martes, 31 de diciembre de 2013

LA PROFANACIÓN DEL CONDE DE AIAMANS

Josep María Osma Bosch

Escudo de los condes de Aiamans
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Miquel LLuís de Togores i Salas, descendiente de los hermanos Arnau y Guillem Togores, que, a las órdenes de los Montcadas, participaron en la conquista feudal del rey Jaime I a Mayûrqa, y en premio a sus servicios en esa invasión, recibieron grandes extensiones de tierra. Miquel Lluís, con su propio peculio levantó una compañía de hombres sirviendo a rey Felipe IV en la expedición de Provenza, y dicho monarca, en premio por ello y por diversos actos heroicos que demostró en varias batallas, el 15 de octubre de 1634 le confirmaba el título de barón de Lloseta, que su familia ostentaba desde la conquista de Mallorca por parte de Jaume I desde el siglo XIII, con potestad de impartir justicia criminal de esa zona de la isla. El 11 del mes siguiente, le otorgaba el condado de Aiamans. En enero de 1635, el conde, organizó varias unidades con 2.000 mallorquines con una expedición a las islas francesas de Saina-Honorat y de Sainte-Marguerite, donde fue proclamado héroe. Pero también tuvo su crónica negra, y curiosamente, uno de estos episodios, el último de su vida, ocurrió poco antes de fallecer. Veamos...

Nuestro valeroso conde, tuvo una última acción bélica, y con permiso del Rey, se retiró a descansar en Ciutat. Sin duda alguna, una vez desembarcado del navío que lo había transportado a su tierra natal, tuvo conocimiento de que su esposa, Margalida Despuig, de veintidós años de edad, también de la rancia nobleza mallorquina, había abandonado el casal marital refugiándose en el convento de Santa Magdalena. A las 5:30 horas del día 15 de octubre de 1637, por el entorno del convento de esa casa santa, algo inusual estaba ocurriendo. Varios hombres armados hacían vigilancia por los alrededores del edificio de clausura, mientras nuestro protagonista, el conde de Aiamans, escalaba con la ayuda de una escalera de cuerda estrecha y seguido de varios hombres disfrazados una de las paredes exteriores del monasterio; y una vez dentro, para que las monjas que allí residían no dieran el toque de alarma con las campanas, quitaron sus correspondientes badajos. Seguidamente, tanto el de Aimans como sus secuaces, empezaron a abrir las puertas de todas las celdas y demás aposentos conventuales, hallando a las sorprendidas religiosas con sus camisones de noche, y sin hallar rastro alguno de Margalida, abandonaron el lugar.

Iglesia y convento de Santa Magdalena
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Al día siguiente, sin saber noticias del paradero de Miquel Lluís de Tugores i Salas, que se le puso una recompensa de 3.000 lliures malloquines por su captura, la Real Audiencia abrió investigaciones sobre lo sucedido y muchas fueron las personas que prestaron declaración; la lista sería extensa, pero me referiré a algunas de ellas. Margalida Mesquida, esposa del notario Joan Antoni Mesquida, que declaró que estando en duerme vela en su casa de la vecina calle de Nostra Senyora dels Angels, escuchó en esa madrugada con voceríos amenazadores de hombres que decían llevar armas de fuego y que entraban al cenobio con la intención de matar a la condesa, que fueron respondidos por las monjas pidiendo clemencia. Sor Magdalena Santiscle, clausurada en dicho convento desde hacía medio siglo, afirmó ante la justicia, la cual se personó en el lugar acompañada del obispo y autoridades civiles y militares, que vio entrar dentro del recinto sagrado a unos veinte hombres y uno de ellos, con la cara descubierta, reconociendo al conde de Aiamans, llevaba en sus manos un puñal y una linterna diciéndole: "Donau-me lo que es meu, que´s ma Muller" (Dadme lo que es mio, que es mi mujer), y si no se la entregaban "tornaría cada setmana fins que le hagen donat lo que ell buscaba" (volvería cada semana hasta que le dieran lo que él buscaba). Tras varias horas de búsqueda en vano, tanto él como sus amigos abandonaron el recinto.

Por otra parte, la propia Margalida Despuig declaró que llevaba ocho años casada con el conde, y desde hacia tres no estaban haciendo vida conyugal, y que de él recibía malos tratos e infidelidad en el matrimonio, habiendo incluso un hijo natural de trece años de edad, y que con licencia del obispo Juan de Santander, de la diócesis mallorquina, pudo entrar en asilo en el convento, y que en la noche del tumulto, se escondió, para no ser hallada por su colérico esposo, debajo de la cama de una monja que se hallaba enferma dentro de su celda.

Al conde de Aiamans no se le pudo detener, ya que, seguramente lo tenía previamente ideado en caso de que saliera mal su plan, huyó a Barcelona, donde halló el óbito, según las crónicas del suceso, de muerte natural, a partir de ese momento, se cerró el proceso judicial y se retiró la guardia armada que vigilaba el convento en prevención de un posible nuevo asalto.

El convento de Santa Magdalena, que visitamos en la Ruta II del día 21 de noviembre, en el siglo XIII fue un hospital, fundado por el obispo Guillem de Torruella a solicitud de Ponç Hug, conde de Empúries, uno de los señores feudales que acompañaron al rey Jaume I en 1229 en la invasión, saqueo y conquista de la Mayürqa almohade, y que falleció a causa de la peste siendo enterrado en ese mismo centro sanitario. Un siglo después, toman posesión del edificio las monjas de la Penitencia de Santa María Magdalena, las cuales lo transforman en estilo gótico; estas religiosas, en 1533 abrazaron la agustiniana pasando a denominarse Canonesas Regulares Lateranenses.
Hornacina con la imagen de Santa Magdalena
(Foto: Archivo de José María Ibáñez Gandía)

La fachada principal, que da a la plaza de Santa Magdalena, no contiene ninguna ornamentación artística. Su portal de acceso es adintelado y sobre el mismo presenta una hornacina de medio punto con una imagen en piedra de Santa Magdalena que en su mano derecha sostiene una copa (¿el Santo Grial?), y en la izquierda, como representación de su penitencia, un cráneo. En lo más alto hay dos torres de planta cuadrangular, entre ellas destacan las cuatro ventanas rectangulares. En el acceso lateral se puede observar un escudo de la Orden Agustina por un papel de obispo; justo a su derecha tiene la entrada el convento con un típico torno conventual de clausura.

El interior, trabajado en su mayoría con piedra de Santanyí, es de planta única de cruz latina con capillas laterales, cinco por lado. El retablo mayor, flanqueado por columnas corintias, es barroco con una imagen de la santa titular orando atribuida a Lluís Font i Martorell. En la parte del Evangelio (izquierda), se halla el panteón de Catalina Thomás (1531-1574), la payesa nacida en Valldemossa, beatificada en 1792 y canonizada en 1929; su cuerpo incorrupto descansa eternamente dentro de una urna obrada en cristal y plata, obra de Josep Bonnín y costeado por el cardenal Antoni Despuig i Dameto (1745-1813), prelado mallorquín cuyos restos mortales fueron trasladados en 1993 desde Lucca, en la Toscana italiana, y en la plaza frente al templo tiene una estatua realizada en bronce en el año 2005 por Damià Ramis Caubet. Debajo del coro hay dos frescos, uno a cada parte, representando a dos milagros de la santa mallorquina, son obra de Francesc Caimari i Rotger (1739-¿...?).


sábado, 28 de diciembre de 2013

LAS ÚLTIMAS VACACIONES DE DAGMAR SPRENGER Y WINFRIED BRAND

José María Ibáñez
Teodoro Toro Gómez

El asesinato y posterior mutilación del cadáver de Dagmar Sprenger es uno de los sucesos más espeluznantes y violentos ocurridos en Mallorca en  las últimas décadas. La joven alemana, cuyos restos fueron hallados en Ses Salines y Cala Blanca, murió supuestamente a manos de su amante, Winfried Brandt. Las investigaciones realizadas por la Guardia Civil consiguieron identificar el cuerpo descuartizado de la muchacha después de meses de intensas investigaciones con la comprobación y cotejo de restos humanos pertenecientes a la víctima, hallados en los dos puntos del litoral mallorquín. Sin embargo la autoría del crimen dejó muchos puntos oscuros puesto que, el principal sospechoso de llevarlo a cabo también aparecería muerto en las mismas fechas junto a la Torre de Ses Animes en el término de Banyalbufar. 

