Josep María Osma Bosch
Cámara des Tudons (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
Ciutadella de Menorca, la urbe
fundada por los cartagineses en el siglo VII a.C. a la que dieron por nombre
Jamma, siendo más tarde, en 123 a. C, el Municipicium Flavium Iamontanum
romana, y rebautizad en el año 903 con la dominación árabe como Madîna Al-Jazeera,
y finalmente convertida en cristiana por la conquista en 1287 por los
aragoneses, y por supuesto, sus improntas dejadas durante sus épocas de
presencia británica y francesa, una ciudad donde en cada calle, en cada
esquina, en cada plaza, están cargadas de historias y de leyendas, y de
hermosos, históricos, románticos y legendarios lugares, y por supuesto, sin
olvidarme de sus afueras :los pórticos de Ses Voltes; el majestuoso Molí d´es
Comte; Es Born, con su casal neoclásico de los Torre Saura, y sa piràmide,
obelisco que recuerda un 9 de julio de 1588, cuando los ciutadellencs y
ciutadellenques, tras una resistencia infrahumana, sucumbieron al ataque de
piratas otomanos, para saber más de ese hecho trágico histórico, ver, este
Blog, mi artículo El saqueo de Ciutadella de Menorca del año 1558, publicado el martes, 8 de abril de este
presente año; la Catedral , empezada a
construir en el siglo XIII; los jardines del castillo de Sant Nicolau, donde se
halla la esfinge de medio cuerpo de David Glasgow Farragut (1801-1870), un
oriundo de esa ciudad que llegó a ser el primer almirante de la Armada Naval de
los Estados Unidos de América; sus fiestas de Sant Joan con sus jaleos de
caballerías acompañados con la indispensable pomada, es decir, el gin de la tierra
con limonada natural exprimida con sabrosos limones de la comarca; los llocs,
las casas payesas con sus barraques piramidales pétreas usadas antaño para
guardar el ganado y aperos del campo; su puerto, asemejado a un canal veneciano, con sus características rissagues,
o sea se, sus subidas y bajadas de mar y con los embates fuertes de los vientos
de Tramuntana y Mestral; las innumerables construcciones megalíticas, como la
Naveta d´es Tudons, y de la cual, si se me permite, acto seguido daré su descripción
como de una leyenda que, según dicen los nativos del lugar, allí tuvo lugar en
tiempos en que los gigantes habitaban nuestra isla hermana y que guardan
relación con la piedra que falta en la parte superior del frontal de ese
emblemático monumento.
Este monumento prehistórico, que
su nombre, naveta, nos hace recordar una nave invertida, es uno de los más de
un millar y medio esparcidos por el suelo menorquín, el mejor conservado, y
quizás el más visitado, está situado a cinco kilómetros de Ciutadella, a la
parte derecha de la carretera Me-1, en dirección a Maó. Es una construcción de
tipo funerario, cuya fábrica se realizó sin ningún tipo de material de
argamasa, con grandes bloques de piedras adosadas una a otra. En la
excavaciones practicadas en el año 1975, se hallaron los restos de un centenar de individuos con
un sinfín de ajuares compuestos por botones de hueso y cerámicos, joyas de
bronce, cerámica, catalogándose por el carbono -14 como una necrópolis colectiva,
utilizada entre 1200 y 750 a. C.; seguramente fue elegido como necrópolis de
los vecinos poblados talayóticos de Torretrencada y Torrellafuda. Sus medidas
son 13, 6 metros de longitud por 6, 4 de amplitud. Su acceso, hoy acotado por
una barrera, es por un pasillo adenelado con obertura hacía el oeste y con
ábside en la parte posterior. En el interior hay dos cámaras, una superpuesta a
la otra, entre las que hay bloques de losas adosadas.
Naveta des Tudons (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
Hace cientos de miles de años,
cuando Menorca estaba habitada por seres gigantes, dos de ellos, hermanos,
discutían, con sana competencia y hermandad, por ganarse el amor de una joven,
y la situación se agrava al no decantarse por ninguno ellos. Los dos gigantes
decidieron construir algo grandioso, y el ganador, el que terminara antes,
sería el que pasaría el resto de sus vidas con la muchacha, la cual asintió la
idea: uno de ellos edificaría, con grandes piedras una nave invertida, mientras
el otro excavaría un pozo acuífero. Pasaba el tiempo y las respectivas obras
iban progresando, hasta que un día, el encargado de edificar la naveta, feliz y
contento de sólo quedarle una piedra, la cual llevaba entre sus manos, para
finalizar su cometido, se acercó al pozo para transmitir a su hermano que él
era el ganador; pero, en ese preciso instante, el que estaba excavando el pozo,
exclamo: “mira, he hallado agua“. Ni que decir tiene que el constructor de la
naveta, lleno de ira, descargó el bloque pétreo sobre la cabeza de su hermano,
haciendo que cayese hasta el fondo del pozo, pozo que se conoce como excavado Pou de sa Barrina o de Ses
Angoixes, produciéndole la muerte
instantánea.
De la suerte que corrió posteriormente el agresor, hay dos
versiones: una cuenta que de él nunca más se supo; la otra, versión es que se suicidó. En cuanto a la joven, se dice que
murió de pena al saber la fatal desgracia. Ya sabemos el motivo por el cual a
este monumento funerario le falta un bloque de piedra, e invito a los
seguidores y seguidoras de este Blog, si en alguna ocasión lo visitan, intenten
hallarla, bien sea en ese pozo cercano o por sus alrededores, yo lo he hecho
cada vez que mis pies han pisado el lugar, pero hasta el momento la búsqueda ha
sido negativa.
La naveta, también llamada
navetiforme, tenía usos diferentes en Mallorca y Menorca. En Menorca, como hemos
visto, estos hipogeos eran de tipo funerario; además de la del Tudons, en esa
isla podemos hallar otras, aunque no tan bien conservadas y de menor tamaño,
como son la occidental y oriental de Biniac- L´Argentina (Alaior), Torralbet
(Ciutadella), las dos del predio de Rafal Rubí (Alaior), Son Mercer de Baix
(Ciutadella). En Mallorca se usaban para habitación, es decir, de vivienda, las
más conocidas, son el grupo de tres de Es Rafal (Palma), la llamada de Alemany
(Calvía), la de Closos de Can Gaià (Portocolom).
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