Josep María Osma Bosch
Hoy, día 7 de septiembre, Palma
de Mallorca homenajeará con una ofrenda floral y de frutos, a la Mare de Déu de
la Salut, nombrada patrona de nuestra ciudad en el año 1960, acto de devoción
popular que se celebra desde el primer año de la última década del siglo pasado
en la fachada de la iglesia parroquial de Sant Miquel.
Mare de Déu de la Salut. Portal Mayor de la iglesia. Obra de Pere de Santjoan en 1398. (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
La iglesia de Sant Miquel ocupa
el solar de una mezquita, en la cual, el
día 31 de diciembre de 1229, mientras
aún se combatía en las calles de Madîna Mayûrqa, se celebró la primera misa
después del asalto a la misma por las tropas cristianas a la ciudad almohade.
El templo religioso islámico fue consagrado al jerarca máximo de las milicias
celestiales, el arcángel Sant Miquel, conocido como el pesador de almas, de
quien las crónicas de la época dicen que se apareció de forma milagrosa durante
el asedio a la madîna arengando a las tropas mandadas por el rey Jaume I; otras
versiones suponen que el nombre de la iglesia se debe al confesor del rey, el
fraile dominico Miquel Fabra practicante de ese primer oficio religioso en una
urbe que dejaba de denominarse Madîna Mayûrqa pasando a ser Ciutat de
Mallorques.
El camarín donde se halla la Mare
de Déu de la Salut, construido entre los años 1646 y 1653, años en lo que
Mallorca, y en concreto la ciudad, padecía una epidemia de peste conocida como
Sa pesta d´en Boga, tema para un futuro artículo en este Blog, está dentro de
una capilla de forma cuadrada decorada en mármol policromado y cubierta por una
cúpula sobre varias pechinas. En el fondo de la misma, detrás del altar y a
través de una ventana abierta al retablo, se observa la talla mariana con el
Niño sostenido en su brazo izquierdo. Esa escultura, realiza en alabastro
blanco y de una altura de 0, 85m. es la
que se sabe por tradición, llevaba el rey Jaume I dentro de su camarote de la
galera real rumbo a la conquista de Mayûrqa y a la cual se encomendó,
prometiéndole que, si cesaba aquella
tempestad en el mar producida entre los días 9 y 10 de septiembre de 1229
y ganaba la isla para el mundo cristiano, erigiría una iglesia
para que fuera venerada; horas después la fuerte tormenta ya era historia.
Una
vez consolidada la conquista de Mayûrqa, el joven monarca aragonés cumplió su
promesa y ordenó edificar un templo sobre la mezquita mayor bajo la advocación
de la Virgen María, hoy en día es la catedral mallorquina. Aunque a decir
verdad, el propio rey aragonés en su Llibre dels Feits solamente nos dice que
se encomendó a María pero no hace
referencia a ninguna talla que hubiere en su estancia de a bordo de su nave
capitana: “E vos, Mare de Déu , que sots pont e pas dels pescadors, prec-vos
per les set alegries e per les set dolors que hagues del vostre car fill, que
us membre de mi en pregar al vostre car fill que ell m´estorça d´esta pena e
d´aquest perill en què jo só, e aquells qui van amb mi".
Estampa moderna de la Mare de Dèu de la Salut. (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
En los muros laterales de la capilla, hay dos
cuadros pictóricos de autoría anónima que recuerdan esos dos momentos
históricos, el de la donación de la Santa Imagen y la secuencia del temporal
marítimo que sufrió la armada naval invasora frente a las costas de Pollença, y
en uno de esos cuadros figura la siguiente leyenda: “Partinsa el Rey Don Jaume
de Mallorca per Aragó feu donasió de este Santa Figura, en esta parroquial
esgléia de Sant Miquel: en poder de Alexandro Jolit, notari de Barcelona lo any
1231: 2 anys de le conquista de este Reyna”.
No tardó mucho en atribuírsele a
la talla de La Mare de Déu infinidad de
curaciones y hechos milagrosos. Por esos motivos portentosos realizados por
Ella obrados, se le empezó a conocer como de La Salut fundándose una cofradía
en su honor. Años más tarde, el obispo
Tomàs de Rocamora bendijo una pequeña fuente situada al lado de Nostra Senyora,
existente hoy en día. El agua que de ella emana proviene de una cercana
cisterna y es creencia popular que contiene factores curativos para quién la
bebe.
Para no hacer demasiado extenso
este artículo, permítaseme narrar a líneas seguidas, uno de los muchos milagros
atribuidos a La Mare de Déu de la Salut. La plaza del Mercadal, situada en
el centro histórico de la ciudad de Palma de Mallorca, colinda con las calles
Ferreria, Pes de sa Farina, Esparteria, Llogenta y Travessa d´en Ballester. Su
actual nomenclatura ya era conocida en
la primera mitad del siglo XVIII y el vulgo la denominada como de Pes des
Carbó, ya que en este espacio público de pesaba, subastaba y se realizaba el
pesaje, venta y recaudación de los aranceles municipales que gravaban el
carbón, mineral de primera necesidad en aquellos tiempos.
Esta plaza, unos años antes de
recuperar su antigua denominación, estaba dedicada a Josep Miralles Sbert,
arzobispo-obispo de Mallorca desde el 13 de marzo de 1930 hasta el 22 de
noviembre de 1947. En esta plaza, hoy en día parcialmente porticada, a finales del
siglo XVII tuvo lugar un milagro de la Mare de Déu de la Salut; precisamente el
propio prelado Miralles Sbert nos narra lo sucedido en su ensayo Noticias de
Nuestra Señora de la Salud, relato que es recogido por Diego Zaforteza Mussoles
en las páginas 204-205 del tomo IV de su La Ciudad de Mallorca, ensayo
Histórico-Toponímico, editado por la Antigua Imprenta Soler de Palma en el año
1960. Veamos ese relato…
“A 14 del mes de octubre de 1648,
dice el citado opúsculo, Antoni, de edad de 14 anys, poch ó menos, estante
poant en lo pou del Mercadal, lo pes del poal y corda lo sen portaren y
llensaren dins lo pou. Lo minó casi sempre se espigué aferrat ab la corda, pero
may dexà de invocar a Nostra Senyora. Acudí la Verge ab prestesa de Mare puix
confessa lo miñó que pareix que una secreta virtud lo guarda. Y haguera
asegurat yo devot de la Verge y invocantia no se había de fer mal, abans se
trova sa y bo Damunt una roqueta y aferrat com pogue la corda, la gent y
vesindat que havia acudit a los crits y pensaven había mort, tirant de la corda
lo tragueren tot sense lesió que sos primers cuidats foren demanar la gerra,
com si aquella desgracia hagues passat per altre. Mare y fill han restats tan
devots de Nostra Santa Imatge que venen molts dies a donar gracies a la Verge
per tan gran benefici “.
Finalizo este artículo con un “goig” (gozo)
mallorquín dedicado a nuestra santa
patrona, orado por quienes le suplican sus favores divinos:
“ Del qui gemega en malaltia
sou esperança i fortitud
el nostre poble en Vós confia
Mare de Déu de la Salut “.
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