe, 30.000 personas fueron las que allí estaban para presenciar tan macabro espectáculo, y así lo dice esa glosa popular:                                                                                                                                                                         

                                                          I venia gent d´Eivissa
                                                          pagessos d´Artà, d´Andratx,
                                                          perquè es dia sis de maig feren
                                                          sa sacorradissa.

Estos fueron los condenados y condenadas en esa trágica jornada para la Historia local de Mallorca. Después de darles garrote vil sus cuerpos quemados: Miquel Martí, de 51 años; Rafel Ventura Cortès, de 19 años; Josep Aguiló, de 35 años; Isabel Pomar, de 71 años; Isabel Tarongí, de 41 años; Isabel Martí, de 42 años; Joana Cortès, de 58 años; Beatriu Cortès, de 28 años; Violant Forteza, de 53 años e Isabel Aguiló, de 28 años. Quemados vivos al no querer renegar de su religión: Catalina Tarongí, de 45 años; Rafel Benet Tarongí, de 21 años y Rafel Valls, de 51 años. Quemados en efigie y sus huesos: Elionor Cortès; Elionor Martí; Agustí Cortès y Margarita Martí, de 60 años. Quemados en efigie: Francesc Josep Tarongí, Guillem Tomàs Tarongí y Agustí Cortès d´Alfons.

Dos meses después, concretamente el  de julio, tuvo lugar el último auto de fe de ese año y de esa centuria, siendo variadas sentencias las que pronunció el Santo Oficio contra los xuetas que todavía quedaban en los calabozos inquisitoriales. Garrote vil y quemados: Francesca Martí, de 58 años y Magdalena Forteza, de 73 años. Quemado en efigie por estar huido Miquel Forteza. Reconciliado en la fe católica en efigie por haber fallido en presidio: Elionor Valls; Marianna Miró y Miquel Pinya. Veinte fueron condenados a diferentes penas como azotes, destierros, galeras, multas, confiscaciones de bienes…

El día 4 de mayo de 2011, el Govern Balear, en un acto celebrado en el Consolat de Mar, rindió un homenaje a esas personas ejecutadas durante el año 1691. El acto se abrió con unas palabras del presidente autonómico con estas palabras: “Por primera vez después de trescientos años nos reunimos para reconocer la gravísima injusticia cometida con aquellos mallorquines que en 1691 fueron perseguidos, encausados y condenados por la Inquisición a causa de su fe y sus creencias”. Tras intervenir representantes de varias fundaciones de índole históricas, el acto finalizó con un concierto a cargo de un quinteto de la Orquesta Sinfónica de Balears que interpreto piezas hebraicas seguida de una suelta de palomas.

El poeta mallorquín Josep Ponç i Gallarza (1823-1894) en un fragmento de su poema Lo Fogó dels jueus recuerda a los cristianos que al pasar por ese macabro lugar, hoy en día sepultado por edificios, que la venganza de los xuetas quemados se puede producir en cualquier día menos esperado:

                                                           No us requi, no cristians, dar per fermança,
                                                           quan per aquí passeu, llàgrimes tendres,
                                                           perquè un jorn el buf de la venjança
                                                           no us rebati pel front aqueixes cendres.