LOS HECHOS
Noticia publicada en el diario Última Hora
(Foto: Archivo Teodoro Toro Gómez)
La historia de este caso fue muy compleja desde el preciso instante en que aparecieron los primeros restos descuartizados de Dagmar Sprenger. Cronológicamente los hechos pudieron haberse desarrollado de la siguiente manera: A mediados del mes de enero de 1987, aparece un torso humano en la playa de los Estanques de Ses Salines. El día 12 del mes de mayo del mismo año, es hallado el cadáver de Winfried Brandt en los acantilados de la Torre de Ses Animes. El día 20 de enero de 1988, dos adolescentes hallan unos restos humanos en Cala Blanca, en el término de Andratx. Entre éstos restos se recupera una dentadura muy peculiar.

Quince días después del segundo hallazgo ya se sabe que el torso humano aparecido en Ses Salines y los restos de Cala Blanca pertenecen a la misma persona. En base a la dentadura hallada entre los últimos restos encontrados, se sospecha que se trata de una mujer de algún país de centro Europa -según señalaría la autopsia-, posiblemente de nacionalidad alemana.

A finales del mes de agosto del mismo año, los padres de Dagmar Sprenger se desplazan a Mallorca al enterarse que los investigadores policiales buscan incansablemente a personas desaparecidas misteriosamente durante las fechas en que tuvieron lugar los macabros hallazgos. Y que éstos, principalmente la dentadura, pudieran pertenecer a su hija de la que no habían vuelto a tener noticias desde la fecha de su viaje a Mallorca, y que concordaba con la aparición de los restos humanos.  

Se llevan a cabo numerosas diligencias en las que participan incluso personal del consulado alemán de Palma, así como un interprete que realiza gestiones en la ciudad de Berlín, donde residen los padres de Dagmar, y en la consulta de una conocida odontóloga, cuya paciente fue la joven asesinada, que facilitó radiografías, fotografías, fichas y otros informes que serían cotejados con los restos dentales hallados en Cala Blanca.

Los padres de Dagmar reconocieron la dentadura como perteneciente a su hija; informando a la vez que Dagmar había viajado a Mallorca en compañía de su novio Winfried Brandt, cuyo cadáver aparecería también en la misma costa mallorquina a varios kilómetros de distancia.

TIRANDO DE LOS HILOS
En el mes de septiembre la Guardia Civil detiene a una pareja de alemanes residentes en PagueraBeatrice Von Gersmershein y su amante Rugero Sassoli. En base a las declaraciones de la mujer todo apuntaba a que fue Winfried Brandt el que había asesinado a Dagmar, y que después éste se puso en contacto con un mafioso alemán de nombre Alfred Lheman, quién se habría desplazado a Paguera desde Berlín para ayudar a su amigo a descuartizar el cuerpo de la infortunada joven alemana, para, después, arrojar los restos introducidos en varias bolsas de plástico al mar. Este hecho, que es un breve resumen de lo que realmente pudo acontecer, está rodeado de misterios y contrastes que nunca fueron esclarecidos, ya que los protagonistas aparecieron muertos.

Una serie de preguntas quedaron sin contestación. ¿Donde fue descuartizada Dagmar? ¿Cuál fue el motivo concreto de su muerte? ¿Cómo y donde fueron arrojados sus restos? ¿Donde fueron a parar las pertenencias personales, joyas y dinero de los dos fallecidos? Todas estas preguntas jamás fueron aclaradas y solo existieron una serie de hipótesis a tenor del avance de las investigaciones. Las declaraciones efectuadas de forma voluntaria ante el juez de guardia por la súbdita alemana Beatrice Von Gersmershein, pusieron en marcha el engranaje.

Dagmar Sprenger y Winfried Brandt llegaron por primera vez a Mallorca  a finales del verano de 1986, escogiendo como localidad de residencia la localidad de Peguera hasta finales del mes de octubre. En diciembre de aquel mismo año los amantes regresaron a la isla residiendo, al principio, en un apartamento del edificio Ponent de Peguera. A los pocos días de su llegada ambos visitaron a su amiga Beatrice Von GersmersheinWinfried habló con ella, y después de informarle que habían tenido que salir de Berlín precipitadamente, "porque tenían problemas", le comentó que el apartamento donde residían les resultaba demasiado caro; pidiéndole que le prestara la llave de un apartamento ubicado en la calle Eucalipto, propiedad de una joven alemana que en aquellos momentos se encontraba en su país.

Beatrice así lo hizo, y la pareja se trasladó al nuevo apartamento. Desde aquel momento solo se contaba con el testimonio aportado por Beatrice ya que, desde entonces se pierde todo el rastro de los dos amantes alemanes. Según relata la amiga de la pareja, a primeras horas de la tarde del día 18 de enero, Beatrice encontró a Winfried solo en un bar de Peguera. Al preguntarle por Dagmar, éste contestó que la había matado aquella misma noche. Los motivos del asesinato se debieron a una discusión de los amantes, en mitad de la cual Dagmar dijo que tenía la intención de regresar a Berlín y contar a la policía todo lo que sabía sobre las relaciones de Winfried con el mundo del narcotráfico de cuya organización Brandt había recibido unos ciento setenta y cinco mil marcos alemanes (Brandt había huido de Berlín tratando de refugiarse en Mallorca con Dagmar).

Torre de Ses Animes
(Foto: panoramio.com)
Ante las amenazas de la muchacha Brandt decidió asesinarla. Horas más tarde se ponía en contacto con un compañero de fechorías y criminal a sueldo, Alfred Lheman, para que se desplazara a la isla y le ayudase a hacer desaparecer el cadáver de su joven amante. Una vez en la isla ambos se desplazaron a una gran superficie donde adquirieron herramientas, bolsas de basura y un mapa de la isla. Ya en el apartamento procedieron a descuartizar el cadáver de Dagmar  en la bañera, trasladaron sus restos a la costa y lo arrojaron al mar.

Esto puede ser en síntesis lo que realmente pudo haber ocurrido, sin embargo, nunca se llegó a recoger el más leve indicio de que en el apartamento de la calle Eucalipto de Peguera se hubiera llevado a cabo la mutilación del cuerpo de Dagmar. Tampoco se logró recuperar ningún tipo de prenda, objeto personal, dinero o joyas que necesariamente deberían estar en posesión de la pareja.

Los testimonios aportados por aquellos que conocieron o tuvieron algún tipo de relación con ambas víctimas, están repletos de contradicciones y la ley del silencio impuesto por el grupo en el que estaba integrada la pareja sigue siendo un misterio a pesar del tiempo transcurrido. La única realidad es que las dos muertes se produjeron en un escaso intervalo de horas o días a juzgar por los resultados de las autopsias. En el cadáver de Brandt tan solo fueron hallados 400 marcos alemanes, un paquete de cigarrillos marca Ducados  y unas gafas de sol. De entre los restos descuartizados de Dagmar solo fue recuperada una dentadura postiza con puente de platino y un trozo de pantalón negro sujeto a un zapato a medio tacón.

