sábado, 22 de marzo de 2014

ALONSO RODRIGUEZ, EL SANTO PORTERO DE MONTESIÓN

Josep María Osma Bosch

Tercer hijo de Diego Rodríguez y de María Gómez de Alvarado, nació en Segovia en el año 1530 o en el 1531, recibiendo el bautismo en la parroquial iglesia de Santa Coloma de esa misma ciudad. Tenía Alonso trece años, cuando fue enviado a un colegio de Alcalá de Henares regentado por la Compañía de Jesús, orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola. Pero, al poco, debido al fallecimiento de su padre, tuvo que regresar a su ciudad natal para hacerse con las riendas del negocio familiar de tejidos.

Portal iglesia de Montesión
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
Alonso, hombre honesto y sincero, no había venido a este mundo para ser comerciante; además, en esa época, España estaba inmersa en una gran depresión económica, y el sector textil no era ninguna excepción. Mientras intentaba salvar su negocio, ayudado por su hermano y jurista Diego, en el 1557 contrae matrimonio con María Suárez o Juárez, hija de un hacendado ganadero; con ella tendría dos hijos y una hija. La desgracia se ciñó pronto en la familia, ya que al poco tiempo morirían un niño y la niña, y en el 1562, tras una larga y penosa enfermedad, su esposa.

Nuestro biografiado, al mismo tiempo que seguía con el negocio familiar, cuidaba del único hijo que le quedaba vivo y se refugiaba en la oración y lecturas. Tiempo después, tras traspasar la pañería, se trasladó a la casa materna e hizo confesión general con el jesuita P. Bautista Martínez.

Una noche, Alonso soñó que tenía en su cama a su hijo amortajado, al mes siguiente, el niño fallecería; madre, María obitaría, unas semanas después.

Transcurrido un tiempo de crisis espiritual, solicita la entrada en la Compañía de Jesús, pero se le deniega alegando su edad y minusvalía, era sordo. Ante este rechazo, Alonso cedió sus derechos patrimoniales a su familia, y a finales de 1568 se presentó en Valencia al P. Luis de Santander, rector del colegio jesuítico, antiguo confesor suyo y de Teresa de Jesús. El clérigo le animó a estudiar gramática y posteriormente iniciar los estudios eclesiásticos. Compagina sus libros pedagógicos con el trabajo de sirviente en una casa nobiliaria.

"El milagro de Bellver". Lienzo iglesia de
Sant Antoniet.
(Foto: Archivo Josep María Osma Bosch)
En el año 1571, después de haber permanecido un año en la ermita castellonense de San Miguel, tiene de nuevo otro rechazo de entrada en la Compañía, pero a pesar de las nuevas dificultades, en las que se tenía que añadir su minusvalía sensorial, padecía de sordera,  logra plaza en ella, siendo destinado, meses más tarde, como hermano coadjutor en el colegio de Montesión de nuestra ciudad, donde ejercería de portero y ayudante de sacerdotes hasta el día de su fallecimiento, ocurrido el 31 de octubre de 1617.

Un día, Alonso, acompañaba al P. Matías Borrasà, quien debía oficiar misa en la capilla de San Marcos, del castillo de Bellver, a la familia del castellano de la fortaleza. El segoviano, fatigado y rezagado de su compañero, sin dejar de orar a su rosario, se sentó unos minutos para descansar. Fue en ese momento, cuando se le apareció la Virgen María y con un lienzo le secó su rostro sudoroso. En esa parte del bosque de Bellver, donde tuvo lugar la aparición mariana, se erigió un pequeño monolito con un azulejo representando el portento. En el año 1885, a instancias de  Francisco de Cotoner, marqués de Ariany, se construyó la actual ermita.

El 9 de diciembre de 1632, Alonso fue proclamado copatrón del Reino de Mallorca. Fue  beatificado en el 1825 y canonizado en el 1888. Su festividad se celebra el 31 de octubre.

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