viernes, 26 de diciembre de 2014

EL ARMA DE ARTILLERÍA Y MALLORCA

Josep María Osma Bosch

En este presente mes de diciembre, varios cuerpos militares de nuestro país han celebrado sus santas patronas: Infantería, la Inmaculada Concepción, el día 8; el Arma de Aviación, Nuestra Señora de Loreto, el día; y la Artillería, Santa Bárbara, el dia 4, cuerpo de gran raigambre con Mallorca y cuyo nexo con nuestra roqueta tendremos conocimiento a líneas seguidas.

Escudo de la Artillería de Mallorca
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Fue en el año 1525 cuando se creó la Companya d´Artillers de la Universitat de Regne de Mallorca, aunque documentado está que ya existía, no oficialmente, desde hacía un siglo antes. Esta primitiva unidad militar estaba formada por un capitán, un maestro armero, tres cabos de escuadra, estas jerarquías eran nombradas por los jurats; dos tambores y cien plazas rasas. A partir de 1559, ya con un jefe, perteneciente a la clase nobiliaria, se establece un centro académico propio, cuyos alumnos no percibían haberes y hacían las prácticas en los baluartes de Berard y Puig de Sant Pere. Fue en el 1576, cuando por iniciativa del rey Felipe II se creó la Compañía de Artilleros del Rey para guarnición local y para el resto de destinos; también se emplazó una factoría donde se fabricaron columbrinas, una especie de cañón de tiro corto, y munición para las mismas.

Una vez finalizada la Guerra de Sucesión (1700-1715), entre austriacistas y borbónicos, con triunfo de los últimos, el nuevo soberano español, Felipe V, mediante el Decreto de Nueva Planta, disolvió la Compañía de Artillería sustituyéndola por el Regimiento Real de Artillería de España, que treinta y cinco años más tarde cambia su nombre por el de Compañía Provisional de Artillería de Mallorca. Esta unidad mostró su valía en la recuperación de Menorca, a manos británica, en el 1782, y dos años más tarde en el desembarco de Argel cuyo mando lo ostentaba  el mallorquín y Teniente General de la Armada Antoni Barceló y Pont de la Terra (1717-1987)  con sus innovadoras y temidas lanchas armadas.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), ante el avance de las tropas francesas por territorio peninsular, en el año 1810, el Real Colegio de Artillería, creado el 16 de mayo de 1764, abandonó su sede en el Alcázar de Segovia para instalarse el 29 de enero de 1811 en el cuartel de Calacorp, en la localidad menorquina de Villacarlos, bajo La dirección del Teniente Coronel José Bergara, dando inicio del curso docente al mes siguiente. El 5 de septiembre de 1812 y hasta el 13 de octubre de 1814 lo hace en Palma, en el Colegio de Montesión, de la Compañía de Jesús, tras las segunda expulsión de esa orden religiosa efectuada, ex centro religioso que en esos momentos era la sede la Universidad Literaria, de la Sociedad de Amigos del País y de la Biblioteca de la Universidad. El colegio artillero albergó a 44 alumnos cadetes, cuyas edades oscilaban entre los 12 y 15 años, contando con un cirujano, cuatro profesores y su director, el coronel Joaquín Ruíz de Porres, a la sazón director de la fábrica de munición de Sa Llonja de la capital balear; en ese periodo de estudios y prácticas, uno de los cadetes, Santiago Montes, falleció, siendo enterrado en la misma iglesia jesuita.

Lápida Montesión
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Durante este siglo XIX, el arma artillera mallorquina tuvo diferentes denominaciones: Compañía Fija de Mallorca (1802), Brigada Fija de Artillería (1807), Batallón Fijo de Artillería de Mallorca (1859), 5º Regimiento a Pie (1867) y 8º Batallón de Artillería de Plaza (1889). En el 1902, esa unidad se transformó en la Comandancia de Artillería de Mallorca cambiando, de nuevo su denominación en el 1924 por el de Regimiento de Artillería de Mallorca.

Ya entrada la II República,  estando en el cuartel de San Pedro, pasa a denominarse Grupo Mixto de Artillería de Mallorca; en plena Guerra Civil, siendo Regimiento de Artillería de Mallorca, expedicionó con un grupo de montaña y dos baterías a los frentes peninsulares. En esta contienda, el mallorquín y Sargento artillero Fernando Cortés Piña, por su valor demostrado en una acción bélica en el frente de Castellón el 29 de marzo de 1938, en la cual fue alcanzado por la metralla de un proyectil que le arranco una de sus piernas, falleciendo dos días después en el Hospital de Sangre de Alcoriza (Teruel);  por ello,  por O.C. de 5 mayo de 1939 se le concede a título póstumo la Medalla Militar Individual y el ascenso al inmediato empleo superior, el de Brigada.

Una vez finalizada la contienda, lo hallamos como Regimiento de Artillería nº 35 situado en la calle del Mar, y el Grupo de Artillería Antiaérea nº 1 de Son Banya;  y en el 1952 con el ordinal 23 se ubicó en parte en el destacamento del baluarte de San Pedro con dotación de dos Grupos de Campaña.

En el año 1947 se crea el Regimiento de Artillería de Costa, regimiento que hasta su disolución, a igual que el de Son Banya, en el 1965, llegó a tener 25 baterías a lo largo del litoral mallorquín, con  dotación de cañones de diferente calibre, como de 150/40, 150/43, 240/16,  de marcas Schneider Canet, Munaiz Arguelles y Ordoñez, desapareciendo esas baterías en el  1995, entre las cuales cito las de Cala Figuera, Cabo Pinar, Illetes, Enderrocat, Torre d´en Pau, Refeubeitx, Aucanada... También la isla contó con grupos de Artillería Antiaérea que estuvieron situados en Ca´n Pastilla, Muleta, Castillo de San Carlos, Llenaire…, grupos que fueron disueltos en 1965 y que estuvieron dotados con cañones de 88/45, 100/43 y 100/45 de marcas OTO y Krupp

Tras una reorganización, en el 1957, se crea el Regimiento de Artillería Mixto nº 91, conocido popularmente como el RAMIX, esta unidad, considerada la heredera de una de la más antiguas de nuestro país,  estuvo situada en Son Busquets, en la carreteras de Sóller y Valldemossa, y fue dada de baja en la lista de revista del Ejército el 31 de diciembre del año 2008, siendo su último jefe el Coronel Don Isidro Calderón Portilla. En la actualidad, la presencia artillera en Mallorca es totalmente nula.

Permítaseme para concluir este artículo dedicado a la presencia histórica del Arma Artillería en nuestra isla mallorquina, con una breve reseña del tratado de teórica y práctica  para los artilleros de la Universitat del Regne de Mallorca, editado en el año 1640: “ Que cosa es Artilleria?/ Una pessa, moltes pessas ab sos encaualcaments y apareeis, /  Que cosa es Artiller? / Un home, qui enten lo Art de la Artilleria/  Perque es diu Artiller? / Perque un home amb una pessa ab Art tira”.                                                                                                                                                       

martes, 9 de diciembre de 2014

ASALTO AL CALL DE CIUTAT DE MALLORCA, AÑO DE 1391

Josep María Osma Bosch

El pasado 29 de noviembre, tuve el placer de impartir una ruta cultural invitado por la Asociació Cultural Cabrit i Bassa. En dicha ruta, uno de los puntos visitados que más atención causó á los asistentes fue de lo que fue uno de los dos Calls de Ciutat de Mallorca, es decir, el lugar donde nacieron, vivieron y murieron los judíos mallorquines y los que se convirtieron al cristianismo, los conocidos como Xuetes, y lugar donde ocurrieron los trágicos sucesos que acto seguido tendremos conocimiento.