La muerte de ambos no ha quedado esclarecida en todos sus términos y, aquellos que pudieron aportar algún testimonio, decidieron permanecer en el más absoluto de los silencios.

FUENTES CONSULTADAS:
Archivo personal de Teodoro Toro Gómez
Diario Última Hora

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL SANTUARIO DE PORTALS VELLS

José María Ibáñez

Frente al mar, atravesando un camino entre las rocas encontramos el Santuari de la Mare de Dèu de Portals Vells; una cueva a la que se accede cruzando por uno de sus tres grandes portales. Históricamente se dice que la cueva es artificial, producto de las extracciones de piedras que se utilizaron para la construcción de la Catedral de Mallorca.

LEYENDA DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN
Cuevas de Portals Vells
(Foto: horrach.blogspot.com
Según la leyenda, en el siglo XV, unos navegantes genoveses se vieron sorprendidos en alta mar por un fuerte temporal. Ante el peligro inminente de morir ahogados, el capitán y su tripulación prometieron ante la imagen de la Virgen María que siempre viajaba con ellos, que si conseguían llegar sanos y salvos a tierra firme, le construirían en su honor una capilla en el lugar donde lograran desembarcar.

La tormenta cesó y lograron alcanzar la orilla en la zona de Portals Vells, y tallaron un altar donde, tal como habían prometido, depositaron la imagen de la Virgen. A finales del mismo siglo, gracias al trabajo desinteresado de un grupo de artesanos locales, un segundo altar fue incorporado a la cueva, y el oratorio se convierte en un importante lugar de culto; al principio para marineros y pescadores, pero pronto acaba siendo un importante lugar de peregrinación para los habitantes de la zona y sus alrededores.

Oratorio de Portals Nous
(Foto: olemallorca.com)
Tiempo después, la imagen es trasladada en distintas ocasiones a una capilla de la cercana localidad de Calviá, pero, como ha sucedido en otras tantas leyendas protagonizadas por distintas imágenes de vírgenes, cada vez que la sacaban de la cueva, misteriosamente, volvía a aparecer sobre el altar donde la habían depositado originalmente los marineros genoveses. Definitivamente, nos narra la historia, en 1866, la imagen es trasladada a la nueva iglesia parroquial edificada en la vecina localidad de Portals Nous; donde permanece en la actualidad.

¿ENCLAVE TEMPLARIO?
Pero no acaba aquí la historia de éste enigmático enclave. Para el investigador alemán Franjo Terhart (El Tesoro Templario), tanto el altar como la pila de agua bendita, excavados en la cueva le recuerdan "a la iglesia de los templarios de Saint Nectaire, en una cueva del macizo central. Pero quizá solo la redescubrieron y colocaron la estatua de la Virgen en el nicho, cuyas dimensiones coinciden exactamente con las que encontré en el templo subterráneo de Normandía".

El escritor teutón también se pregunta el motivo por el cual unos simples marinos genoveses grabaron en el interior de la cueva unos misteriosos símbolos, muy parecidos a los que él ha encontrado durante sus investigaciones en determinadas iglesias templarias.

Altar interior de la cueva
(Foto: horrach.blogspot.com)
Efectivamente, un Sol, una Luna, ruedas solares y una intrigante cabeza adornan la pared por encima del altar de la Virgen: "Todo el conjunto tiene un aspecto pagano, al menos herético. ¿Llevaron a cabo en este lugar sus iniciaciones secretas como por ejemplo, en otro lugar de la Bove des Chevaliers, en Normandía? ¿Y qué significado tuvo entonces el nicho sobre el que sobresale una cabeza labrada en piedra?

Respondiendo a las preguntas de Franjo Terhart. No sería de extrañar que los templarios utilizaran la cueva para sus rituales y reuniones secretas, algo que ya ocurrió en la Cova de Sant Martí (Alcudia, en la zona norte de Mallorca), de la que hablaremos largo y tendido en un próximo artículo.

Y en cuanto a la cabeza grabada en la parte superior del altar de la Virgen, podría tratarse de un Baphomet, la cabeza que aparece en muchos enclaves pertenecientes a la Orden de los Caballeros Templarios.

Un enigma más de nuestra historia.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

EL HISTÓRICO CASAL DE CA´N BERGA

Josep María Osma Bosch

Patio de Can Berga (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Can Berga, casal que de forma exterior visitamos en la pasada ruta cultural del día 12 de diciembre, cuenta con uno de los más espectaculares patios de Palma, y que se ubica en el número 12 de la plaza del Mercat, tiene su origen en la época de la dominación islámica; en esos tiempos, uno de los de más esplendor y riqueza de nuestra isla, su entrada principal, debido a las aguas poco profundas del torrente Exequin (Sa Riera) humedecían sus parámetros, tenía la entrada principal por la que hoy se conoce como calle de Ca´n Santacilia. En 1231 fue ocupado por las monjas agustinas de Santa Margalida, las cuales, casi cinco décadas después lo cambiaron a los frailes franciscanos por su cenobio que estaba situado a escasos metros de la antigua denominada Bàb al-Khâl, puerta de muralla de la Madina Mayûrqa por donde entraron las tropas feudales al mando del rey Jaime I al alba del 31 de diciembre de 1229.

Gabriel de Berga i Santacilia
(Foto: Archvio Josep María Osma Bosch)
En el año 1278 los seráficos, al trasladarse a otra sede conventual, la que poseen en nuestros días, es decir, en la plaza de Sant Francesc, vendieron el inmueble a Hug de Pax, cuyos descendientes lo habitaron hasta el 30 de septiembre de 1600, fecha cuando finó Pere de Pax que pasó a Joan Miquel de Santacilia i de Togores, esposo de Margalida de Pax i de Burgues, hija del fallecido, quien al dejar este mundo terrenal el 26 de mayo de 1611, se hizo cargo de su propiedad de Pere de Santacilia i Pax, quien al obitar en 1669, lo heredó su hija Elionor de Santacilia de Togores i de Montanyans, cónyuge de Gabriel de Berga i de Zanglada, la cual, ocho años después, al irse a la sepultura se lo entregó a su hijo Gabriel de Berga i de Santacilia, capitán de Caballería, muerto de un tiro en el pecho el 27 de septiembre de 1706, en plena Guerra de Sucesión (1701-1715), cerca de la actual Plaza de la Reina, defendiendo la causa de Felipe de Borbón contra los partidarios del Archiduque Carlos de Austria que habían desembarcado en Ciutat de Mallorca. Al día siguiente de su muerte, fue enterrado clandestinamente en la capilla de las Animas del Purgatorio de la iglesia conventual del Real Convento de Santo Domingo, curiosamente, durante muchos años, fueron expuestas en una de las ventanas de Ca´n Berga las botas que calzaba en el instante que el tiro de arcabuz terminó con su vida.

Gabriel de Berga i de Zaforteza, un personaje muy peculiar en la historia del casal por sus riquezas en el mismo, y que merece ser tratado en un artículo aparte, le proyectó una gran reforma, y para ello, contrató a Joan Pons, mestre picapedrer, y a Joan Rotger, mestre fuster, usando bastantes materiales de construcción, para ahorrar gastos, de otros inmuebles que poseían los Berga por toda la ciudad, lo transformaron del gótico al barroco. El escudo de armas que preside la entrada principal, es decir, cinco lunas menguantes de dos en dos y una al final de las mismas, que por cierto, está rematado por una corona marquesal, a pesar que no poseían los Berga ese título nobiliario, es obra de Joan Deyà. La fachada central presenta una balconada corrida, diseñada en 1754 por el arquitecto Juan Francisco Aragón, cuyo balaustre procede del convento de Sant Francesc de Paula, cenobio que desapareció con la tercera desamortización de Juan de Dios Álvarez de Mendizábal en 1835, y que se hallaba ubicado entre las actuales plaza de la Reina y calle Conqueridor.

