Josep María Osma Bosch
En el año 1903, los hermanos
Wilburg y Orville Wright, dueños de la
fábrica de bicicletas “ Wright Cyrcle Company”, iniciaron la página del
libro de la Historia de la Aviación motorizada al hacer volar en la playa de
Kitty Hawk, en Carolina del Norte ( EEUU) una maquina voladora tripulada más
pesada que el aire, con un motor de 12 CV., en una distancia recorrida de 32
metros, con un tiempo de 12 segundos y a una altura de menos de un metro; horas
más tarde, Wilburg, quien Era el encargado de pilotar el “Fyler”, nombre con
el cual se bautizó al biplano, conseguiría hacerlo volar 200 metros en 56
segundos.
Por lo que respecta al origen de
la aviación en Mallorca, la podemos datar el 28 de junio de 1910 cuando llegó
al puerto de Palma el famoso aviador francés Lucien Mamet, quien había sido
invitado, cobrando, a participar dentro de una “Semana Deportiva” realizando
unos vuelos con su monoplano “Blériot IX”, con motor marca Anzani de 25 CV., de
8 metros de envergadura y de 7 de casco, el mismo avión con que Mamet, un año
antes cruzó el Canal de La Mancha, entre Inglaterra y Francia. Sólo desembarcar
al muelle y tras acondicionar su aparato volador, el francés realizó una
pequeña prueba de demostración para la prensa y público en general que allí se
había congregado muy de madrugada.
Mamet y su Blériot IX (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
A las seis de la tarde del día
siguiente, según consta en las informaciones dadas por la prensa local, una
gran multitud de gentío llegado en línea ferroviaria y en automóvil desde todos
los puntos de la isla, se dieron cita en las inmediaciones del “Hipódromo
Balear”, ubicado entonces en Son Macià, una “possesió” cercana al actual Pont
d´Inca, predio propiedad de un hacendado fabricante de mantas. En ese coso de
carreras de caballos, como se ha dicho anteriormente, se celebraba unas
muestras deportivas dentro de la “Exposición de Productos de las Islas
Baleares”, fue el lugar asignado para la función aérea que debía protagonizar
Lucien Mamet con su “Blériot IX”.
Con una climatología y viento
favorable y ante el innumerable número de personas que con ojos atónitos y con
sus manos tapándose los pabellones auditivos debido al ensordecedor ruido
producido por el motor de aquella extraña maquina voladora, Mamet se elevó al
aire. Después de haber recorrido de 10 a 12 Km., en un tiempo de siete minutos,
la aeronave, dispuesta a dar otra pasada, quizás por un despiste del piloto
francés al saludar, casi a ras del suelo al público, se lío contra las ramas de
un olivo, ocasionándole heridas de poca consideración, el cual, tras ser
atendido en primeros auxilios, y ver mal dispuesto su aeroplano, prometió otro
vuelo para el 17 de julio próximo, pero, por circunstancias desconocidas, esa
muestra no pudo realizarse.
Tuvieron que transcurrir seis
años, concretamente el 4 de julio de 1916, para que otro aeroplano surcara por
segunda vez los cielos mallorquines; en esta nueva ocasión, fue el aviador
cántabro Salvador Hedilla, un año antes de fallecer en un accidente de
aviación, con un “Hedilla II-Rhône” de 80 CV. , realizó la gesta de ser el
primero en cruzar el mar entre Barcelona y Palma en un tiempo de 2 horas y 8
minutos. Por esa proeza, Hedilla fue galardonado con la “Copa Mediterráneo”,
donada por el entonces Ministerio de Fomento.
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