Calle de Montisión
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch).
Fue en la madrugada del 2 de agosto de 1391 cuando más de 5.000 enfurecidos payeses provenientes de todo el interior de Mallorca, armados con utensilios rurales, traspasaba la puerta de muralla de Sant Antoni y entraba en Ciutat con la intención de tomar la justicia por su mano ante las iniquidades y cargas económicas que eran sometidos por las clases nobiliarias y ciudadanas.

Cuando avanzaban por intramuros, y con muchos ánimos por su parte, hizo acto de presencia el gobernador Francesc Sagarriga con una tropa armada, pero los foráneos, ni cortos ni perezosos, con sed de venganza, arremetieron contra los soldados reales. En un momento del disturbio, Sagarriga, al ver que su caballo estaba herido y muerto el de su lloctinent (lugarteniente) Jaume Llobera, ordenó la retirada a sus fuerzas.

Horas más tarde, los nobles, viendo lo que se les venía encima, ya que los payeses, a los que se les habían unido los menestrals (artesanos) y clases bajas de la ciudad, se dirigían a sus Casals (inmuebles nobiliarios), dijeron que la culpa de sus desgracias las tenían los judíos que con su usura gravaban con tantos por cientos muy elevados de intereses los capitales que se les habían prestado, y los desviaron al Call major, uno de los dos barrios donde vivían los hebreos en Ciutat de Mallorca desde que en el primer año del siglo XIV el rey Jaume II de Mallorca, a instancias del obispo Ponç Desjardí, ordenó trasladarlos desde su emplazamiento que tenían desde la post conquista de Juame I a la Madîna Mayûrqa, es decir, entre las actuales calles Jaume II, la antigua del Segell y Bastaixos y la de Sant Bartomeu, denominada en esos tiempos medievales como Dels Jueus, donde en el actual Banco de España tenían instalada una sinagoga, aunque hay historiadores que opinan que su templo estaba situado a unos cientos de metros en dirección hacia el Pas d´en Quint, ese barrio hebreo fue conocido como el Call Menor. 

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch).
Esas dos juderías o aljamas fueron de las más importantes de la Corona de Aragón, donde residían y trabajaban médicos, plateros, y expertos cartógrafos como los Cresques, Avraham y Yehuda, padre e hijo. En esa época que tratamos, el Call de Ciutat de Mallorques, según el polifacético Josep Maria Quadrado y Nieto (1819-1896), en su libro La Judería de Mallorca, editado en el año 1886 en el tomo 9 del Boletín de la Real Academia de la Historia“abría por fuera a la parte sur de la puerta de la Calatrava, y al oriente las del Temple y Santa Fe. La línea que partía del Temple lo interior de la ciudad, formaba ángulo con otra que orillaba el convento de Santa Clara, en la plazuela o encrucijada de cinco calles, que retiene el nombre del Call, por estar allí la entrada del recinto, que se cerraba con grandes puertas”; hoy en día, en el lugar donde se hallaban esas puertas de entrada al Call Major citadas anteriormente podemos saber su real emplazamiento gracias a unas marcas metálicas colocadas en el suelo de la vía pública con grafía hebrea como la que adjunto en una de las imágenes que adjunto en esta fotografía y que está situada en la Calle de Sa Pelletería, vía pública donde estaba situada una sinagoga en la casa de un influyente judío llamado Aaron Mani, la cual se hallaba justo en frente del recién desaparecido Forn de Ca´n Miquel, calle que antaño su nomenclatura era de Sa Sinagoga Nova

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch).
Volvamos a ese 2 de agosto de 1391, donde se escribió una de las páginas más trágicas de la Historia de Mallorca. Estando ya la turba en el Call, al grito de Baptisme o Mort!, asesinaron, arrasaron, violaron y saquearon todo lo que se le venía por delante. Según los historiadores que cronicaron la invasión  que lo catalogan como revolución social, entre ellos el propio Quadrado, nos dicen que fueron 300 los judíos degollados, siendo tres muertos, incluido un niño de corta edad, por parte de los asaltantes; huelga decir que el botín obtenido, entre moneda fraccionaria, enseres domésticos, arte, joyas, pagarés comprometedores…fue incalculable. No contentos con la masacre cometida, también desvalijaron algunas casas de nobles y la propia Univeristat (ayuntamiento).  Ya después, el orden fue restablecido practicándose muchas detenciones, entre las cuales estaban los líderes de la revuelta: Antoni Cigar, conocido como Brou de Pella y Romeu Cifre, ambos fueron sentenciados a muerte, además el rey Joan II de Aragón impuso una fuerte multa general al reino mallorquín.

Transcurrido un tiempo, los judíos que no pudieron huir pero salvaron sus vidas, se convirtieron al cristianismo, recibiendo una compensación de las arcas reales y la protección del rey. Según está documentado, fueron 111 judíos los que fueron bautizados, no sabiendo con precisión los apellidos que adoptaron,  únicamente conoces los que hasta el día de hoy se les tiene por tal y llamados por el vulgo Xuetes: Aguiló, Bonnín, Cortés, Forteza, Fuster, Martí, Miró, Picó, Piña, Pomar, Segura, Tarongí, Valentí, Valleriola y Valls.

El Call, tras los sucesos que acabamos de tener conocimiento, y debido a la huida de sus moradores, quedó casi desierto. Pocos eran los hijos de Israel, a pesar de los maltratos recibidos, que no se habían convertido. Tanto la monarquía como el Gran i General Consell de Mallorca, dieron el beneplácito para su repoblación con hebreos llegados de Portugal y del norte de África, dándoles derecho a construir una sinagoga y teniendo las mismas obligaciones y derechos de los viejos y cristianos.

Tres siglos después, concretamente en la primeria  semana del mes de agosto de 1691, tras cuatro Auto de Fe, eran quemados en las inmediaciones de la actual Plaza Gomila, xuetes, hombres y mujeres, acusados de profesar clandestinamente la religión de sus antepasados e intentar evadirse de Mallorca; para saber sobre esta otra página negra de nuestra Historia, ver mi artículo en este mismo Blog Los cuatro Autos de Fe del año 1691, sábado, 12 de julio de 2014.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

WEYLER, EL GENERAL DE HIERRO

Joana Joy

Valeriano Weyler y Nicolau, nació en Palma de Mallorca el 17 de septiembre de 1838. Fue un político y militar español, Marqués de Tenerife, Duque de Rubí con Grandeza de España. Hijo Predilecto de Palma de Mallorca e Hijo Ilustre de las Islas Baleares.

De origen prusiano por línea paterna, su bisabuelo llegó a nuestro país como soldado de las Reales Guardias Valonas del Archiduque de Austria. El cual, fue herido en un combate pasando al Cuerpo de Inválidos, al fallecer tenía el grado de Teniente. Su abuelo, Don José Weyler Wirtz, ya nació en España, y también se encuadró en las Guardias Valonas, desde las cuales tomó parte en la campaña del Rossellón, en la Colonia de Surinam y en la Guerra de la Independencia; llegando a tener el grado de Coronel. Su abuela, Doña María Lavigna, era de origen piamontés. Su padre, Don Fernando Weyler Laviña, nacido en Madrid el 10 de octubre de 1808, en plena Guerra de la Independencia. Fue un eminente médico militar, doctor en cirugía, académico, botánico, y notable escritor, alcanzando éste, el grado de General del Cuerpo de Sanidad Militar

Su carrera castrense la inició en Palma de Mallorca. Estando también presente y a petición propia en Filipinas, regresando a España por enfermedad; participó en múltiples operaciones militares durante la Guerra Carlista entre los años 1838 y 1840, siendo merecedor de diferentes condecoraciones por su destacado comportamiento. En 1859 fue nombrado jefe de Sanidad del Cuerpo de Observación sobre las costas de África, pasando a Ceuta y participando en la batalla de Wad-Ras.. Falleció en Palma, el 7 de mayo de 1879, reposando sus restos en la tumba familiar, ubicada en la parte vieja del cementerio de esta ciudad, junto a los de su mujer y madre de nuestro Valeriano, Doña María Francisca Nicolau Bordoy, la cual nació en Palma el 29 de diciembre de 1808 y falleció en esta misma ciudad, el 17 de diciembre de 1890.