Al fallecer Gabriel de Berga i de Berga el 28 de noviembre de 1756, al haber fallecido también sus dos hijos varones, sus bienes pasaron a Cecilia Zaforteza i de Berga, su prima y esposa de Francesc Sureda de Sant Martí, marqués de Vilafranca. Los Zaforteza,en varias ramas familiares, tuvieron el casal en pertenencia hasta el 12 de junio de 1942, cuando Raimundo Fernández Cuesta, a la sazón ministro de Justicia, firmaba, en nombre del Estado, el contrato de compra; previamente, también optaron para su adquisición la Diputación Provincial de Baleares y el Hotel Ritz de Barcelona. En 1965, el edificio, entonces destinado a juzgados y a la Audiencia Territorial, sufrió importantes reformas en su interior desvirtuándolo en mayor parte de su antigua distribución; hoy en día ocupa el Tribunal Superior de Justicia de Baleares.
Escudo de armas
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Durante algunos siglos nuestra isla estuvo, de forma cotidiana, en estado de guerra por las luchas internas de los clanes familiares de los Canamunt y de los Canavall. En el siglo XVIII, aunque se produjo la "paz", permítaseme el entrecomillado, entre esas facciones el 11 de octubre de 1632 en el claustro del convento de Sant Francesc de Ciutat, fue una centuria de lo más movida en esas luchas entre los linajes más poderosos de Mallorca. El 14 de junio de 1615, una partida de los Canavall asesinaron a tiros de arcabuz al caballero Arnau de Santacilia i de Pax cuando iba de camino a la possesió familiar de Alfabía  a Ciutat de Mallorca; su hermano, Pere de Santacilia i de Pax, se convirtió en líder de los canamunters, y en venganza por la muerte de su familiar directo, asesinó e hizo matar a muchos de sus adversarios.

En 1632, este personaje, habiendo huido de la isla debido a sus múltiples criminales acciones, y para conseguir el perdón regio, entra en la milicia. Dos años después, bajo su propio peculio, forma un contingente de hombres armados con los que combatirá al servicio del rey Felipe IV en las campañas bélicas englobadas en la Guerra de los Treinta Años: Mittelburg, Maguncia, Tarragona, Tortosa, Maó, frontera de Portugal... Por sus grandes servicios prestados a la Corona, y por su denuedo mostrado en su carrera de las armas, Pere de Santacilia i de Pax fue recompensado con los empleos militares de almirante, gobernador general de Dragones del Ejército y de la Caballería de Castilla la Vieja, ministro del Consejo Supremo de Guerra, gobernador de Menorca, y procurador del Reino de Mallorca, falleció el 19 de diciembre de 1699, siendo enterrado con el hábito de la Orden de Calatrava.

PERE DE SON GALL ¿EL PADRE DEL ACTUAL HELICÓPTERO?

María Esperanza Rigo

Mallorca 1895.

Llucmajor se está convirtiendo en una floreciente ciudad volcada en la industria del calzado. Se siguen trabajando los campos, fuente básica de alimentos e ingresos, pero pocas casas quedan ya en las que no exista un pequeño taller, en la que no habite un zapatero, y los viandantes ven acompañado su paso con el incesante repicar de los martillos clavando tachuelas; al tiempo, ya pasan de la docena de fábricas con más de cien operarios.
Pere Sastre Obrador "Pere de Son Gall"
(Foto: baleopolis.blogspot.com)

La vida comercial también bulle, pues la ciudad se ha llenado de locales de venta y reparación de maquinarias, herrerías... cualquier negocio relacionado con la industria del calzado es bien recibido en Llucmajor. En este ambiente, tan realista y poco dado a los sueños, en donde el trabajo era tan prioritario que no dejaba paso a la realización personal, vino al mundo Pere Sastre Obrador, más conocido como Pere de Son Gall, nombre de la finca en que vio la luz.

Pere nació ya con la obsesión de volar. Inteligente como pocos, su sed de conocimiento y su determinación le llevaron a invertir todo su tiempo y su escaso dinero en hacer realidad su sueño: inventar un aparato capaz de elevarse y descender verticalmente. Sin saberlo, Pere estaba creando el helicóptero.

Aunque sus padres habían predispuesto que fuera agricultor, Pere se matriculó por cuenta propia en el Instituto Popular Politécnico de Sevilla para hacerse perito agrícola por correspondencia, curso que consiguió acabar con unas calificaciones excelentes: un notable y nueve sobresalientes. Casi a diario se desplazaba hasta la ciudad de Palma para recibir clases particulares de aritmética, álgebra, geometría, dibujo, maquinaría, etc.

Devoraba sin descanso toda publicación relacionada con el mundo de la aeronáutica. llegó incluso a matricularse en una escuela de aviación valenciana, la Escuela Internacional Libre de Estudios Superiores, realizando el primer curso de piloto y superando sin problemas las cuatro asignaturas (álgebra, aritmética, trigonometría y topografía), si bien no se sabe a ciencia cierta si llegó a volar pese a que también se afilió a la Liga Aeronáutica de Catalunya, cuya sede para las clases prácticas se encontraba en el aeródromo de Josep Canudas, en el Prat de Llobregat. Así fue hasta 1927, año en que la precaria economía familiar le obligó a dejar los estudios y a convertirse en agricultor, tal y como habían previsto sus padres.
Cometagiroavión
(Foto: baleopolis.blogspot.com)

A pesar de todo, Pere ya contaba con los conocimientos suficientes para haber construido no solo un boceto, sino también un prototipo de artefacto que tenía en mente y que bautizó con el sonoro nombre de "Cometagiroavión". Con maderas, lonas, ruedas de bicicleta y estructuras de hierro (el aluminio aún no se conocía), Pere consiguió que su aparato se elevara más de un metro del suelo, altura que puede parecer ridícula pero debemos tener en cuenta que, unos años antes, el ingeniero Paul Comu, con mayores conocimientos y muchos más medios, logró que su prototipo se elevara apenar treinta centímetros. Los comentarios sobran.

Para ello Pere llegó a viajar hasta París para adquirir personalmente el motor de su ingenio: un Anzani, empresa que en su día proveyó a Blériot su travesía del Canal de la Mancha. Pagó por ello siete mil francos, equivalente a setecientos veinte euros de nuestros días. Para que nos hagamos una idea de la importante inversión que realizó, baste decir que un solar en el Arenal costaba por aquel entonces unos quince euros.

Consciente como era de que su aparato necesitaba muchas mejoras, lo cual se traducía en una mayor inversión que no estaba en posesión de realizar, Pere se decidió entonces a ponerse en contacto con alguna autoridades del país con el fin de conseguir financiación para su idea. La primera persona con la que contactó, allá por 1920, fue con Juan de la Cierva y Peñafiel, en aquel entonces Ministro de Guerra. De la Cierva declinó la oferta de Pere apelando a la Real Orden de 19/11/1897, según la cual no se admitían propuestas firmadas por autores sin carrera relacionada con la materia. Pero la historia no acabó aquí. Curiosamente ese mismo año el hijo del ministro Juan de la Cierva y Codorniu, patentó un aparato similar al que llamó "Autogiro". Llama poderosamente la atención que dicha patente se hizo con el prototipo sin acabar y, por tanto, sin haber sido probado, ya que de la Cierva no consiguió que su invento volase hasta el 17 de enero de 1923, tras más de veinte intentos fallidos y de treinta modelos diseñados. De Son Gall solo hizo uno.

