sábado, 24 de mayo de 2014

EL NACIMIENTO DE LA AVIACIÓN EN MALLORCA

Josep María Osma Bosch

En el año 1903, los hermanos Wilburg y Orville Wright, dueños de la  fábrica de bicicletas “ Wright Cyrcle Company”, iniciaron la página del libro de la Historia de la Aviación motorizada al hacer volar en la playa de Kitty Hawk, en Carolina del Norte ( EEUU) una maquina voladora tripulada más pesada que el aire, con un motor de 12 CV., en una distancia recorrida de 32 metros, con un tiempo de 12 segundos y a una altura de menos de un metro; horas más tarde, Wilburg, quien Era el encargado de pilotar el “Fyler”, nombre con el cual se bautizó al biplano, conseguiría hacerlo volar 200 metros en 56 segundos.

Por lo que respecta al origen de la aviación en Mallorca, la podemos datar el 28 de junio de 1910 cuando llegó al puerto de Palma el famoso aviador francés Lucien Mamet, quien había sido invitado, cobrando, a participar dentro de una “Semana Deportiva” realizando unos vuelos con su monoplano “Blériot IX”, con motor marca Anzani de 25 CV., de 8 metros de envergadura y de 7 de casco, el mismo avión con que Mamet, un año antes cruzó el Canal de La Mancha, entre Inglaterra y Francia. Sólo desembarcar al muelle y tras acondicionar su aparato volador, el francés realizó una pequeña prueba de demostración para la prensa y público en general que allí se había congregado muy de madrugada.


Mamet y su Blériot IX
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
A las seis de la tarde del día siguiente, según consta en las informaciones dadas por la prensa local, una gran multitud de gentío llegado en línea ferroviaria y en automóvil desde todos los puntos de la isla, se dieron cita en las inmediaciones del “Hipódromo Balear”, ubicado entonces en Son Macià, una “possesió” cercana al actual Pont d´Inca, predio propiedad de un hacendado fabricante de mantas. En ese coso de carreras de caballos, como se ha dicho anteriormente, se celebraba unas muestras deportivas dentro de la “Exposición de Productos de las Islas Baleares”, fue el lugar asignado para la función aérea que debía protagonizar Lucien Mamet con su “Blériot IX”.

Con una climatología y viento favorable y ante el innumerable número de personas que con ojos atónitos y con sus manos tapándose los pabellones auditivos debido al ensordecedor ruido producido por el motor de aquella extraña maquina voladora, Mamet se elevó al aire. Después de haber recorrido de 10 a 12 Km., en un tiempo de siete minutos, la aeronave, dispuesta a dar otra pasada, quizás por un despiste del piloto francés al saludar, casi a ras del suelo al público, se lío contra las ramas de un olivo, ocasionándole heridas de poca consideración, el cual, tras ser atendido en primeros auxilios, y ver mal dispuesto su aeroplano, prometió otro vuelo para el 17 de julio próximo, pero, por circunstancias desconocidas, esa muestra no pudo realizarse.

Tuvieron que transcurrir seis años, concretamente el 4 de julio de 1916, para que otro aeroplano surcara por segunda vez los cielos mallorquines; en esta nueva ocasión, fue el aviador cántabro Salvador Hedilla, un año antes de fallecer en un accidente de aviación, con un “Hedilla II-Rhône” de 80 CV. , realizó la gesta de ser el primero en cruzar el mar entre Barcelona y Palma en un tiempo de 2 horas y 8 minutos. Por esa proeza, Hedilla fue galardonado con la “Copa Mediterráneo”, donada por el entonces Ministerio de Fomento.

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