Desde niño, Valeriano Weyler, -quien tan sólo medía 1.52 cms de estatura, y qué por tal motivo su abuela paterna, Doña María quería que fuera cura, y no militar- siempre tuvo interés por todo lo relacionado con la vida militar. Por ese motivo, a finales de noviembre de 1852, recién cumplidos los catorce años ingresa en la Academia de Infantería de Toledo, donde cursó estudios castrenses obteniendo a los veinte años el grado de teniente. Y fue en Madrid, en el año 1856 donde tuvo su primer destino, éste fue en el Regimiento de Infantería de la Reina nº 2, conocido por la intensidad y dureza en sus programas de instrucción.

En julio de 1857 es nombrado alumno de la Escuela Especial del Cuerpo de Estado Mayor; donde da buena prueba de su capacidad de superación, pues empieza con el último número de ingreso y en septiembre de 1860, cuando recibe el nombramiento de Teniente del Estado Mayor, es el número 1 de la Promoción. Haciendo las prácticas correspondientes en Mallorca, Madrid, Sevilla y Toledo. Acabadas éstas en septiembre de 1862, y con tan sólo veinticuatro años de edad, sale con el grado de Capitán, siendo destinado en el mes de enero del año siguiente a la Capitanía General de Baleares. Durando tan sólo dos meses su estancia en nuestra isla, ya que se producen dos vacantes de Comandante del Estado Mayor en Ultramar, solicitando una de ellas, la cual, en marzo de ese mismo año le conceden. Nada más poner pie en tierra en La Habana, juega a la lotería y le tocan diez mil duros ¡de aquellos tiempos!; y encarga a su padre que le compre una casa en Palma; la casa está situada en el número 5 de la calle de La Paz.

CAMPAÑA DE SANTO DOMINGO
En abril de 1860, el general y presidente dominicano, Pedro Santa Ana, escribía a Isabel II, razonando la conveniencia de volver por propia voluntad de los dominicanos, y sin presión de nadie, a someterse a la soberanía española… Aquél error de la anexión se pagó con una porción de millones, y lo que fue más triste y sensible, con la sangre de los soldados españoles… El 19 de mayo de 1861 aparecía en la Gaceta el decreto que unía el territorio de la República de Santo Domingo a la monarquía española.

Weyler es condecorado con la Cruz de San Fernando de primera clase, por su actuación en la acción del río Jaina, donde al mando de un ejército bien armado de 1.500 hombres, defendió con éxito la posición durante tres días contra quinientos patriotas dominicanos, retirándose finalmente sin abandonar muertos, heridos ni material. (En el año 1920 se modificó el reglamento de la concesión de esta condecoración en dos categorías, la de la Gran Cruz para los empleos de General, y la laureada para el resto de empleos en la escala militar).

BREVE ESTANCIA EN PUERTO RICO
Es en el año 1866 cuando se le encarga que vaya a Puerto Rico para inspeccionar la Administración Militar de aquella isla. Investiga y encuentra tantas anomalías que expedienta a muchos de los que allí se encontraban. Se centra en poner orden para que las liquidaciones sean transparentes y lo consigue. Regresa a Cuba en julio de 1867.

GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS
Dentro de la Guerra de los Diez Años, concretamente el 4 de diciembre de 1872 es ascendido a Brigadier y destinado al mando de la 1ª Brigada de la 6ª División del Departamento de Oriente; con esta Brigada derrotó en los potreros de Jimaguey, al cabecilla rebelde cubano Ignacio Agramonte, cayendo muerto éste, de un disparo en la sien el 11 de mayo de 1873.

GUERRA CARLISTA
El 10 de agosto de 1873 llega a España Weyler y es destinado a mandar una brigada en el ejército del Centro. El 29 de septiembre del mismo año moría el rey Fernando VII dejando en su reino el germen de una terrible lucha…

Pocos días después, el 2 de octubre un oscuro administrador de Correos de Talavera de la Reina, de nombre, Manuel María González, hijo de labradores, nacido en la villa del Toboso y que había sido perseguido y procesado por masón y progresista, viéndose libre de estos dos procesos cambió de rumbo y se transformó en voluntario realista, impulsado por el entonces gobernador militar de Toledo Rafael Maroto, se lanzó el primero a la rebelión y proclamó al frente de una partida en la Plaza Mayor de la villa talaverana por pregonero público al Infante Don Carlos como legítimo rey de España. Así empezó la guerra civil… El pobre aventurero, al que los pueblos cercanos no secundaron, huyó campo a través, siendo perseguido y acorralado en Villanueva de la Serena, fue hecho prisionero y conducido a Talavera de la Reina, donde fue condenado y fusilado con dos de sus hijos.

El 2 de marzo de 1875 se casa con Teresa Santacana y Bargalló, nacida ésta en San Quintín de Mediona, comarca del Alto Penedés (Barcelona); la cual era dieciocho años más joven que él y con la que tuvo seis hijos. El primero de ellos fue una niña, que nació el 21 de diciembre de 1875, poco más de nueve meses después de haber contraído matrimonio. Teresa muere el 2 de mayo de 1920 en Madrid a la edad de 64 años.

CAPITAN GENERAL DE CANARIAS
De 1878 a 1883 ejerce como Capitán General de Canarias. En este periodo impulsó la construcción del edificio de la Capitanía General en Tenerife y la construcción del Gobierno Militar de Las Palmas.

En 1878, a la edad de 40 años es nombrado Teniente General por sus servicios a la corona durante la última de las Guerras Carlistas. Detentó las capitanías generales de Canarias, Cataluña, Vascongadas y Baleares. En 1883 obtiene el nombramiento de Capitán General de Filipinas, permaneciendo en el cargo hasta 1891.

GOBERNADOR GENERAL DE FILIPINAS
Nombrado por Real Orden de 15 de marzo de 1888, acude a un territorio extenso y de difíciles comunicaciones, con régimen de monopolio. Hasta la década de 1830, la única comunicación era el galeón de Manila.

CAPITÁN GENERAL DE CUBA
Fracasada la política de reconciliación de Martinez-Campos; Weyler es nombrado Capitán General de Cuba en febrero de 1896 por Cánovas del Castillo

Al comprobar Weyler qué el éxito de los rebeldes dependía del apoyo que estaban recibiendo tanto de los pueblos próximos como de los filibusteros norteamericanos que desembarcaban armas, organiza la reconcentración de la población civil la cual consistía en aglomerar a los campesinos en poblados cercados, con el fin de aislar a los insurrectos de su medio natural evitando así, que pudieran recibir ayudas. Era muy eficaz, pero la complejidad para suministrar alimentos y la falta de sanidad provocó una gran mortandad, tanto en los soldados españoles como en la población civil, volviéndola impopular.

Como buen estratega, Weyler reorganizó su ejército y completó su esquema con la organización de fuerzas regulares, así como el refuerzo de las trochas; “Las cuales eran fuertes o torres construidos de kilómetro en kilómetro, habiendo entre cada dos torres un pequeño blocao, cerrado con parapeto.” Tres fueron las construidas con el fin de limitar la actividad de los rebeldes cubanos en el occidente de la isla. Una de ellas se encontraba al oeste de la capital, la trocha de Mariel, aislando la provincia de Pinar del Rio, donde operaba el ejército mambí a las órdenes de su líder Antonio Maceo. Otra, de mayores dimensiones, dividía la isla en dos mitades desde las localidades de Júcaro en el sur a Morón en el norte. Una tercera, la trocha de Bagá, se construiría al este de ésta última aunque nunca llegaría a concluirse.