A pesar de ello, Pere no desfalleció y siguió en su intento de conseguir fondos para llevar a cabo su proyecto, ofreciéndose incluso a aportar ideas para mejorar el invento de de la Cierva, de ahí que se conserven cartas suyas dirigidas a personajes como el general Weyler, el republicano Francesc Julià (en ese momento Presidente de la Diputación) y al Marqués de Zayas, presidente del Aeroclub de Baleares antes de que estallase la Guerra Civil. Todos ellos, de buenas maneras pero sin compasión alguna, le negaron ayuda a Pere, cerrándole así la puerta a cualquier tipo de subvención o ayuda. En toda su vida, el único apoyo incondicional que recibió Pere fue de Margarita Leclerc, escritora andaluza afincada en el Arenal quien, a través de las páginas del semanario que publicaba, el "Concepción Arenal", intentó dar a conocer al mundo la historia de este incansable luchador.

Dolido y desilusionado, Pere pasó los últimos años de su vida cultivando las tierras familiares y ofreciendo su invento como atracción, cobrando una peseta a las damas y cuatro pesetas a los caballeros que desearan verlo.

Falleció el 8 de diciembre de 1985 en el hospicio de su ciudad natal, tras donar la casa que había heredado de sus padres a las monjas a cambio de que lo cuidaran hasta su muerte pues no tenía más familiares, y así sucedió.

Sin decirlo abiertamente, siempre defendió la idea de que había muchos puntos en común con el invento de de la Cierva, tal vez demasiados, dejando así entrever un posible plagio, teoría además sostenida por los innumerables testigos que aseguraban haber visto al hijo del entonces ministro trabajando con bocetos firmados por "Son Gall".

La verdad de lo que sucedió quedó hace años ya enterrado junto a los protagonistas de esta crónica, y tal vez Pere de Son Gall no figurará en los libros como posible inventor del actual helicóptero, pero nadie podrá negar que su espíritu intrépido y emprendedor dejó en nosotros una profunda huella ya que, a fin de cuentas, personas como él, humildes, sencillas pero apasionadas, son las que consiguen los mayores logros.

Que nos sirva de ejemplo. Gràcies Pere. 




martes, 24 de diciembre de 2013

LA LEYENDA DE LA CAPILLA DE SAN CIRIACO

José María Ibáñez

Jaime I cedió todos los derechos de la conquista de Ibiza y Formentera a Guillém de Montgrí, arzobispo de Tarragona, y una vez conquistadas gestionarlas como feudatario suyo. A continuación el arzobispo de Tarragona se asoció con Nuño Sans, conde del Rosellón y con el infante Pedro de Portugal, firmando un acuerdo mediante el cual se repartirían ambas islas proporcionalmente al número de combatientes aportados por cada uno de ellos.

Por tanto, una vez conquistadas ambas islas y siguiendo las disposiciones pactadas con anterioridad, cada una de las islas quedó dividida en cuatro partes (cuarteradas); dos para el arzobispo de Tarragona, Guillém de Montgrí, que había aportado las mitad de los efectivos, una para el conde del Rosellón, Nuño Sans, por la aportación de un cuarto de los mismos y otra para el infante Pedro de Portugal, por la restante cuarta parte de los contingentes.


Capilla de San Ciriaco
(Foto: minube.com)
Sobre la conquista de Ibiza, el 8 de agosto de 1235, cuenta la leyenda que las tropas cristianas consiguieron introducirse en una ciudad inexpugnable; debido a sus altas murallas y a su emplazamiento estratégico, gracias a una disputa entre el jeque musulmán y su hermano por una de las favoritas del harén, provocando que éste último revelase la entrada secreta subterránea a las tropas invasoras.

La Capella de Sant Ciriac está situada en la calle del mismo nombre, una vía estrecha, empedrada y algo empinada, muy cerca del Convent de les Monges Tancades; un pequeño oratorio de devoción popular construida por el Ayuntamiento de Ibiza en 1754, en honor de San Ciriaco, patrono de la ciudad desde 1650, cuya festividad, el 8 de agosto, coincide con la celebración de la conquista cristiana de 1235.

Cada año con motivo de la festividad de Sant Ciriac, uno de los actos que se celebran consiste en la visita de las autoridades de la isla a la capilla; antes del acto institucional frente a la estatua yacente de Guillém de Montgrí, en la Plaza del Ayuntamiento.

Cuenta la tradición que aquel día del verano de 1235, el primer soldado cristiano que entró en Ibiza lo hizo a través de un pasadizo. El acceso al pasadizo subterráneo está bajo el altar de la Capilla de San Ciriaco.

Nos cuentan que no hace demasiado tiempo y con motivo de los trabajos de restauración que se efectuaron en la capilla; saneamiento del pavimento, raspado del óxido de la verja de entrada y limpieza del mobiliario, se colocó un cristal en sustitución de los azulejos que cubrían al acceso al túnel subterráneo, gracias al cual se puede visualizar la entrada del mismo.







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lunes, 23 de diciembre de 2013

EL ECCEHOMO, EL DIABLO Y UNA MONJA CARMELITA

Josep María Osma Bosch

Otro de los puntos que durante la pasada Ruta IV por las calles y plazas de la histórica y legendaria ciudad de Palma, denominada Ciutat de Mallorca,  Madîna Mayûrqa,  punto que fue, a igual de los restantes, seguido con mucho intereses a mis explicaciones a los asistentes a la misma,  veamos lo ocurrido a finales del siglo XVI o a principios del siguiente, en un poco transcurrido callejón “sine nomine” situado, según el Catastro del año 1576,  “entre las manzanas 164 y la 167, popularmente conocidas respectivamente como de “ Mossen Jordi Nuñiz de Sant Joan, Casa Armengol y Església de Sant Jaume, enlazando en la actualidad  la calle  “Àngels” con Sa Rambla”,  y cuyos actores del  extraordinario suceso fueron el Ecce Homo, es decir, la representación de Cristo con los atributos de su Pasión, Satanás, una monja carmelita y su sacerdote confesor.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Joana Borrás i Noguera, era una mujer que después de enviudar y perder a sus hijos, tomó la decisión de entrar en religión como terciaria carmelita y dedicar el resto de su vida a Nuestro Señor Jesucristo, su nuevo esposo. En su calidad de lega, Joana vivía fuera del convento, y lo hacía en una vivienda de la calle de la Portella, a escasos metros de la puerta de muralla del mismo nombre, propiedad del noble Nicolau Rossinyol.

Cada día a media tarde, la religiosa acudía a la desaparecida iglesia conventual de Nuestra Señora del Carmen ubicada en la Rambla, antiguo cauce del torrente de Sa Riera, con el fin de oír misa y someterse a confesión. Una de esas tardes, al cruzar por el lúgubre callejón antes citado, se le apareció Satanás y al mismo tiempo que le impedía proseguir su camino, le hizo ver sobre el terreno de la calleja el mar en tempestad e intentándola introducir en ella, haciendo que Joana quedase paralizada. En ese momento, se presento el Eccehomo y dirigiéndose a ella, le dijo: "Pasa adelanta, hija mía, y no temas; siempre estaré contigo". Acto seguido, tanto Cristo como el Diablo y la terrible visión marítima desaparecieron.

