Josep María Osma Bosch
Ciutat de Mallorca, durante las
épocas del medievo y posteriores, estuvo inmersa en una verdadera guerra civil
interna protagonizada por clanes familiares que se disputaban la influencia
real, el poder económico, cargos públicos, eclesiásticos...
Estas luchas fratricidas que
durante varios siglos sembraron las calles de Ciutat, como el resto de la isla,
de cadáveres y de terror. Tuvieron como actores las clases nobiliarias,
arrastrando al resto de la población,
conocidas según el momento y lugar de residencia: Call-Almudaina;
Born-Almudaina; Armdadans-Espanyol; Canamunt-Canavall; Botifarres-Maulets;
Gorrions-Marells...
Ca´n Espanyol (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
Según nos relata Álvaro de
Campaner y Fuertes en su “Cronicón Mayoricense”, el 2 de febrero de 1489,
Ciutat de Mallorca celebraba el Carnaval, fiesta lúdica llamada entre nosotros
“els darrers dies”. Cuando el caballero Jaume Armadans, pasaba montado sobre su mula por la calle
donde se ubicaba el “casal “ de los San Martí y de los Espanyols, ubicada en la
parroquia de Santa Eulalia, una criada
de la casa, desde una de las ventanas, vertió sobre el Armadans una jarra de
agua, costumbre en esos días carnavaleros. Armadans y Espanyols llevaban ya
mucho tiempo enemistados, y aprovechaban cualquier circunstancia para montar
una de”San Quintín”, así que, ni corto ni perezoso, Jaume Armadans, penetró en
el inmueble, haciendo caso omiso a la señora aristócrata, persiguió a la criada
por pasillos e instancias hasta alcanzarla, dándole, sin piedad alguna, una
fuerte patada, tal como lo hubiera hecho su propio mulo que en la calle le
aguardaba.
Horas más tarde, Pere Espanyol,
al tener noticia del hecho, reunió un grupo de medio centenar de personas entre
familiares, amigos y criados, y personándose en el inmueble de Jaume Armadans,
en el número 9 de la actual calle Sans, quien, como eran altas horas de la
noche, se hallaba junto a su mujer durmiendo. Asaltaron la casa y dieron una
tal ingente paliza al matrimonio, que al creerlos muertos salieron por pies en polvorosa de la vivienda, y quiso
la casualidad, que al huir de ella, se toparon con un sobrino de los apalizados
y se ciñeron con él tal como lo habían hecho con sus parientes, dejándolo en
plena vía herido de muerte.
Ca´n Aramadans (Foto: Archivo Josep María Osma Bosch) |
Los autores materiales del suceso
fueron apresados y sometidos a arresto domiciliario, pero poco pudo hacer la
Justicia, ya que en cuestiones de la clase nobiliaria, tenía las manos atadas.
Dos de los imputados, Nicolau de Pachs y Pere de Sant Joan, para redimir su
castigo, tomaron parte en la guerra de Granada, último reducto árabe en la
península, campaña que mantenían los Reyes Católicos. Según las crónicas de la
época, los dos nobles mallorquines demostraron un gran valor, siendo armados
caballeros y obteniendo la amnistía regia a cambio de efectuar una paz con los
Armadans.
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