“El Carro de la Lechuza Josefina Ortega”, era el nombre con que muchos llamaban a la carreta que a diario recogía los cadáveres de los cientos de reconcentrados en la zona occidental de Cuba, por donde comenzó la política implacable del Capitán General Weyler, quien tuvo entre sus geniales acciones la de adelantarse casi medio siglo –el 21 de octubre de 1896 y sólo siete meses después de llegar a Cuba- a una de las peores prácticas del nazismo.

Día 8 de agosto de 1897, el Presidente Cánovas del Castillo es asesinado. Las consecuencias serán irreparables y funestas para el devenir español en Cuba; subida de los liberales al Poder, relevo de Weyler y su regreso a la Península, la pérdida de Cuba se veía inminente. La muerte de Cánovas y el ansia de poder de Sagasta hacen que los Estados Unidos ofrezcan no seguir protegiendo más a los insurrectos a cambio de la sustitución de Weyler

Su cese por parte del gobierno español el 9 de octubre de 1897 dio paso en abril de 1898 a la intervención americana y a la ocupación de Cuba. Paradójicamente, fueron los propios norteamericanos los que más tarde aplicarían sin contemplaciones sus métodos de lucha contra guerrillera.

ANÉCDOTA
Durante la campaña sobre Pinar del Río, se presentó de pronto el general Weyler con su escolta en el lugar donde acampaba la brigada Segura. Fue recibido con todos los honores que se debían a su altísima autoridad y el general se dispuso a pasar la noche en la tienda de campaña que le habilitó su escolta. Las condiciones de clima y sanidad exigían que el soldado durmiera a cubierto, y para que los soldados cumplieran lo ordenado se disponía una ronda que de hora en hora recorría el campamento, con el fin de que los soldados no durmieran fuera de las tiendas. Recorría el rondín –un cabo y dos soldados- el campamento, cuando en un ribazo encontró un soldado que, envuelto en su manta, dormía a pierna suelta fuera de las tiendas.

Detúvose el cabo ante el durmiente y con el farolillo cerca del suelo empezó a apostrofarle con gestos y voces, acompañados de algún que otro puntapié sobre las posaderas.

-“¿No sabes que está terminantemente prohibido dormir al raso…? ¡Levántate enseguida, si no quieres que dé inmediatamente el parte…!”
Incorporóse el soldado y al descubrirse al cabo, éste reconoció al propio general en jefe en aquel contraventor de lo dispuesto.
La escena debió ser altamente cómica; Weyler sentado, y el cabo vacilante, como el que se ha caído “con todo el equipo”.
-“Vuecencia me perdone… Señor, yo no sabía…”
El general le contestó sin vacilar.
-“Soy yo el que ha faltado y tú el que has cumplido con tu deber. Cuando dejes el rondín preséntate mañana a mi ayudante, que te entregará un centén que yo te regalo por tu comportamiento y para que lo gastes como te plazca.” Y con la manta al brazo, Weyler se metió dentro de su tienda de campaña.

ANÉCDOTA:
Tras la muerte de Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896, su silla fue a parar a manos de nuestro valeroso general quien se la trajo de Cuba como botín de guerra. A su muerte, su hija la cedió en calidad de depósito junto con otras pertenencias de su padre a este Museo Militar de San Carlos, donde durante mucho tiempo estuvo olvidada en sus almacenes, víctima de termitas. La silla comenzó a ser objeto de polémica a partir de la visita a Mallorca en el año 2001 del historiador de la Habana, Eusebio Leal; quien al ser informado de su existencia y de su estado, se interesó por su posible devolución. Fue en ese momento y gracias a la intervención del hoy general Rafael Durán; que a la sazón, ostentaba el cargo de coronel, se restauró y pasó a ser expuesta conjuntamente con otros elementos alusivos a las guerras de Cuba y Filipinas. Por aquél entonces, un intermediario propuso a este museo ofrecer a los herederos de Weyler otros objetos de interés para la historia de Baleares; los objetos en cuestión eran cañones construidos en Baleares y que se enrolaron en el ejército Libertador. Pero según cuentan esas mismas fuentes, Eusebio Leal no quiso ni hablar de semejante trueque, el cual consideró un chantaje, y hasta ahí llegaron las negociaciones. Actualmente la silla sigue en este museo, donde se puede ver en la sala 3A, la cual está dedicada al General Weyler.

CARGOS POSTERIORES
En 1909, siendo Capitán General de Cataluña, reprimió con dureza las protestas y altercados durante la Semana Trágica de Barcelona.

Ministro de Guerra en tres ocasiones, simultaneado en una de ellas con el Ministerio de Marina. Fue Senador vitalicio por designación real. Se opuso a la dictadura de Primo de Rivera, interviniendo en la Sanjuanada contra el Dictador, que lo detuvo pero no se atrevió a encarcelarlo. En 1930 ya cercana la hora de su muerte, acaecida ésta en su domicilio madrileño a las tres de la tarde, el 20 de octubre del mismo año, seguía presionando al rey Alfonso XIII para que destituyese a Primo de Rivera. Dos días después de su fallecimiento y mediante una Real Orden firmada por el rey Alfonso XIII, fue dado de baja del Ejército, al que perteneció a lo largo de 78 años.

De Weyler se ha escrito el merecido juicio histórico. El escritor, y conferenciante, además de militar, Juan de Arencibia lo describió así: “Astuto, inteligente, culto, incansable, y sin piedad en el combate. Un eficiente profesional de la guerra en una España caótica; un general de la Roma republicana en un país de generales golpistas. Un estratega en un ejército huérfano de ellos que descubrió los principios contra guerrilleros que se aplicarían en todo el mundo durante el siglo siguiente. Indiscutible protagonista, en suma, de la historia militar española durante más de medio siglo”.


martes, 4 de noviembre de 2014

EL SANTUARIO DE LLUC

Josep María Osma Bosch

Enclavado en un valle dentro del corazón de la Serra de Tramuntana, a una altura de unos 500 metros sobre le nivel del mar, rodeado por las montañas más altas de Mallorca, como el Puig Major, Massanella, Tomir, y dentro del término municipal de Escorca, se halla el santuario de Lluc; un lugar sagrado, rico en pulsaciones subterráneas de corrientes acuíferas y centro espiritual religioso católico, por excelencia,  de nuestra isla donde se venera Nostra Senyora de Lluc, la patrona mallorquina, una de aquellas vírgenes negras de advocación mariana portadoras del símbolo de la sabiduría de los antiguos iniciados, como los templarios, es decir, la  María cristiana, la heredera de la Madre Tierra céltica Ninhursaga , de la Isis egipcia, de la Cibeles de Anatolia, de la Céres de la antigua Grecia… Enigmáticamente, el vestido que porta la talla de Nostra Senyora de Lluc lleva estas palabras reflejadas en  el libro “El cantar de los cantares” del rey Salomón: “Soy negra pero hermosa”.

Santuario de Lluc
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Según reza una antigua tradición, en el año 1239, un pastorcillo de origen árabe, uno de tantos, que tras la conquista feudal del rey Jaume I de Aragón de Mayûrqa producida diez años antes, permanecieron en su tierra natal en calidad de esclavos bautizados, puso en conocimiento de un monje que hacía vida contemplativa en una ermita cercana, que durante los últimos sábados había observado que unas enigmáticas luces acompañadas de una música magnetizadora aparecían en el cielo, y después de oscilar en varias direcciones se postraban sobre un peñasco de la alquería de Alluc, lugar donde el joven pastor realizaba sus labores de guardar el rebaño.