Una vez en el convento, la monja puso el hecho en conociminento de su confesor, el Padre Jaume Torrens, que ya sabía lo sucedido por una revelación celestial. Para dejar constancia del milagro, hizo construir en el callejón una hornacina con la imagen del Eccehomo, flanqueado por las dos jerarquías celestiales mallorquinas del momento, es decir, la Beata Catalina Thomás, cuyo cuerpo incorrupto se halla visible para la veneración pública, en la vecina iglesia conventual de Santa Magdalena, restos mortales que tuvimos ocasión de visitar en la Ruta II del día 21 de noviembre, y el Beato Ramón Llull, enterrado en la palmesana Basílica de Sant Francesc de Asís, monumental sepulcro con su estatua yacente que visitaremos en la próxima ruta. 

La "capelleta" primitiva fue sustituida a principios del siglo XX por la actual y es obra del pintor mallorquín Joan Bauza, siendo restaurada en el año 1944 a expensas entre el Ajuntament de Palma, una entidad bancaria y una asociación privada dedicada al estudio y conservación de nuestro patrimonio, podemos visitar, aunque elementos de la primitiva que han sido eliminados de la tela, como son las figuras de la Beata y de Llull, los cuales, según la declaración realizada por Joana Borrás i Noguera ante las autoridades eclesiásticas acompañaron, junto a varios ángeles, a Jesucristo durante la aparición.







jueves, 19 de diciembre de 2013

EL BELÉN DE "LA SANG"

Josep María Osma Bosch

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Cada año por estas fechas navideñas, una de las típicas ofertar culturales que ofrece Palma, es la tradicional visita a los belenes de diferente estilo, época y forma de construcción ubicados en varios puntos de la ciudad: Ajuntament, Fundació March, claustro de Sant Antoniet, e iglesias conventuales de Santa Magdalena, San Jerónimo, Santa Clara, Concepción, Carmelitas (Teresas), San Francisco, Capuchinos, Capuchinas... Pero, quizás, el más famoso de todas esas representaciones belenísticas, sin menospreciar a las citadas anteriormente, expuesto de forma fija todo el año, es el de la iglesia de la Anunciación, la del Hospital General, popularmente conocido como de "La Sang". Este belén considerado el más antiguo del Estado Español, fue declarado por el Consell Insular de Mallorca el 3 de marzo de 2003 Bien de Interés Cultural. Sepamos a continuación, como llegó a ser depositado en ese templo epicentrico devocional cristiano de nuestra isla.

Sobre el año 1536, un navío, cuyo flete principal eran figuras escultóricas de los siete misterios de la Madre de Dios, se halló en una gran tempestad que hacía peligrar la embarcación como sus tripulantes y carga a bordo. Domingo Gangonne, capitán del barco, prometió donar uno de los misterios, cualquiera que fuese elegido, donde se descubriera la primera luz de tierra firme en esa noche tenebrosa. Dio el azar que se avistase la lámpara ardiente de la hornacina de Nuestra Señora de las Nieves situada en el convento de Jesús (actual Hospital Psiquiátrico) a extramuros de Ciutat. Horas después, guayándose por esa luz, llegaron salvos a puerto.

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Una vez sabida la procedencia de la luz, Gangonne dio a elegir al prior del convento uno de los siete misterios marianos, escogiendo el seráfico el de Belén; pero arrepentido el capitán, le pidió que se llevase otro o ninguno. El fraile prefirió irse con las manos vacías. Una vez desembarcado el religioso, , el navío, con viento favorable para la navegación, intentó hacerse a la mar, pero tras dos intentos se quedó inmóvil. Gangonne comprendió que Dios quería que aquel grupo escultórico se quedase en la isla; y así fue, las figuras se depositaron en el convento de Jesús, a extramuros de la ciudad.

A principios del siglo XVII se fundó en la capilla que albergaba las figuras belenísticas la Cofradía de Nostra Senyora de Betlem, concediéndole el Papa Clemente VIII indulgencias y celebración en el día de la Epifanía del Señor, el 6 de enero, su festividad mayor organizando una procesión con niños ataviados de Reyes Magos.

(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
En el año 1836, el convento de Jesús, al igual que muchos cenobios mallorquines y del resto de España, fue exclaustrado por la Ley de Mendizábal, la cual, recordemos, solo permitía un centro religioso de cada orden en una misma localidad; el belén que tratamos, fue trasladado hasta su emplazamiento actual.

Para finalizar este artículo, quisiera dar una descripción de este conjunto monumental belenítico, pero prefiero que sean los mismos lectores de estas páginas que se acerquen a "La Sang", y admiren "in situ" esta joya escultórica de la Natividad del Señor, y como bien reza el refrán. "Vale más una imagen que mil palabras".

MOLTS D´ANYS PER A TOTS!!!

LA ENVENENADORA DE POLLENÇA

Teodoro Toro Gómez 
José María Ibáñez

Catalina Domingo Campins contaba 38 años de edad en el momento en que ocurrieron los hechos. Más conocida como "La Envenenadora de Pollença", fue acusada de provocar hace más de 45 años la muerte de cinco familiares, hijos incluidos, uno de ellos de tan solo dos años de edad. Esta trágica historia pudo esclarecerse gracias a una carta anónima remitida al juzgado en las que se hacía constar que varias de las víctimas habían estado al cuidado de Catalina. El veneno utilizado por la mujer fue una sustancia altamente tóxica adquirida en droguerías cercanas a su domicilio; que las víctimas ingirieron mezclada con leche de almendras u otras bebidas. Catalina Domingo fue condenada por la Audiencia Provincial de Palma en un juicio en el que el Ministerio Fiscal solicitaba de pena de muerte a treinta años de cárcel, al considerarla autora de los asesinatos. De las cinco muertes de las que presuntamente fue culpable, el Fiscal solo la acusó de la muerte de su tía Juana María Domingo. Solamente cumplió ocho años de prisión en Palma, Alcalá y Yeserías. La reducción de la pena impuesta fue debida a que se le concedieron tres indultos y dos reducciones especiales debido a su buen comportamiento.
Catalina Domingo Campins
(Foto: Archivo Teodoro Toro Gómez)

Catalina Domingo ocupa un lugar preferente en la Historia Negra de Mallorca, siendo tristemente conocida como "La Envenenadora de Pollença". Una carta anónima remitida a los Juzgados de Palma, donde constaba que las tres personas adultas fallecidas en extrañas circunstancias estaban al cuidado de Catalina, propició el inicio de las investigaciones por parte de la Policía, para comprobar la veracidad de lo expuesto en dicha misiva anónima.

DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS
El día 18 de septiembre de 1969, fallecía Juana María Domingo Bisquerra, madrina de Catalina, con la que convivía. El fallecimiento se produjo por un colapso debido a una gastroenteritis aguda. Días antes, la paciente había sufrido dolores intestinales, vómitos y diarreas, síntomas idénticos a los que se habían registrado en otros fallecimientos anteriores, entre ellos, el marido de Catalina, Pedro Coll Mestre y Luis Palmer Camps, esposo de Juana María, acaecidos los días 19 de enero y 5 de mayo de 1968 respectivamente. 

Ante la sospecha de un triple asesinato la autoridad judicial dispuso la exhumación de los cadáveres, la practica de las autopsias y la remisión de las vísceras al Instituto Anatómico Forense de Barcelona; a la búsqueda de algún vestigio de sustancias tóxicas. El dictamen final de dichos análisis indicaba que las muestras remitidas presentaban dosis elevadas de arsénico, por lo que se sospechó que las muertes fueron intencionadamente ocasionadas por una tercera persona. Los investigadores inspeccionaron las droguerías de Pollença; comprobando que en todas existían numerosos productos tóxicos en cuya fórmula química figuraba el arsénico sódico (para eliminar todo tipo de insectos) en cantidad suficiente para producir la muerte de una o varias personas.