El penúltimo día de la semana siguiente, Lluc, que era como se llamaba el pastorcillo, y el eremita acudieron al lugar donde, según el niño, se daban a mostrar los extraños fenómenos luminosos y musicales. Cuando el astro rey se ocultó para terminar su ciclo diario, se volvió a repetir aquella visión, y esta vez con sonidos verbales que les informaban que en esa peña se ocultaba una figura de la Mare de Déu. La figura de María recién descubierta, inicalmente, fue trasladada al vecino oratorio de Sant Pere.

El topónimo Lluc, proviene del latín Lucus y significa “bosque sagrado”. En sus alrededores hay varias cuevas de enterramiento como Sa cometa dels Morts, de época talayotica. Según el Llibre del Repartiment de la isla en 1232, el distrito de Al-Djibâl (Las Montañas), donde se halla Lluc, perteneció al rey Jaume I, quien a su vez lo donó a la Orden del Temple. En el 1312, cuando fueron abolidos los templarios, este antiguo distrito almohade pasó a manos de otra orden, la de San Juan del Hospital de Jerusalén, aunque años más tarde, la recién creada Confraria dels Obradors, se hizo cargo de su administración; en el actual escudo de armas de Escorca, municipio al cual pertenece el santuario, además de las cuatro barras aragonesas hay insertada una cruz roja de los caballeros-frailes templarios. Otra impronta templaria en este cenobio es un baphomet que preside la fachada principal del templo.

En 1345, Bernat de sa Coma lega al santuario unos terrenos y una casa junto a Sa Font Cuberta para edificar una hospedería para peregrinos. La parroquia de Escorca, en 1456, es trasladada a Lluc, y Mossen Durán , su rector, junto al hacendado Tomás Thomàs, quien cedió todas las tierras colindantes, fundan el Col-legi de Preveres Seculars, pasando heraldicamente a ser representado por el escudo de la familia Thomàs, el cual se puede apreciar por todo el santuario: una escuadra de oro.

En 1531, el Papa Clemente VII aprobó el reglamento del colegio y de su comunidad eclesiástica y autorizó la creación de la escolanía de Blavets; el santuario pasó a ser mecenado por el Reino y la Catedral. Por ese tiempo, y por prevención de ataques piratas, se edifica una torre de vigilancia.

Hallazgo de la Mare de Dèu de Lluc (Obra Anónima)
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
El actual templo se empieza a edificar en 1622 bajo proyecto de Jaume Blanquer y Antoni Saura. Poco antes de finalizar esa centuria, el patrimonio del santuario se engrandece con las donaciones de las fincas de Manut y Binifaldo.

Durante la Guerra de Sucesión de España, uno de los pretendientes al trono, Carlos de Austria, en 1707 concede el título de capilla real al templo y dos décadas después, se dan por finalizadas las obras.

La imagen de Nostra Senyora de Lluc data del siglo XIV; está realizada en mármol negro policromado y tiene una altura de 61 cm. Fue coronada en 1884 por el obispo de Mallorca Mateu Jaume y a finales de ese mismo año se le añadió un Niño Jesús portando un libro abierto con las letras griegas de ALPHA y OMEGA, o sea, el principio y el final. Poco antes de concluir ese siglo XIX, el Estado Español expropió las tierras y bastante parte del patrimonio del santuario, haciéndose cargo de su administración Los Misioners del Sagrat Cors.

En 1909, se construyó el Camí dels Misteris, obra de Guillem Reynes, y con monumentos pétreos y medallones en bronce obrados por Josep Llimona, supervisados por Antonio Gaudí. En 1937, en plena Guerra Civil, el santuario es habilitado para una academia militar. En 1954 se crea un museo, el cual, en la actualidad posee importantes fondos de piezas arqueológicas, artísticas, destacando las joyas de la Verge de Lluc, una cartografía balear de los siglos XVII y XVIII y una rica pinacoteca. El 30 de junio de 1962 el Papa Juan XXIII concede al templo el título de Basílica Menor.

Durante todo el año se suceden peregrinaciones de distintas localidades de Mallorca, siendo la más concurrida de todas ellas la “D´es Güell a Lluc a Peu”, que se celebra en el mes de agosto, cuyo record de la misma en el año 1990 con una participación de 35.000 marxaires.

                                                           “Dins el cor de la muntanya,
                                                             Mallorca guarda un Tresor.
                                                            Germans, en santa companya,
                                                            Pugem a la Casa d´or.
                                                           Anem amb bandera alçada
                                                           Com un exercit de pau…
                                                              Verge de Lluc coronada
                                                              Damunt Mallorca reinau!”

                                                      Miquel Costa i Llobera (1854-1922)



                                   

lunes, 27 de octubre de 2014

EL REY JAUME III DE MALLORCA Y LAS RELIQUIAS DE SANTA PRÁXEDES

Josep María Osma Bosch

Santa Práxedes, joven romana que murió martirizada en el siglo II en Roma por recoger la sangre de otros mártires, santa que guarda relación con la capital balear, ya que sus huesos se veneran en la capilla de Santa Ana del palacio de la Almudaina, como también la localidad de Petra, en el Pla de Mallorca, de donde es patrona. Veamos cómo llegaron esas reliquias a la isla y un milagro que protagonizaron y un poco de la biografía de uno de los actores principales de esta historia, y del cual, el pasado sábado, día 25, se celebró el 665 aniversario de su heroica muerte en el campo de batalla.

En el año 1341, en plena Guerra de los  Cien Años, el rey Eduardo I de Escocia (1282-1364) y el de Francia, Felipe VI (1293-1350), se retaron a un torneo a lanzas. El francés, viendo que por su avanzada edad no podía afrontar el duelo, solicitó ayuda a su sobrino y rey de Mallorca Jaume III. El mallorquín, reconocido hombre valeroso y de honor, acepto el batirse con el de Escocia; lo hizo  con bravura y lo derrotó. En acción de gratitud, el monarca galo le ofreció el vasallaje de cualquier ciudad o pueblo de su país, a excepción de París y Toulouse. Jaume no aceptó este ofrecimiento, en cambio pidió a su regio tío los huesos de una santa que tenía celebridad de milagrosa, los de Práxedes, alegando que en su reino no había reliquias de ese tipo y Francia tenía muchas. 

Reliquias de Santa Práxedes
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Con mucha pena, Felipe VI, tras consultar con su clero, hizo entrega al rey de Mallorca aquellos santos restos óseos. Una vez llegado Jaume III  a Porto Pi con su sagrado obsequio, los gremios artesanales le solicitaron que declarase a Santa  Práxedes patrona de uno de ellos; ante ese dilema surgido, el soberano propuso que la Santa sería patrona del gremio que más ornase el trayecto desde el puerto hasta el palacio real de la Aludida; el ganador fue el gremio de los paraires, pelaires en castellano, gremio dedicado a la rama textil y que en un futuro trataremos en este Blog.

El 30 de abril de 1428, Antoni Ponç, a la sazón vicario de la capilla de Santa Ana, como era habitual en él, vertió en un recipiente agua de la cisterna del palacio de la Almudaina, elemento liquido traído por sus acólitos Joan Brancha y Bernat Soldevila, en un hueso de Santa Práxedes a modo de infusión. Esta infusión se la tenía por milagrosa de curar males relacionados con los huesos. Los tres  hombres se quedaron atónitos al ver que del fragmento óseo de la santa romana emanaba sangre. Ni que decir tiene, que el suceso corrió por la ciudad como la pólvora y que se tomó por un portento celestial, y del cual dieron fe de veracidad varios médicos levantando acta el notario Francesc Mir.