Se da la circunstancia que las personas fallecidas habían sido atendidas por Catalina y en los tres casos, el cuadro clínico presentado por los fallecidos -vómitos, diarreas, fuertes dolores abdominales, deshidratación...) y otros síntomas, sin que los tratamientos clínicos aplicados dieran resultado, ya que todos ellos fallecieron aquejados de fuertes dolores abdominales. En el transcurso de las investigaciones los inspectores de la BIC (Brigada de Investigación Criminal) siguieron recibiendo otros anónimos, algunos de los cuales hacían referencia a las extrañas muertes de los dos hijos de corta edad y de la madre de ésta, Francisca Campins CerdáSe investigaron tales muertes conociéndose que el fallecimiento de ésta última se había producido por causa de "litiasis biliar", descartándose en este caso el parricidio debido a que padecía un cuadro clínico denominado "caminoma o metástasis abdominal". 

En cuanto a la muerte de sus hijos se dieron los siguientes resultados: Rafael Ángel Coll Domingo, de cuatro años de edad, la muerte le sobrevino a consecuencia de una "encefalitis"; pero se descubrieron circunstancias anómalas en un certificado expedido por el Hospital de Son Dureta donde había estado ingresado. El niño, antes de su muerte había presentado una "colitis aguda con diarreas, dolor abdominal difuso, fiebre de 38 grados, agitación y molestias en abdomen". A los cuatro días de haber sido dado de alta, volvió a ser ingresado presentando el mismo cuadro clínico agudizado, sufriendo además "parálisis respiratoria, vómitos y diarreas que le ocasionaron la muerte". En cuanto al fallecimiento de su hija, María Luisa Coll Domingo, de dos años de edad, acaecida en febrero de 1964, se apreció la misma sintomatología. Catalina Domingo al referirse a la muerte de sus hijos repetía constantemente que "éstos no podían vivir debido a que tenían el factor RH negativo".

VISTO PARA SENTENCIA
Los cargos que se presentaron contra ella fueron los del asesinato de su madrina Juana María Domingo; presunto parricidio de su marido Pedro Coll Mestre; supuesto asesinato de su tío Luis Palmer Camps y presunción de parricidio de sus hijos Rafael y María Luisa. Durante el tiempo en que se investigó su vida y su pasado Catalina contrajo segundas nupcias con un vecino de Pollença, con el que convivió después de salir de la cárcel. Fue una mujer de vida libertina y ejerció diversos trabajos: camarera de hotel, empleada de una pastelería, modista... Cometió distintos delitos contra la propiedad, sustrajo joyas e imputó a otras personas en delitos cometidos por ella misma, estando a punto de ceder a su hijo en adopción a una cuñada suya. Los motivos por los cuales se produjeron las muertes de los familiares de Catalina Domingo pudieron ser económicos para heredar los bienes de las víctimas, aunque este hecho nunca fue comprobado.
Hospital de Son Dureta
(Foto: pasajeros.es)

De las cinco muertes de las que presuntamente fue culpable, el Fiscal solo la acuso de la muerte de su tía Juana María Domingo. Solamente cumplió ocho años de cárcel en las penitenciarias de Palma, Alcalá y Yeserías. Las reducciones de la pena se debieron a tres indultos y dos reducciones especiales por su buen comportamiento.

EL QUE A HIERRO MATA A HIERRO MUERE
El día 28 de noviembre de 1986 el rotativo Última Hora se hacía eco de la siguiente noticia: "La envenenadora de Pollença muere en extrañas circunstancias. La policía investiga un posible envenenamiento (...) Catalina Domingo Campins, de 64 años de edad, calificada como la envenenadora de Pollença, falleció ayer en la Residencia Sanitaria de Son Dureta en extrañas circunstancias, especulándose con la posibilidad que su muerte podría ser causada, también, por un posible envenenamiento, aspecto que todavía no ha podido ser confirmado al no haberse realizado la autopsia del cadáver".

Después de su regreso a Mallorca, transcurridos ocho años en los distintos centros penitenciarios donde había permanecido recluida, la vida de Catalina fue muy dura. Sus vecinos, al principio, ni la saludaban, y tan solo tenía el consuelo de su segundo marido. La gente le daba la espalda y dudaba de su culpabilidad en los crímenes que presuntamente había cometido. Ella, a pesar de haberse declarado culpable en un principio, no cesaba de repetir que era inocente: "No temo a nada ni tengo por qué temer a nadie. La justicia no fue justa conmigo. Dios sabe que soy inocente. Él es justo y Él me juzgará".

Con la muerte de Catalina Domingo Campins (La Envenenadora de Pollença) queda archivado el expediente de uno de los casos más escalofriantes de las crónicas negras de Mallorca. Una serie de muertes de las que mucho se habló y mucho se escribió.

FUENTES CONSULTADAS:
*Archivo personal de Teodoro Toro Gómez
*Diario Última Hora
*Diario de Baleares
*Semanario El Caso


martes, 17 de diciembre de 2013

LA TUMBA DEL PILOTO ALEMÁN JOHANNES BOCHLER

María Esperanza Rigo

"Procura no salir de noche, y mucho menos acercarte al pequeño cementerio, pues si perturbas el sueño de los muertos corres el peligro de que caiga sobre ti una terrible maldición"

Isla de Cabrera
(Foto: clubdelamar.org)
Estas palabras, que es posible que más de uno recuerde pues fueron muchas las veces que se pronunciaron, solían escucharse en las frías noches de Cabrera, mucho antes de que se convirtiera en parque natural, en la pequeña cantina del puerto en la que pescadores y soldados se reunían a pasar el rato tras la cena y momentos antes del merecido descanso nocturno. "¿No escucháis ruidos extraños por la noche? -acostumbraban a preguntar los experimentados pescadores a los jóvenes soldados allí destinados- "Es el fantasma del aviador. Por las noches deambula por la isla, desesperado porque su cuerpo yace aquí, lejos de su patria; mortificado porque nunca recibirá el llanto, la compasión o la piedad de sus seres queridos, pues no hay nada peor para el alma humana que no sentir el calor de los suyos una vez traspasado el umbral de la muerte".

Probablemente muchos de esos jóvenes volvían a casa pensando que todo aquello no eran más que invenciones, "cuentos de vieja" que los pescadores relataban con el único ánimo de amenizar los escasos momentos de asueto de los que disponían pero ésta, como muchas otras, es la leyenda surgida a raíz de un hecho real, un hecho sucedido allá por el año 1944.

Avión Me-109 (Foto: zonamilitar.com.ar)
En el mes de abril, Johannes Bochler, piloto del III Reich combatiente de la Segunda Guerra Mundial, fue abatido cuando sobrevolaba nuestras aguas a bordo de su Me-109 por un caza de la RAF (Royal Air Force, fuerza aérea Británica). El cuerpo fue rescatado y sepultado en el pequeño cementerio que todavía hoy existe junto a las ruinas de una antigua fortificación de la citada isla, siendo él y el pescador conocido como "El Lluent", los únicos habitantes del minúsculo camposanto. Bochler fue enterrado en el más estricto anonimato, sin recibir jamás la visita de sus amigos o familiares pues ninguno de ellos tenía constancia de dónde podían descansar los restos de su ser querido. De ahí surgió la leyenda de que era tal el desconsuelo que sufría el alma del joven piloto que maldecía con correr su misma suerte a todo aquel que osara profanar su lugar de descanso, condenando al intruso a perecer en tierra extraña, alejado de su hogar y de los suyos.

Pero en 1982, casi cuarenta años después del terrible suceso, por fin el cuerpo de Johannes fue exhumado y, después de que el destacamento de Transmisiones destinado en Cabrera le rindiera honores militares, trasladado a su tierra natal, aquella que un día vio partir y que por fin le veía regresar. Sin embargo, como venía sucediendo desde hacía unos años, un ramo de flores seguía apareciendo misteriosamente en la tumba del soldado. El piloto británico que derribó a Bochler, conocedor de la historia (no se sabe a ciencia cierta si por la prensa o por propia investigación) y visitante asiduo de la isla de Mallorca, en un gesto de caballerosidad recorría cada año la escasa distancia que separa una isla de la otra para honrar al que un día, obligado por las circunstancias y arrepentido de aquella acción, quitó la vida.
Cementerio de Cabrera
(Foto: itinerarioshistoricos.diariodemallorca.es)

Dado que ahora ya el espíritu del aviador alemán no tenía motivos para hacer notar su dolor ni manifestar con su presencia toda la amarga soledad que le torturaba por saberse lejos de su hogar, todos pensaron no solo que la maldición habría desaparecido sino que el alma del joven piloto habría conseguido, ya por fin, el merecido descanso eterno.

No obstante, cuentan los pescadores que en las frías y solitarias noches cabrerencas siguen escuchándose, como sucedía antaño, los quejidos y lamentos del piloto y, de nuevo como en el pasado, siguen cuidándose de salir a horas intempestivas por temor a verse afectados por la maldición, pues dicen ahora los viejos del lugar que tras tantos años reposando en nuestras tierras, el espectro del joven tiene un vínculo con éstas, un vínculo que le obliga a permanecer junto a la que un día fue su tumba, un vínculo que le mantendrá eternamente unido a la isla de Cabrera.




lunes, 16 de diciembre de 2013

HISTORIA Y LEYENDA DEL "COMTE MAL"

Josep María Osma Bosch

El Galatzó, la montaña mágica, encantada y una con mucha carga de historias y leyendas de Mallorca, con una altitud de 1.026 metros, se halla situada entre los términos municipales de Estellencs, Puigpunyent y Calvía, en la zona occidental de la Serra de Tramuntana. En su cima, donde hoy en día se puede ver una señal geodésica y una pequeña cruz de hierro, cuenta una tradición, que antaño existía una mesa de piedra en la cual, puesta de tal forma que los senyors de las possessions que están a los pies de dicha montaña, es decir, Son Fortuny, Galatzó y Son Net, podían tertuliar sin salirse de sus propiedades. Es precisamente el predio del Galatzó donde transcurrió parte de la vida de Ramón Burgues-Zaforteza i Pax-Fuster i de Villalonga i Net, conocido como el "Comte Mal" (Conde Malo).
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Nació en Ciutat de Mallorca el 15 de agosto de 1627; su padre, Pere Ramón Burgues-Zaforteza i de Villalonga de Sala i Desclapés, casado en primera instancia con Violant Spanyol i de Sanamartí, y años después con Francesca Sureda, fue un ilustre militar que se vio recompensado por sus servicios al rey Felipe III con el cargo de Procurador Real y Virrey de Mallorca y de Cerdeña. Años después, Felipe IV le concedía el título, con carácter hereditario, de Conde de Santa María de Forniguera, territorio del Conflent que adquirió unos años antes, y el dominio directo y abono a su favor de diezmos y a la potestad de ejercer la jurisdicción civil y criminal de la villa mallorquina de Santa Margalida y tierras aledañas como los predios, que ya poseía herencialmente, de Hero, Alcúdia, Puigblanch, María, Tanca y Castellet, pero sólo empezar a ejercer sus nuevos derechos, ya empezaron las hostilidades con los lugareños, éstos se amparaban en las franquezas dadas por el rey Jaume I en 1246, en las cuales se dictaminaba que, los habitantes de las villas, únicamente estaban sujetas al Rey.

Al fallecer Pere Ramón en el 1639, su herencia fue en favor de nuestro biografiado; en ese testamento se incluían, además de las tierras antes citadas, las possessions (en mallorquín predios) de Galatzó, Son Pont y Son Roca en Puigpunyent, S´Estorell en Lloseta, Pou Nou en Manacor, Son Alcebit en Petra y el casal de Ca´n Formiguera en la calle de la Portella de Ciutat, lugar donde años más tarde hizo construir una torre de gran altura, pudiéndose ver hoy en día, y según la Voz Populi, la levantaron en una noche una cuadrilla de demonios, igual que un túnel debajo de su casal, cuyas finalidades eran poder ver y tener encuentros amorosos con Llucia Mulet, una monja del vecino convento de clausura de Santa Clara, de la cual estaba locamente enamorado.
Torre del Comte Mal
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Al poco de enviudar su madre, Dionisia Pax-Fuster, contrajo matrimonio con un primo suyo, Albert Fuster i Pax, un hombre que dejaría, al todavía niño Ramón, una huella negativa en sus días venideros, tomando las riendas de los negocios familiares hasta su mayoría de edad. Pasados algunos años, nuestro comte, seguía con los mismos pleitos que tenía su padre en vida, es decir, las pugnas con los moradores de sus tierras feudales de la comarca de la villa de Santa Margalida. Anecdóticamente, en esa localidad, durante sus fiestas patronales, desde no hace mucho, en el lugar destinado a las autoridades locales, se dejaba una silla y una mesa reservada para su señor feudal, quien, claro está, no hacía acto de presencia; sus descendientes, aunque no se acogían a ese privilegio hereditario, no lo renunciaron.

De las innumerables injusticias que se cuentan del Comte Mal, podemos citar, siendo la lista interminable, y quizás la más conocida y documentada de entre las muchas que se le imputan, la de 1644, cuando uno de los cabecillas de partidas de bandidos al servicio de los Canamunt,el temido y sanguinario conocido por David Profeta, es ajusticiado. Cabe recordar que en ese siglo XVII, tanto Ciutat de Mallorca como el resto de toda la isla, estaba en una guerra local entre los clanes  de los Canamunt y los Canavall; la Casa de Santa María de Formiguera pertenecía al primero. Días después, por venganza, es asesinado a tiros de arcabuz Baltasar Calafat, Procurador Real y Síndico de la Universitat de la villa de Santa Margalida, de esa muerte es imputado Ramón Burgues-Zaforteza y su inseparable y mal asesor padrastro. Por ese caso criminal, es juzgado en Madrid y condenado a pagar quinientos escudos y el destierro de la localidad margalidera. Pero él siguió cometiendo atropellos, sobre todo en los parajes de Galatzó, donde en su casa central se pueden ver huellas de su carácter despiadado, como una argolla para tener encadenadas a sus víctimas, las que después ajusticiaba en la cercana Font d´en Debades.
Escudo de armas del Comte Mal
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)

Pasado un tiempo, Ramón, queriendo redimir sus penas y salvar el honor de su linaje, levantó a su costa, varias compañías de hombres para servir al Rey en la campaña bélica de Catalunya. En 1645, tras obtener importantes éxitos en la contienda; siendo maese de campo en Girona, el monarca lo nombra Procurador Real de Mallorca, regresando a la isla, donde ejercería su cargo con notabilidad y pasando a ser respetado y profiado por los habitantes isleños.

Tomó matrimonio en dos ocasiones, primero con Francesca Sureda, y el otro con Ana María Núñez de Santjoan Quint de Verí i Vivot, de los cuales no tuvo descendencia, heredando todo su patrimonio y títulos nobiliarios la familia Desbrull y más tarde a los Ferrer de Sant Jordi, que los siguen ostentando en nuestros días actuales. Aunque su óbito físico se produjo el 25 de octubre de 1694, hay gente que asegura que en las largas noches invernales lo ven por sus tierras que poseyó en vida y por su casal de Can Formiguera a lomos de un caballo verde dejando una estela olorífica de azufre.