El rey Jaume III de Mallorca, conde del Rosselló y de la Cerdanya, y señor de Montpellier, nació el 5 de abril de 1315 en Catania (Sicilia), siendo hijo del infante Ferran (1278-1316 ), hijo del rey Jaume II de Mallorca (1243-1311), y de Isabel de Sabrán (1297-1315), fallecida treinta y dos días después del parto. El infante Ferran, al tener que regresar a la guerra, donde hallaría al año siguiente la muerte en la Batalla de la Manolada, en el Peloponeso griego, lo entregó a su amigo y compañero el cronista Ramon Muntaner (1265-1336) para que a su vez lo entregará a la reina viuda de Mallorca Esclaramonda de Foix (1255-1315), residente en Perpinyà.

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Al morir el rey Sanxo I de Mallorca (1272-1324), al no dejar heredero directo al trono, en vida había nombrado sucesor al pequeño Jaume; pero, su pariente, Jaume II de Aragón (1267-1327) reivindica sus derechos dinásticos. Por minoría de edad, Jaume, ya rey de Mallorca, asume la regencia del reino el infante y fraile franciscano Felip (1278-1316), hermano del fallecido rey Sanxo. En 1325, el monarca aragonés, conocido como El Just, ordena a su hijo Alfons (1299-1336), futuro IV, la invasión del Rosselló y de Cerdanya, territorios continentales mallorquines; pero, mediante el papa Juan XXII (1249-1334), una vez ocupados los devuelve renunciado a la corona mallorquina y al mismo momento se acuerda un contrato matrimonial del joven soberano mallorquín con Constança (1318-1346), de diez años de edad, nieta del rey de Aragón e hija de Alfons; por esta unión matrimonial, nuestro Jaume rendirá vasallaje anual al ya rey Alfons IV, conocido como El Benigne. En 1326, Jaume III crea el Consolat de Mar y doce años después dicta las Leges Palatinae, conjunto de leyes que regulaban el protocolo y oficios en la corte.

En el 1344, reinaba en Aragón Pere IV El Ceremoniós, quien se proclamó rey de Mallorca invadiendo el territorio insular, hecho que hizo exiliarse a Jaume III junto a su familia y corte en Montpellier. Cinco años más tarde, con la dote de su segunda esposa, Violant de Vilaragut (1320-1372), con la que tuvo una hija, Esclaramonda (1348-1349) recluta un ejército y prepara la reconquista de su reino usurpado. El domingo, 25 de octubre de 1349, tras dos semanas de haber desembarcado en las costas de Pollença y avanzado por varias localidades del interior de la isla sin hallar apoyo popular a su paso y con alguna toma de contacto con las tropas aragonesas mandadas por Gilbert de Centelles i Castellet (---1368), el grueso de las fuerzas beligerantes entablaron una batalla en la planicie de Galdent, a poca distancia de Llucmajor. A medio día, el monarca mallorquín, después de ver morir asestado a su Porta estandarte y a la vez hermanastro el infante Pagà (---1349), sentirse orgulloso de su hijo Jaume (1336-1375), su heredero, de once años de edad, herido y luchando espada en mano contras el enemigo de su tío Pere IV, es derribado de su caballo y al caer a tierra uno  le cortó la cabeza de un tajo, curiosamente, treinta y tres años antes su padre, el infante Ferran sufrió la misma muerte.
Jaume III de Mallorca. Oleo depositado en el
Ajuntament de Palma de Mallorca.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Inicialmente, los cuerpos sin vida de Jaume III y el del infante Pagà fueron enterrados en la iglesia parroquial de Llucmajor, y doce meses después, el del infante fue sepultado en la catedral de Mallorca, mientras el del rey Jaume fue sepultado en la catedral de Valencia, donde permaneció hasta el 18 de marzo de 1905, que por disposición directa del rey Alfonso XIII (1886-1941), sus restos mortales fueron traslados con honores de Jefe de Estado a bordo de la fragata de guerra Yañez Pinzón hasta la capilla de la Trinitat de la catedral de Mallorca donde reposan junto a su abuelo paterno, el también rey mallorquín Jaume II, de esta manera se cumplía su última voluntad firmada por el mismo el 7 de agosto de 1349, dos meses antes de perder su vida en el postrer intento de recuperar su reino usurpado.

viernes, 17 de octubre de 2014

EL SANTUARIO DE MONTE TORO

Juan Ramón Pons

En la montaña sagrada de Menorca, a 348 metros de altura se custodia la imagen más venerada y sagrada de la Mare de Deu de Monte Toro. Las leyendas de la aparición Mariana son diversas, aunque estas leyendas son "custodiadas" con recelo por parte de los isleños devotos y para ellos.

Santuari de Monte Toro
(Foto: Archivo Juan Ramón Pons)
La tradición cuenta, que cuando los monjes de la Orden de la Merced de 1287 llegaron a Menorca con el Rey Alfonso III "El Liberal" conquista definitivamente la isla para la Corona de Aragón (Recordemos que el Rey Jaime I "El Conquistador" había firmado el Tratado de Capdepera por donde la Menor de las Baleares se convertía en feudataria de Mallorca aunque los musulmanes quedaban bajo dominio aragonés) los monjes Mercedarios se instalan en la zona de Llinartitx, situada a unos 3 km de Mercadal

A finales del Siglo XVI y principios del XVII, se comenzó a construir la actual Iglesia donde se custodia la "Mare de Deu"  Una Virgen pequeña, que en brazos tiene a Jesús en brazos siendo un niño y es venerada por los isleños. Tras el paso de los mercedarios, los agustinos moraron el Santuario desde 1595 hasta 1834 y en la actualidad, son las Franciscanas Hijas de la Misericordia las que custodian la imagen.

La leyenda del hallazgo de la Virgen es parecida al resto de leyendas que pululan por muchos lugares, es decir, se encuentra una imagen, se la llevan pero esta misteriosamente desaparece y vuelve reaparecer donde la habían encontrado. Por ejemplo: La Mare de Deu del Cocó en Lloseta . Ahora bien, ¿Cual es la leyenda? "Cuentan que unos monjes vieron una luz resplandeciente en lo alto de la cumbre de la montaña, entonces los monjes acudieron a ver lo que sucedía y observaron como un toro que los acompañaba abría paso entre las rocas para llegar hasta una pequeña cueva y una vez allí los monjes cogen la imagen para trasladarla a su convento. Sin embargo, al día siguiente la Mare de Deu no está y vuelve al lugar donde fue encontrada".

Mare de Dèu de Monte Toro
(Foto: Archivo Juan Ramón Pons)
Que sea real o no... Es lo de menos, ya que es uno de los lugares que siempre me ha gustado visitar cuando voy a Menorca, ya sea por motivos familiares (tuve a dos tías mías que fueron superioras allí y un tío mío que vivía en Menorca) o simplemente por acudir a ver este magnífico enclave con unas vistas preciosas. La Festividad de La Mare de Deu de Monte Toro se celebra el 8 de mayo y el día de San Martín, que coincide con las fiestas patronales de Es Mercadal suben a caballo los diferentes "Cavallers" a pedir protección a la Virgen e incluso hacen su entrada con los caballos en el patio del Santuario.

Por otra parte, en el interior del patio podemos encontrar una escultura de Josep Viladomat que rinde homenaje a los menorquines que en el Siglo XVIII emigraron a Florida donde por ejemplo la población de San Agustín está hermanada con Menorca.

Por último, Monte Toro ha sido objeto de otro tipo de leyendas, que van desde contactos con OVNIS por las noches, algunas han dado pie a "Alertas OVNIS" de algunos programas radiofónicos y concentraciones para meditar o llamar a los alienígenas. Para terminar, ocurra lo que ocurra Monte Toro es un lugar mágico donde los haya y un sitio privilegiado donde tienes un balcón natural para ver "Sa Roqueta" desde Menorca.

FUENTES CONSULTADAS:

www.menorca.info.
www.bisbatdemenorca.com
Además, la información aportada la ha expuesto un servidor a través de las tradiciones orales que me han transmitido tanto mis tías como el resto de mis familiares que han vivido en Menorca. Mucha información la he obtenido después de las clases con Antoni Marimon de Historia Contemporánea de América en la UIB.     

miércoles, 15 de octubre de 2014

PALMA, CIUDAD DE ROMA

Josep María Osma Bosch


Corría el  verano del año 123 a.C., cuando el Senado de la República de Roma ordenó al cónsul Quintus Caecilius Metellus realizar una invasión a las islas Gymnesiai también llamadas Baliarides (Mallorca, Menorca y Cabrera), de la cultura talayótica, con el pretexto que esas islas, según el cronista romano Floro:“Baliarides per tempus insulae piratica rabie maria corruperant”, es decir, que la Baleares eran amparo de piratas que abordaban las naves romanas que efectuaban su ruta comercial por esa zona del Mare Nostrum. Hay que decir, que dicha empresa bélica no afectó al resto de las islas del archipiélago, es decir, a las Pityousay (Eivissa y Formentera), de la cultura púnica, fundadas por Cartago en el año 654 aC, con su capital Eubusus, tenían un acuerdo con Roma tanto comercial, cultural y de no agresión, lustros después, como bien sabemos,  se ensartarían en varias guerras.

El lugar de desembarco en Mallorca es inseguro, pero, debido a los restos arqueológicos hallados en S´Illot, Sa Vall, Colonia de Sant Jordi, Santanyí y Ses Salines, hacen pensar que pudiera haber sido en uno de esos términos, incluso que allí se fundó la Urbs Palmensis. Metellus halló gran resistencia indígena con los feroces y diestros honderos, antaño al servicio de Cartago y futuros milicianos de Julio Cesar en las Galias, el mismo Floro los catalogó como ”homnies fero ataque silvestres”, aunque después de haberse consolidado la conquista, tanto invasores como invadidos, estuvieron en buena armonía e integrándose mutuamente, tal como lo demuestran los hallazgos en algunos yacimientos arqueológicos.

Dos años más tarde, una vez consolidada la ocupación, Metellus, tras recibir el título de “Balearicus”, hacer venir de Hispania a 3.000 colonos, la mayoría veteranos legionarios ya retirados del servicio activo y funda las poblaciones en Maiorica (Mallorca) de Pollentia, Palma, Bochorum, Tuccis y Gunnis, no sabiendo la localización de las dos últimas citadas. Las Balearides pasan a depender de la provincia romana de la Hispania Citerior Tarraconensis. Entre los años 16 y 13 aC, el emperador Augusto creó los conventus civium romanorum, unos distritos jurídicos, cuya legislación se basaba en Ius Latii, el Derecho Latino dentro de cada provincia en Hispania; las Baliarides dependerían del convento situado en Carthago Nova. En el año 212 dC, el emperador Lucius Septimius Bassianus, conocido con el sobrenombre de Caracalla, en uno de los puntos de su  Constitutio Antoniniana otorgaba la ciudadanía romana a todos los hombres libres de las ciudades de su imperio, incluyendo las Balearides. Bajo el imperio de Dioclesiano, entre los años 284-305 dC, las Balearides formaron parte de la provincia Carthaginensis; en el 380 dC, el emperador Teodosio crea la Provincia Insulae Balearides.

Sobre la impronta romana de la parte rural mallorquina y la de la isla de Menorca las trataré en futuros artículos, centrándome el presente en la capital balear.


Arc de la Almudaina (Palma)
Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Palma, que es sinónimo de victoria, se fundó sobre un pequeño núcleo talayótico. Dos fueron los recintos amurallados que dispuso. El primero se inició como una torre de vigilancia en el actual alcázar de la Almudaina siguiendo desde la Plaza de la Reina hasta la del Roser; su núcleo de población la formaban militares, campesinos y gente de mar. El segundo, años más tarde, con la demografía anterior, más el añadido al norte con la calle Palau Reial, Conqueridor, Cort, Santa Eulalia, al este por las calles Morei, Portella, Sant Pere Nolasc ,Palau Episcopal hasta la muralla marítima. Estaba trazada octogonalmente, con una  zona principal que la cruzaba llamada cardus, esa zona ,la principal de la urbe, se podría situar a la altura del Estudi General Lul-lià, en la calle Sant Roc, siguiendo por la calles Estudi General y Palau Reial, Cort y Santa Eulàlia y que enlazaría a extramuros  por una puerta de muralla en lo que actualmente son  la plaza de Cort hasta la plaza Major, calle de Sindicat, donde se empezaría la vía que conducía a Pollentia; por otra parte,  el decumanum, que la seccionaba en cuatro partes, serían hoy en día la zona del barrio de Sa Calatrava,  Catedral, Costa de la Seo y el camino que iba hacía Porto Pi. Los habitantes de esos primeros tiempos romanos de Palma, unos 2.500, eran de varias clases sociales: ciudadanos libres, propietarios, comerciantes, marinos, militares, libertos, rurales y esclavos.

El municipium estaba regido por el derecho romano y  por el ordo decurionum, cuyos miembros estaban bajo la supervisión del Praefectis Insularum Balearium; la parte  religiosa, el culto al emperador y los dioses estaba a cargo de los flamines, sobre esos dignatarios religiosos conocemos el nombre de dos gracias a unas lápidas sepulcrales halladas en el año 1940 en PortoPi: Caius Aburus Montanus  Julius Gratus y Lucius Montanos,  procedentes de la tribu Velina, predominante en la isla; otras tribus que tuvieron importante presencia fueron las de Galeria y Quinina.

El cristianismo hizo su aparición poco antes del siglo V, siendo uno de los lugares donde practicaban sus rituales religiosos la cueva de San Martí, en Alcúdia. El primer prelado que se tiene conocimiento es la de un obispo llamado Helías; ejemplo de esos templos paleocristianos en la isla de Mallorca, y fácilmente localizables y en ruinas, son las basílicas de Son Peretó (Manacor), Sa Carrotja (Porto Cristo, Ses Salines, Santanyí)); S´Horta d´en Palmer (Campos); Cas Frares de Son Fiol (Santa Maria del Camí), Son Fernandí (Campos)...
 
Parte de la colección de monedas
romanas del autor.
(Foto: Josep María Osma Bosch).
En Palma, pocos son los vestigios visibles de esa época: los de los subsuelo del Estudi General Lul-lià pertenecientes al foro y templo de la urbe; en el Museo de Mallorca, gran variedad de piezas de cerámica y de metal, un monetario de casi un millar de monedas de bronce, parte de un cargamento de un barco hallado en la costa de la Colonia de Sant Jordi, en el levante mallorquín, lápidas y urnas funerarias, joyas, bustos y esculturas incompletas de varios emperadores y de personas anónimas , pequeñas representaciones en bronce de deidades, armamento, pedestales y capiteles de columnas, culinarios, incensarios, dos Tabulaes patronatus bochoritana, frascos y botellas de cristal, máscaras teatrales; Porta de la Almudaina o de La Cadena, la Bâb Hidjnawî  de la Madîna Mayûrqa, que seguramente se cerraba al ocaso con una verja de hierro; un posible teatro en el manzanario que agrupa la plaza Joan Carles I y las calles Brondo, Paraires y Jovellanos; la lapidinae, o sea, una cantera; hoy en día cubierta por edificios en Dalt Murada, en la plaza de Llorenç Villalonga, una necrópolis y restos de muralla en la misma zona; los restos de un campamento militar  o villa rural adosada al Hospital Universitario de Son Espases; Jardín Episcopal, un trozo de muralla; lienzos de muralla en los sótanos del Museo Diocesano

En el año 465 de nuestra era, los vándalos ocuparon nuestro archipiélago destruyendo todo lo que se les cruzaba, y la urbs palmensis no fue una excepción, era el fin de  la Palma romana tras casi tres siglos y medio de existencia.




domingo, 5 de octubre de 2014

EL ORATORIO DEL COCÓ DE LLOSETA

Juan Ramón Pons

Muchas veces cuando he ido a Lloseta he pasado por delante de un pequeño oratorio que se encuentra a la entrada del pueblo, en la Avenida del Cocó, junto al "Torrent d'Almedrá" y el Cami de Son Pelai. Lloseta es más que un pueblo para mí, ya ir a este bonito pueblo del Raiguer conocido por sus "Cardenals", el monumental Palacio de Ayamans, el Bar Bestard, la fabricación de zapatos de montaña, su teatro municipal y su tradición minera, es el pueblo de mis abuelos con quienes desde muy pequeño siempre he pasado buenos momentos allí con ellos. Precisamente, mis abuelos siempre me hablaban de la Ermita que había cerca de la "caseta" ahora con unos cuantos años más unido a mi interés por la Historia ha hecho que quiera dedicar un artículo para el blog de mi compañero José María Ibáñez a "L'Oratori del Cocó" y de paso, dedicarlo a también a la gente que me quiere.

Exterior Oratori del Cocó.
(Foto: Archivo José María Ibáñez)
El Oratori del Cocó fue construido en 1878 y es el lugar de peregrinación para todos los "Llosetins i Llosetines" pues guarda a la "Mare de Deu de Lloseta" por la que los lugareños sienten una gran devoción. El Oratorio en sí, fue construido en los terrenos de la Possesió de Son Ramón, dicha Possesió perteneció a los terrenos de Ayamans pero cuando ésta última fue dividida en el Siglo XVI aparecieron dos "Possesións" más que son: La mencionada Son Ramón y Son Pelai . (1).

La Possesió de Ayamans abarcaba mucho terreno y tras la Conquista de Mallorca en 1229 por el Rey Jaime I "El Conquistador", en el Repartiment le correspondió una alquería dentro del distrito de Canarrosa a la Vizcondesa de Bearn y a su hijo Gastón, después pasó a manos del primer señor de Lloseta y Ayamans: Don Arnau de Togores, Conde de Ayamans. Por otra parte, la toponimia del lugar nos indica que el topónimo de Son Pelai ya aparece en el Siglo XVII y que Pelayo era un nombre habitual en la familia. Mientras que por lo que respecta a Son Ramón, el topónimo aparece en el Siglo XVII, precisamente, el topónimo Ramón de Ayamans aparece documentado en el Siglo XVI y desde entonces el apellido Ramón es uno de los apellidos más frecuentes en Lloseta

Por otra parte, el primer propietario de la Possesió de Son Ramón se llamaba Bartomeu Ramón y que la citada Possesió  constaba de unas tierras y unas casas lejos de Ayamans; además, el topónimo quedó geografía local y la familia Ramón será la moradora de los terrenos durante 100 años. Sin embargo, en el Siglo XVIII Son Ramón pasa a manos del Doctor Jaume Fabregues, quien era secretario del Santo Oficio de Palma. Posteriormente, en el Siglo XIX, la familia Alcover, cuyos orígenes se sitúan en Soller pero que con el paso de los años se establecieron en Lloseta, el dueño de la Possesió se llamaba Joan Baptista Alcover Ordines quien era de Alaró, precisamente, Mateu Alcover, hijo de Joan Baptista Alcover Ordines fue quien en 1878 cedió unos terrenos para construir la Ermita.

La tradición de la aparición de la Virgen dice lo siguiente: "Un pastor musulmán hacia pastar las ovejas cerca del Torrent d'Almadrá, cuando una luz resplandeciente aparece en un lugar concreto, un Cocó, (2), entonces el pastor se dirige a contar la noticia a los habitantes de Ayamans, Loseta y Robines (3)  para que le acompañen para ver dicho fenómeno, entran en la cueva, mueven una losa y encuentran una imagen morena de la Virgen María. Como en Lloseta y en Ayamans no había una capilla. Entonces pensaron en llevar la imagen a la Iglesia de Rubines en solemne procesión y cerraron bien la iglesia. A la mañana siguiente, volvieron a la Iglesia para rezar a la Mare de Deu pero no la encontraron y la estuvieron buscando hasta que la encontraron en el mismo lugar donde la habían encontrado al principio. Los pastores vuelven a llevarla a Robines, la encierran nuevamente en la caja fuerte y al día siguiente la imagen desaparece pero allí deja una mano pero donde quiere ser venerada es en Lloseta. Por esto la imagen aparece nuevamente en los establos del Conde de  Ayamans D. Arnau de Togores". 

Interior Oratori del Cocó.
(Foto: Archivo José María Ibáñez).
Esta historia es la que cuenta la tradición que los abuelos van contando a sus nietos y que esta ha perdurado a lo largo de los tiempos. Lo curioso es que la imagen es morena y el hecho de que haya tantas "Vírgenes negras" es todo un misterio. Recordemos que la Mare de Deu de Lluc es negra, la de Montserrat, la Candelaria en Tenerife, la Virgen de Guadalupe, la Virgen de Regla en Chipiona, la de Toulouse y muchas otras... ¿Cuál es su origen? Un verdadero misterio.

Por último, el Oratorio del Cocó, se empezó a construir en 1877, siendo Obispo de Mallorca D. Mateu Jaume Garau natural de Llucmajor, y que en 1884 coronó a la Mare de Deu de Lluc de manera pontificia. La obra terminó en 1878, el 16 de abril del mismo año el Vicario Arbona envía una carta al Vicario General para pedir permiso para Bendecir el Oratorio que es concedido bajo la condición de que se realice siguiendo el rito de la bendición: "Benedicto Luci" (4) es decir, se podrá celebrar misa, bendecir las paredes y el altar. La fecha elegida no es otra que el día 24 de abril de 1878, es una fecha simbólica pues es la "Festivitat de la Mare de Deu del Cocó" , ese día cuentan las crónicas, que Lloseta se había convertido en un lugar de fiesta y veneración a la Mare de Deu, por la mañana se procedió a la bendición de la imagen ante los  representantes del Conde de Ayamans el egregio D. Pascual de Togores, se realizó una misa solemne y después de la Misa se realizó el traslado en procesión hasta el oratorio, una vez allí  los presentes cantaron la Salve

Como anécdota, contar que en toda Mallorca, los domingos posteriores al Domingo de Pascua se suele celebrar los "Pancaritats" pero en Lloseta no se celebra sino que se realiza la Romería del Cocó. Hoy en día ya no se celebra de esta forma, sino, que han suprimido la Misa Solemne en la Iglesia Parroquial por una misa concelebrada por los sacerdotes en la Ermita del Cocó donde se canta la Salve.  Para terminar, hay una vieja tradición que me transmitió mi abuelo que es la siguiente: "Cuando pasamos delante del Oratorio conviene rezar un Padrenuestro o un Ave María y santiguarnos, ya que dicen es una muestra de respeto hacia la Mare de Deu del Cocó a Lloseta."


NOTAS:
(1). Esta misma da el nombre del camino que lleva a la "Caseta" que era de mi abuelo.
(2). Un agujero natural abierto en la roca que se llena de agua cuando el torrente lleva agua.
(3). Binissalem.
(4). Bendición del lugar.

BIBLIOGRAFÍA:

CAPÓ VILLALONGA, JAUME. L'Oratori del Cocó de Lloseta. Ed. Graficas Miramar. 1981. Palma de Mallorca.